22 de septiembre de 1998

Orimulsión vs torre del terror

Esta semana la televisión reportó sobre un pequeño incidente en una de las atracciones de los parques de diversión de Florida (Tower of Terror) cuyas causas se están investigando. Algunos usuarios aparentemente sufrieron heridas menores, sin embargo, dudamos que esto reduzca el publico atraído por este tipo de recreación.

Imagínense la existencia en Venezuela de algunos dueños de parques de diversión que, molestos por la competencia de Florida y con el objetivo de formar un movimiento de apoyo, reclutan y seducen a un grupo de madres que todas sufren de ansiedad patológica. Imagínense a éste agresivo y vociferoso Grupo de Opinión exigir que las autoridades del Distrito Federal prohiban a los niños, viajar a los parques de la Florida.

Lo absurdo y pequeño del accidente, las protestas de Florida, las protestas de los niños todo haría imposible pensar que el Decreto de la Prohibición fuese aprobado.

No obstante si se nos permite suponer que: a.- existen otros parques tan buenos como los de la Florida "¡Mami, podemos ir a Disney en Francia!", b.- que a los administradores de los parques de la Florida no les importe mucho, "con menos visitantes trabajamos mas cómodos"; y c.- ni se solicita ni se recibe el apoyo de los ciudadanos de la Florida, entonces y de pronto, las posibilidades del Decreto no se ven tan remotas.

"Muchachos, aún cuando tengo familia en la Florida y les puede causar daño, como esto a nadie le importa, aprobemos la Prohibición, por lo menos así nos sacarnos estos locos gritones de encima".

De manera algo similar fué que el estado de Florida prohibió el uso de la Orimulsión. La Orimulsión que tanto significado tiene para Venezuela. Para una Venezuela que hoy necesita de cualquier ayuda que pueda recibir. Pero, para una Venezuela donde esto, aparentemente no le importa un comino. Para una Venezuela donde tomamos jugo de naranja de la Florida y leemos que de forma simultánea “las transferencias de divisas a Florida crecieron 400%.

Esta semana nos visita en Caracas una misión comercial proveniente de Florida. Su finalidad es la de vendernos productos y oportunidades de inversión. Ni un candidato o miembro del gobierno, ni una organización empresarial o sindical, ni un directivo, ejecutivo o empleado de PDVSA, ni un parlamentario, ni un universitario, nadie, probablemente nadie usará la ocasión para por lo menos indicar que estamos perjudicados y molestos por la decisión sobre la Orimulsión.

Nos debería dar vergüenza a todos. Si en Venezuela hubiese que elegir un dicho popular que fuese conocido y aplicado por todo nuestro pueblo, probablemente sería "el que no llora no mama". Aparentemente no lo usamos fuera de nuestras fronteras.

Durante largo tiempo he sostenido que uno de los principales problemas que tiene Venezuela para correctamente adaptar las políticas económicas de moda, tales como la de la apertura comercial, es que la gran mayoría de nuestros dirigentes económicos, del sector público y privado son conversos muy recientes. Como originalmente ellos mantenían otros puntos de vista y hoy les da pánico que alguien los reconozca en sus nuevas vestimentas, sostienen y aplican sus dogmas con el fervor que de vez en cuando podemos detectar en un nuevo rico, deseoso por el reconocimiento del "establishment" o en un creyente recientemente sometido a un llamado inspirador.

La verdad es que la globalización y la apertura comercial no disminuye en nada la necesidad de agruparse alrededor del concepto de nación para meditar y negociar las estrategias económicas convenientes para el país. Todo lo contrario. Antes con fronteras cerradas, con aranceles y prohibiciones de importación general, esto no importaba mucho. Hoy, con fronteras abiertas, es que de verdad necesitamos de inteligencia, voluntad y astucia, para evitar que el “mundo nos coma vivos”.

Yo no soy ni nunca he sido proteccionista. No obstante no me temblaría el pulso o la conciencia intelectual si al negociar por parte de Venezuela tuviese que recurrir un poco mas a la hipocresía. A esa hipocresía que todos los países aplican con maestría pero que Venezuela aparentemente considera de mal gusto.

Lo que si me resultaría difícil o casi imposible sería el de negociar a nombre de nuestro país sin poder, de forma concreta y como apoyo, hacer referencia a una voluntad, un clamor y una verdadera exigencia nacional. En otras palabras sin el apoyo de una buena y exportable lloradera colectiva. ¡Globalizemos el llantén!

Hablar de parques de diversiones me recordó una pagina completa que vi en un diario hace menos de una semana. En ella se describía un país que a diferencia del rojo deficitario sufrido por Venezuela era iluminado por un “azul; color del superávit”. Un país con recursos para generar microempresas (otorgados por “vías mas expeditas que los de Corpoindustria”) un país con recursos para cuidar el medio ambiente, desarrollar hospitales. Un país bello donde se “busca impulsar una nueva relación con la sociedad” estableciendo de manera espléndida “un motor de la inversión social, sin sustituir las responsabilidades de la comunidad y de ningún ente público y privado”.

En ése país, PDV-Land, y a juzgar por los “resultados”, deben haber perfeccionado el arte de la lloradera. ¿Como hace uno para conseguir una visa? ¡Todos necesitamos un curso en el CIED! ¡Así no habrá quien se atreva prohibir la Orimulsión!

Publicado en Economía Hoy el 22 de Septiembre de 1998

8 de septiembre de 1998

Del petróleo, la renta y la Constituyente

Absolutamente increíble, no hay antropólogo que lo pueda comprender. En un país tan dado a celebraciones de fiestas, nacionales, religiosas, paganas y otras no hay ni una, ni siquiera una fiestita parroquial, cuyo objeto sea el celebrar a lo que desde todo punto de vista es algo de lo mas importante para Venezuela, su petróleo.

Hace pocos meses la revista Debates del IESA publico un breve ensayo mío y donde con el fin de provocar un debate sugería la posibilidad de que todo la costumbre nacional de presentar al petróleo como algo malo y desagradable, llegando hasta un extremo de calificar de "excremento del diablo" a algo que en cualquier otra civilización sería considerado como un regalo de Dios, se deriva de una inteligente componenda para evitar que el país nacional sea mas severo en el momento de exigir una rendición de cuentas.

Mientras los ingresos petroleros sean "sucios" y además no han pasado por nuestros bolsillos (según dicen para no corrompernos) poca será la importancia que le damos a la función de supervisar el rendimiento producido por aquellos que gentilmente se han ofrecido para administrarlos en nombre nuestro.

Si en la misa dominical, el ingreso petrolero fuese merecedor de unas sencillas gracias. Si en la primaria se educase a los niños la necesidad de agradecer a Dios asumiendo correctamente la responsabilidad por estos ingresos. Si en el aeropuerto se vendiesen recuerdos alusivos al petróleo. Si al viajar a Florida desplegásemos con orgullo franelas que vendan los beneficios de la Orimulsión. Si de vez en cuando y junto con alguna doncella virtuosa sacrificásemos a algún Ministro de Energía y Minas para tratar de asegurar una temporada de buenos precios para el petróleo. Si todo lo anterior fuese realidad, entonces y como dicen por ahí: "¡otro gallo cantaría!".

Lo mas importante para desarrollar la solución de un problema es identificar con claridad los recursos con que se cuenta. En Venezuela parecería que esto no se aplica. Aquí colegas, planificadores sociales, notables y demás opinadores de buena intención, insisten en pregonar que el modelo de desarrollo óptimo para Venezuela debe tratar de ignorar la renta petrolera. Algo así como el suponer que dejemos el petróleo enterrado y acto seguido rezamos cien "ceteris paribus" para compensar el hecho de seguir explotándolo.

La renta petrolera sigue ahí y los esfuerzos de la apertura están dirigidos a incrementarla. En vista de esto expuse en mi artículo la tesis de que quizás el modelo que deba adoptar Venezuela es el del rentismo. Por supuesto no el del rentismo facilista y vagabundo sino el del rentismo responsable, el que obliga a la formación de un sólido carácter que de forma responsable asuma el manejo de la riqueza en pro de futuras generaciones.

Si uno fuese dueño de una empresa donde el gerente no sirve, fracasa y continuamente dilapida los recursos, el modelo rentista más sencillo indicaría de que antes de asegurar una verdadera reorganización de la empresa el dueño no debería aportar nuevos capitales ni permitir que el gerente siga endeudando a la empresa.

Consideren la falta que nos hace la sencilla sabiduría anterior para mejor poder enfrentar las actuales demandas de los expertos del FMI y de los políticos ávidos por recursos y que le recetan al país, en base a extraños modelos que creo mas de corte sadomasoquista que de corte macro económico, que se debe hacer caso omiso a la nefasta experiencia administrativa del Estado y seguir dándole mas y mas recursos al fisco.

Mucho se habla en la actualidad de una Constituyente. No soy experto pero si estoy seguro de que en algún lugar de esa Constituyente existe la necesidad de incluir lo relativo a como la Sociedad Civil pueda vigilar supervisar e influir en el manejo de su industria petrolera.

Cuando se redactó la anterior Constitución, el país si bien disfrutaba de ingresos derivados del petróleo, no estaba a cargo de la gestión de la industria. Hoy al presenciar programas de toda índole por parte de PDVSA y relacionadas, al contemplar como se llama a PDVSA a colaborar en la gestión gubernamental y al simplemente medir su significancia económica resulta claro de que existe un significativo poder, cuya actuación y forma de expresión puede que no se encuentre debidamente regulado.

Ni suficientemente regulado para asegurar que el Gobierno de turno no exprima a PDVSA los recursos necesarios que ésta necesite para asegurar su propio desarrollo y sobrevivencia. Ni suficientemente regulado para asegurar de que no se enquiste en ella una tecnocracia que implante una agenda propia a espaldas del país. Ni suficientemente regulada para asegurar que el Gobierno y la Petrocracia no se encompinchen contra el resto del país.

Al discutir sobre la separación de poderes, por ejemplo la del poder judicial, no nos olvidemos de la necesidad de también separar los poderes monetarios, PDVSA el generador de recursos y el FISCO el derrochador de estos. Una JUNTA PETROLERA NACIONAL realmente independiente y con miembros elegidos de por vida, funcionando tal como debería funcionar una real Corte Suprema de Justicia, pudiese ser una alternativa valida.

Publicado en Economía Hoy el 8 de Septiembre de 1998
PS. Perdón por hablarles en esa época de "la renta", cuando en realidad es "el capital" legado por la providencia la que nos estamos comiendo