27 de noviembre de 2008

Gobernadores… ¡descentralícense!

El domingo ganó la descentralización y nadie puede dudar que los recién electos gobernadores poseen mucha más legitimidad que un gobierno central que en todos los aspectos se ha venido a menos. A nivel local y apartando la inseguridad causada por el hampa desbordada, pocos asuntos parecen requerir soluciones tan urgentes como los problemas del tránsito causados por el exceso de vehículos privados y la falta de un buen transporte público. Buscar solucionar lo anterior, mientras la gasolina sea regalada, es ridículo; sería sencillamente un arar en el mar.
De igual manera, las recientes caídas en los precios del petróleo deben tener al gobierno central desesperado, ubicados como están entre la necesidad de aumentar los precios de la gasolina doméstica para disminuir los costos que esa política actualmente le causa, así como para tener más gasolina que vender en el exterior y la falta de la credibilidad necesaria para implementar tales aumentos. Para colmo de males, no hace mucho, el autoritario clasificó un aumento en el precio de la gasolina como un atentado en contra de la soberanía nacional.
En virtud de lo anterior me permito sugerirle a todos los gobernadores que al unísono le reclamen al gobierno central el aumentar el precio de la gasolina por ejemplo a 500 de los originales por litro, o sea a 50 cts. de los dizque bolívares fuertes, pero sujeto a que ese aumento sea íntegramente entregado a las gobernaciones con el fin de que procedan a ejecutar de inmediato un plan de transporte público que respete al usuario así como lograr el mantenimiento y la ampliación de las redes viales.
Lo anterior ayudaría además a eliminar ese vergonzoso robo de recursos públicos que se le hace a las clases más desposeídas del país cuando se vende la gasolina por debajo de su valor de mercado internacional. ¿Queremos gobernabilidad en nuestro país? Comencemos entonces por eliminar las peores fuentes de desgobierno.
Gobernadores electos, les pregunto: ¿Qué mejor manera para honrar la democracia que invertir vuestro muy efímero capital político en ayudar solucionar un problema existencial del país, al mismo tiempo que cumplen mejor con sus electores? Imagínense el final de su periodo y pregúntense si con los ingresos provenientes de un aumento de la gasolina, bien invertidos, tendrían mayores o menores posibilidades de reelección.
Si además deciden, todos juntos, crear una comisión de asesoría en materia de transporte y que alejada del desastroso autoritarismo central trabaje directamente para ustedes, mejor aún.
En lo personal no cesaré en mis esfuerzos por ayudar lograr la verdadera descentralización en Venezuela y la cual no es otra que la entrega de las resultas petroleras directamente a los ciudadanos, para que sean estos y no unos sabihondos burócratas que las siembren. No obstante, el acercar una parte de las resultas petroleras locales a los gobernadores y por ende a los ciudadanos, es un buen primer paso. En las bombas de gasolina, al pagar, nosotros sabríamos a quién exigir y los gobernadores tendrían su recordatorio sobre a quiénes se deben.
Noticiero Digital

20 de noviembre de 2008

Los impuestos a la gasolina

Mi primera obsesión petrolera, con lo cual me refiero a escribir por ejemplo unos 30 artículos sobre un mismo tema en menos de dos años, no tenía nada que ver con los vergonzosamente bajos precios de la gasolina en Venezuela, ni con el hecho de que las resultas petroleras son sembradas por los burócratas del Estado y no por los ciudadanos. El tema era el de los impuestos a la gasolina que cobraban los países consumidores, dizque por razones ambientales, pero cuyo importe con frecuencia subsidiaba otras fuentes de energía aún más sucias, como el carbón.

De hecho mi primer articulo en El Universal, en marzo de 1999, se tituló “La injusta distribución de la actual bonanza petrolera” a cuenta de que en las bombas de gasolina europeas la gasolina se vendía en un precio de petróleo que equivalía unos 150 dólares por barril pero de los cuales, a quienes sacrificaban un recurso natural no renovable, solo les quedaban unos 25 dólares.

Tales impuestos y que para principios de 2000 se ubicaban en Europa cerca de un 450% sobre el valor mercado de la gasolina, en Estados Unidos eran de entre un 10 y un 50%, dependiendo en que Estado se vendía. Tal diferencia significaba que el precio de la gasolina en Europa era el doble del precio en Estados Unidos y que el consumo per cápita en Estados Unidos era el doble del de Europa. En otras palabras, la principal fortaleza del mercado petrolero, antes de ser impactado por el crecimiento económico de China, India y otros, se fundamentaba en la fuerte demanda de Estados Unidos, la cual era sostenida por los bajos impuestos a la gasolina.

No hay manera de ocultar que el aumentar los impuestos a la gasolina le conviene mucho a Estados Unidos, tanto que si fuese yo el responsable esto sería lo primero que yo propondría. De hacerse se reduciría la demanda por petróleo con lo que tendría una mejor balanza comercial; tendría un menor déficit fiscal y dejaría una menor huella ambiental. Lo extraño es que tales aumentos no hayan ocurrido antes pero al ver como ni siquiera un defensor del ambiente como Al Gore se atrevió a mencionar las palabras "impuestos a la gasolina", nos damos cuenta de lo delicado de la materia. Algo así como aumentar el precio de la gasolina en Venezuela. La crisis lo está cambiando todo.

El domingo 16 de noviembre el Washington Post publicó un artículo titulado "Aumente el impuesto a la gasolina" en el cual se argumenta, entre otros, el "así lograr que en lugar de ir el dinero a países que guardan los intereses de Estados Unidos de la misma manera como lo podría hacer un traficante de drogas, los ingresos se queden aquí".

Un jeque de los Emiratos Árabes Unidos, hace unos años, le planteó la posibilidad a Inglaterra de regalarle el petróleo con tal de compartir, 50-50%, el precio al cual se vendía la gasolina en sus gasolineras ya que así obtendría más del doble por ella. Por los vientos que soplan, por lo menos hasta que se salga de lo más urgente de la crisis en camino, Venezuela podría quedar tentada en hacerle la misma oferta a su principal cliente.

Por cierto, la historia muestra que la principal razón de la formación de la OPEP fue defenderse contra la discriminación del petróleo implícita en los impuestos a la gasolina, por lo que se observa que la necesidad de una OPEP, gústenos o no, sigue estando muy vigente.

La crisis lo está cambiando todo. En Venezuela también habrá que aumentar mucho los precios de la gasolina. Qué lastima que no desarrollamos un buen transporte público antes, cuando teníamos con qué. Ahora… ¡A llorar al valle… sin tener como ir al valle!

El Universal
Noticiero Digital

17 de noviembre de 2008

Una felicitación y una sugerencia al Coronel Macario y a Carlos Sicilia

Felicito al Coronel Macario por un video que preparó sobre la base de un escrito que entiendo es de Carlos Sicilia y en el cual, ante las tristes y vergonzosas realidades del país, sostiene que para encontrar a los culpables de todo basta con que los venezolanos nos veamos cada quien en el espejo. http://www.youtube.com/watch?v=fgv9uwscWqA
El combo Sicilia/Macario tiene toda la razón pero antes de que le preguntes al espejo ¿y cómo soy? y el espejo, como espejo al fin, se le ocurra achacarlo todo a una mala e irreversible carga genética; de la que te sugiere que no hay nada que hacer; de la que te da una excusa perfecta para no hacer nada, permítame, como un venezolano que por pura carambolas logró intuir algo distinto, sugerirte otra respuesta.
Venezolano: "Tú has crecido en un país que teniendo petróleo debería objetivamente ser más rico que otros países que no tienen tal recurso. En este país las resultas de la liquidación de esa riqueza natural son entregadas todas al Estado, al cacique o al hacendado de turno, tu padre putativo, para que las siembre… y todo por cuanto así lo dictan las tradiciones ideadas e impuestas por otros padres putativos.
En tal sentido es lógico que siempre te veas como el hijo de un padre putativo ricachón y quien espera que su padre putativo, quedándose con las semillas, las siembre y coseche los frutos, para luego repartir el cacao entre todos sus hijos, de manera justa o, preferiblemente, si estás con suerte, con una injusticia que te pueda favorecer.
En tal sentido es lógico que te pelees con tus hermanos por el amor de tu padre putativo, no vaya tu padre putativo querer más a un hermano tuyo más que a ti. A veces, cuando le caes especialmente gracioso a tu padre putativo, como cuando te vistes del color que a él le agrada, de hecho te regala más cacao que a tus hermanos. En fin, venezolano, todo estaba servido para que te tornases en ese niño malcriado, incapaz y engreído que hoy eres… y eso no estaba en tus genes, eso está en el sistema social que te rodea. Ahora bien…qué difícil es salirte de ese sistema… a menos que uses la única puerta de salida que existe.
No te quejes, estás en buena compañía. Hasta los grandes profetas de tu tierra, como Arturo Uslar Pietri y Juan Pablo Pérez Alfonzo, en medio de todas sus discrepancias, jamás cuestionaron el hecho que tu padre putativo, fuese el sembrador, el cosechero y el repartidor de las resultas del petróleo. De seguro ellos eran igualmente hijos putativos entrampados.
Tú sabes, o por lo menos intuyes, que algo no funciona y en la búsqueda de una solución no has encontrado otra alternativa que la de buscarte otros padres putativos, entre todos aquellos quienes con el solo fin de ponerle la mano a tus semillas amorosamente prometen tratar mejor a sus hijos… "por igual", lo que en lenguaje de las promesas políticas tú, como el malcriado que eres, esperas que significa un trato para ti bastante mejor al de uno por igual.
Tus padres putativos de antes y los candidatos a serlo mañana, también te han convencido que estás incapacitado para asumir la responsabilidad de sembrar tus propias semillas por cuanto te falta educación. El argumento aun cuando suena lógico, aparte que tu padre putativo tampoco tiene mucha educación que se diga, se cae por sí solo al reflexionar sobre que siempre te insisten en que debes prepararte para un mañana donde no existan las resultas petroleras, pero que mientras, ni de broma, te quieren entregar tus semillas para que por lo menos puedas aprender a sembrar.
Amigo venezolano, hoy, cuando te veas en el espejo, permita que en quien más debes confiar te llame bruto, bruto y otra vez bruto… y luego busques la única puerta de salida de la que te conté… la de exigir que te entreguen tu cuota parte verdaderamente equitativa y por igual de las resultas petroleras, ya, de entrada… y para que así al fin te dejes de esas soberanas bobadas de necesitar de padres putativos.
El Universal

6 de noviembre de 2008

¡Independencia!

En mucho sentido hoy somos tan dependientes del cacique de turno que hemos elegido, como antes lo eran nuestros antecesores del Rey de España que algunos pocos por allá coronaron. Tanto el Rey, antes, como el cacique de turno, hoy, controlan el poder que surge de las riquezas naturales de nuestro país.
En tal sentido nosotros los ciudadanos venezolanos necesitamos iniciar una nueva guerra de independencia, la cual esta vez no puede tener otro objetivo que el hacer al petróleo verdaderamente nuestro, por primera vez.
Conseguir a los neo-independistas no es tarea fácil por cuanto si revisamos lo que debería ser una fuente natural de instintos de libertad, las universidades, observamos con horror que más bien parecen antros para la defensa de los poderes reinantes o aspirantes y en ellas ni siquiera se discute sobre quién debe ser el sembrador del petróleo, el ciudadano o el Estado.
Conseguir los medios de comunicación que quieran cooperar en divulgar nuestro mensaje tampoco parece ser tarea fácil por cuanto a la mayoría de los medios lo único que les parece interesar es o quedar bien con el cacique de turno o nominar su propio cacique, para así conseguir sus favorcillos.
Conseguir avivar el fuego independista no es fácil por cuanto la población no se ha dado cuenta de la magnitud del poder real que surge del solo manejo de las resultas petroleras y por lo que muchos de ellos se dan por bien servidos recibiendo sus migajas petroleras. Tal ignorancia resulta, entre otros, del truco que usan los apropiadores-indebidos, el de regalar la gasolina en el mercado local para que nadie se dé cuenta de lo que vale.
Ciudadanos venezolanos en rebeldía, pintemos las paredes con mensajes alusivos a cuanto significa haber liquidado para siempre el petróleo extraído durante los últimos cinco años, calculado a su valor real internacional, por cada uno de los venezolanos.
Ciudadanos venezolanos en rebeldía, entreguemos en cada gasolinera la información sobre cuánto el cacique de turno le regala a un propietario de vehículo cada vez que llena el tanque, comprando su conciencia, haciéndolo cómplice en el saqueo.
Ciudadanos venezolanos en rebeldía, pregúntenle a padres o hijos, maestros, colegas en el trabajo o simplemente a sus vecinos sobre quién debe sembrar el petróleo, el ciudadano o el Estado. Si les responden "el Estado" pregúntenles sobre el porqué ellos no se sienten capaces de hacerse responsables de sus propias resultas petroleras y prefieren entregárselas al cacique. ¿Puede un tan sumiso ser independiente?