23 de noviembre de 2006

Del ni-ni al sí-sí

La razón por la cual Rosales ganará el 3D es que se ha convertido en el candidato de los ni-ni, quienes hoy le dan un entusiasmado sí-sí. Lo anterior se debe mucho a "Mi Negra", esa propuesta de distribuir directamente y en efectivo el 20% del ingreso obtenido por la liquidación del petróleo a las 2.500.000 familias más pobres de nuestro país. 
Rosales no se limitó a ofrecer una puerta de salida, lo cual hubiese sido una oferta suficiente para aquéllos que hoy se conocen como la oposición, sino que, con "Mi Negra", dibujó una amplia, sólida y pacífica puerta de entrada al futuro, la que resulta especialmente atractiva para los ni-ni, justamente por lo espeluznante que esa opción le debe resultar a los políticos de siempre. 
Mi Negra, por cuanto acaba con el mito del ingreso petrolero para el Estado y revela la verdad de que los ingresos son de la nación y de sus ciudadanos, es una propuesta espeluznante para quienes cuando están en el gobierno prefieren ignorar que se deben a los ciudadanos y por el contrario aspiran a que los venezolanos nos debamos a ellos. 
Mi Negra, por cuanto evitará que quienes ocupan el poder se hagan de los recursos sin esforzarse, es una propuesta espeluznante para aquéllos que hasta la fecha no han tenido porqué ocuparse de sus electores. 
Mi Negra, por cuanto ayuda a dejar claro de quién son los recursos, es una propuesta espeluznante para quienes les encanta verse retratados en publicidades que pregonan su magnanimidad al "regalar sus obras" a los ciudadanos. 
Mi Negra, por cuanto incentiva directamente el interés de millones de venezolanos en el petróleo, es una propuesta espeluznante para aquéllos que buscan hacer negocios con nuestra industria petrolera, negociándola a oscuras. 
Mi Negra, por cuanto le abre a los venezolanos el abanico de opciones, es espeluznante para quienes quieren darnos unos cupones canjeables exclusivamente en su tienda. 
Mi Negra, por cuanto envía a los mercados internacionales el mensaje que el petróleo nuestro no es de los gobernantes de turno, es espeluznante para aquellos que están acostumbrados a endeudar al país a costa de las futuras generaciones. 
Mi Negra, por cuanto ayuda evitar la concentración de los recursos petroleros en pocas manos, es espeluznante para quienes han transformado en una maldición la bendición del petróleo. 
100 años llevan los políticos tratando de sembrar el petróleo en los estacionamientos asfaltados de Venezuela y para nada nos sirvió. El 3D, con Mi Negra, al fin la siembra la harán los ciudadanos.
El Universal

2 de noviembre de 2006

Hasta el último centavo

Encabezaba yo una delegación en Tanzania, que por lo menos se creía importante, cuando nos sentaron alrededor de unas modestas mesas para oír un reporte sobre el uso de una donación que por 7.614.873.60 TZS (aproximadamente 8.000 dólares) se le había entregado a un colegio muy humilde para su total refacción. 
El Maestro Principal, durante unos diez minutos que se nos hacían inmensamente largos por la letanía de las cifras, nos explicó con lujo de detalles cómo se usó el dinero, hasta el último centavo. Le dimos las gracias y nos fuimos. 
Al rato, reflexionando sobre lo que habíamos presenciado, me percate que más que una rendición de cuentas, el acto representaba un importante recordatorio para todos nosotros sobre que a la hora de aceptar la responsabilidad por una gestión, esto siempre debe basarse en el principio del "hasta el último centavo" y no puede, como es tan frecuente, redondearse a la ligera "hasta el último billón". Lamenté mucho no haberle agradecido más efusivamente al Maestro Principal su reporte. 
Digo todo esto por cuanto el programa de "La Negra" ofrecido por Manuel Rosales y que consiste en entregarle a las 2.500.000 familias más pobres una participación directa del 20% en los ingresos que obtenemos por la liquidación de nuestro petróleo, obligatoriamente crearía la necesidad de reportar hasta el último centavo del 100%, para así poder apartar el 20% prometido y entregarlos a aquellos para quienes, sin duda, hasta el último centavo cuenta. 
Como tampoco se le puede permitir al Estado compensar los ingresos que entrega con La Negra con un mayor endeudamiento público, lo que podría llevarnos hasta donde la soga se revienta, el programa también implica la necesidad de crear una entidad de fiscalización superior para que de manera autónoma, le reporte a la sociedad todo lo relativo a nuestro endeudamiento público, hasta el último centavo. 
Igualmente, con 2.500.000 familias directamente interesadas en los resultados de la actividad petrolera, también habrá que contemplar crear lo que siempre he solicitado, una oficina del tipo Ombudsman petrolero para que, en nombre de la sociedad, vigile todo lo que Pdvsa y el Ministerio de Energía se traigan entre manos y nos defienda, hasta el último centavo. 
Hay quienes acusan el programa "La Negra" de ser populista, pero la verdad es que de ejecutarse correctamente, transformaría las realidades político-económicas de nuestro país produciendo una moderna democracia participativa, por lo que todos tenemos un interés en el atrevernos ahora y en el vigilar después.

12 de octubre de 2006

“La Negra”, pica y se extiende

Existe algo que se conoce como la Iniciativa de Transparencia para la Industria Extractiva (EITI por sus siglas en inglés). Es una coalición de gobiernos, sociedad civil, empresas y organizaciones como el Banco Mundial, que promueve la transparencia y la rendición de cuentas respecto de los ingresos provenientes de la explotación de los recursos naturales, todo con el propósito de ayudar al desarrollo sostenible y a la reducción de la pobreza. Este mes, en Noruega, EITI sostendrá su tercera plenaria y ya hay como 20 países que apoyan e implementan sus programas. En nuestro continente están afiliados Trinidad y Tobago, Perú y Bolivia. 
Las razones por las cuales los ingresos del petróleo y otros similares con frecuencia no logran traducirse en beneficios para sus países, “la maldición de recursos”, son muchas, pero una de ellas es obviamente el que los ciudadanos nunca están debidamente informados, sospechamos que adrede. Por ejemplo hoy, en pleno Siglo XXI, con todas las tecnologías de información a nuestra disposición, cuando podríamos y deberíamos conocer a instante todos los resultados de “nuestra” industria petrolera, la información que se nos entrega es tan pobre que da vergüenza. Como ningún gobierno tiene derecho de exigirnos actos de fe sobre el estado real de nuestra industria petrolera, los principios que defiende EITI son de interés vital para nosotros. 
Pues resulta entonces que “La Negra” propuesta por Manuel Rosales, aparte de que por fin alguien demuestra tener confianza en el venezolano a pie; que por fin se le da un sentido concreto a lo de la democracia participativa; que por fin se comienza a reducir esa concentración de recursos en las pocas manos del gobierno que tanto mal nos ha causado; también nos sorprende muy gratamente aceptando el espíritu de EITI, por cuanto una promesa de entregar el 20% del ingreso neto del petróleo, por necesidad implica ser muy transparente con respecto a cual es el 100% de ese ingreso. 
Hay quienes andan acusando “La Negra” de ser populista. Por Dios, si populismo es creer en la capacidad de nuestros compatriotas, pues que viva el populismo. Lo que si rogamos es que “La Negra” sea bien popular y que genere los votos que se merece, para que nos ayude desterrar por siempre ese argumento de que los “venezolanos solo se lo beberían en ron” que tanto han usado nuestros gobernantes, para bebérselos ellos en champaña.
El Universal

21 de septiembre de 2006

Nuestra Negra

El día en que los 26 millones de venezolanos llevemos Nuestra Negra en la cartera, ese día habremos al fin logrado nacionalizar de verdad nuestra industria petrolera, anclándola firmemente en nuestros corazones, con esa ancla de anclas que es el bolsillo. Ese día PDVSA tendrá el blindaje necesario para que nadie pueda manosearla de una manera que atente contra nuestros intereses. Ese día quizás lograremos oír en alguna iglesia nuestra unas Gracias al Señor por el petróleo. Ese día quizás hasta se nos ocurra celebrar en nuestro país petrolero, el día del petróleo. 
El día en que los 26 millones de venezolanos llevemos Nuestra Negra en la cartera, ese día podremos distribuir el ingreso petrolero de manera transparente, evitándonos la necesidad de tener que pasar por el peaje de las reverencias o de las bajadas de mula, que hasta la fecha se nos han impuesto. Ese día podremos al fin construir la democracia participativa que todos queremos, Ese día tendremos al fin una la posibilidad real de liberarnos de los efectos más perniciosos que produce, lo que en el mundo se conoce como la maldición de los recursos. 
El día en que los 26 millones de venezolanos llevemos Nuestra Negra en la cartera, ese día no habrá problema alguno en colocarle a la gasolina que vendemos en nuestro país, el precio que refleje su verdadero valor y así evitarnos esa nefasta y vergonzante política pública; que nos tiene como una fábrica de cerveza, que paga sus dividendos a sus accionistas con cerveza, para que la tomen quienes les gusta la cerveza y con el agravante de que, en nuestro caso, ni siquiera somos productores, sino simplemente unos extractores de un recurso no renovable. 
Yo no conozco cual fue la intención inicial de Nuestra Negra y no me importa. Lo que si sé es que cuando algo tan bueno aparece, todos tenemos el deber de hacer lo mejor de la oportunidad, antes de que quienes temerosos de su potencial revolucionario o quienes molestos con que les pueda hacer perder su negocio de siempre, la hagan desaparecer. Amigos, el 3D, asegurémonos que nos entreguen Nuestra Negra ya, que ella representa nuestra mejor posibilidad de lograr reunirnos todos de nuevo, en un solo país. 
Yo ya cargo mi cartoncito negro en la cartera y les sugiero que hagan lo mismo… se siente bien. Por supuesto, en su debido momento debemos pedirles propuestas de diseños a nuestros artistas plásticos ya que como entenderán Nuestra Negra será un nuevo símbolo patrio.

24 de agosto de 2006

De un accionista de PDVSA a otro


Jamás he trabajado ni en la vieja ni en la nueva Pdvsa, pero justo por ser uno de esos accionistas minoritarios ignorados, que somos todos los venezolanos, creo saber más lo que nos conviene con respecto a nuestro petróleo que toda esa cuerda de políticos que sólo buscan distribuir las ganancias a su conveniencia, o las gerencias, cuya prioridad son sus condiciones de trabajo. No perdono la revolucracia actual, que supongo deben estar haciendo tales horrores que ni se dejan ver, como tampoco enmudecí en bobalicona admiración ante la meritocracia anterior. Amigos accionistas, he aquí lo que pienso.

Sin una OPEP, jamás podríamos recibir por nuestro petróleo agotable y no renovable un precio superior al del costo marginal de extraerlo y transportarlo a nivel mundial, destino triste de todos los demás productores de materia primas, por lo que soy un fiel defensor del concepto OPEP. Quien le juegue quiquirigüiqui a la OPEP... ¡Fuera!

Estar en la OPEP, obliga a poder controlar la producción, por lo que la exploración, la producción y la refinación básica deben estar 100% en manos de empresas del Estado. Una empresa del Estado es generalmente menos eficiente que una privada, pero como a nosotros lo que nos interesa es el resultado final del negocio, tendremos que convivir con ello y ser vigilantes.

Todas las empresas, tanto estatales como privadas, pueden caer en la tentación de crecer por crecer y diluir en actividades no competitivas lo que ya debería formar parte de nuestro dividendo. En este sentido, hay que prohibirle a Pdvsa cualquier actividad distinta a las más básicas. Por ejemplo la distribución de gasolina en Venezuela y en el exterior y las actividades sociales propias del gobierno... ¡Fuera!

Dividendos. Después de apartar los recursos para que Pdvsa pueda acometer sus inversiones, sin necesidad de endeudarse, el remanente se debe entregar directamente a nosotros, los accionistas. Eso de seguir entregándoles el ingreso por la liquidación de nuestro petróleo a unos políticos para luego tener que hacerles las mil y una reverencias... ¡Fuera!

Amigos, estamos hartos de oír a los políticos prometer una mejor distribución de la riqueza petrolera, como si acaso fuese de ellos, cuando lo que les toca es simplemente entregarnos nuestros cheques. Si necesitan ingresos, pues que cobren sus impuestos. Un país se construye haciendo al ciudadano responsable, no declarándolo irresponsable.


13 de julio de 2006

¡Ni con una laptop!

Nacieron en una tierra bendita, que tiene de todo para apoyarlos en la búsqueda de su futuro, pero lo que les entregan son unos rifles Kalashnikow, que generalmente sólo sirven para destruir sus propios sueños y defender las vagabunderías de otros. El que algunos de ellos pudiesen haber sentido algún entusiasmo por recibir un rifle sólo puede explicarse desde la perspectiva de una bajísima autoestima o de un profundo sentido de desesperación. Sea lo que sea, para rescatar a los que siguen siendo tan jóvenes venezolanos como los demás y evitar que otros caigan en lo mismo, la sociedad necesita ofrecerles algo mucho mejor. Aun cuando una laptop sea mil veces mas poderosa que un rifle, ni con regalar millones de esas nos alcanza.
En tal sentido, y aun cuando faltará hacer aún mucho más, sugiero que para comenzar les ofrezcamos las dos siguientes reformas, tan vitales para que nuestros jóvenes puedan llegar a donde pueden, deben, quieren y merecen.
I. El problema-dilema-maldición de nuestro país petrolero se resume en que cuando nuestros ingresos petroleros son bajos y no tenemos los recursos para poder hacer mucho, entonces nuestros gobernantes son humildes y nos oyen, pero cuando los ingresos son altos y nos permitirían dar un verdadero salto hacia adelante, pues entonces nuestros gobernantes se convierten en unos insoportables y arrogantes sabelotodos. Nuestra única posibilidad de lograr escapar de esta trampa-jaula institucional es la de cortar el vínculo directo entre el petróleo y el bolsillo de los políticos, asegurando que la mayor parte del producto petrolero vaya directa y equitativamente a los ciudadanos, para que luego el Seniat haga el trabajo a cuenta de quienes deben convencernos que el Estado merece nuestra contribución fiscal.
II. Hoy, el país puede recibir por cada litro de gasolina 1.380 bolívares en el exterior, por lo que al venderlo localmente en 80, estamos transfiriendo 1.300 bolívares por litro del que tiene o usa carro al que no, lo cual es sencillamente incompatible con el buen gobernar de cualquier país con voluntad de futuro. Corregir lo anterior para llegar a que más nunca se venda la gasolina por debajo de su costo de oportunidad, es quizás la principal bandera que se debe ondear para poder evidenciar el querer rectificar a fondo.
Muchachos del Batallón Francisco de Miranda, devuelvan sus Kalashnikows y en su lugar pidan a gritos estos dos misiles.

20 de abril de 2006

¿Perdimos PDVSA?

Me expuse a la burla proponiendo que nuestros hijos no fueran a Disneyworld cuando la Florida prohibió el uso de la Orimulsión. 
Fundé una asociación civil para difundir los perjuicios, que algunos países consumidores de petróleo le causaban a nuestros intereses al imponer impuestos al consumo de la gasolina, que superaban el 400% ad-valoren. 
Critiqué a fondo los argumentos económicos de la apertura petrolera y la manera como se estructuró, dificultando mis relaciones con esa parte de la sociedad, que le rendía pleitesía ciega a la meritocracia. 
Critiqué a PDVSA cuando eliminando a sus filiales anuló ese valioso control de tener gente calificada vigilándose los unos a los otros. 
Cuestioné a Citgo, tanto por ser un mal negocio, como por la idiotez de venderle petróleo a precios subsidiados, que generaban ganancias ficticias sobre las cuales había que pagar impuestos en los Estados Unidos. 
Protesté gastos superfluos como los del lujoso CIED dando cursos que otros ya daban, y las cuñas que promocionaban la gasolina en las estaciones de servicio venezolanas, como si hubiera una competencia de gasolinas importadas. 
Critiqué a muchos de los de PDVSA por creerse superiores al resto del país. Y jamás estuve de acuerdo con la huelga petrolera, por no creer en el auto-flagelo de un país. 
Todo lo anterior lo hice con artículos escritos desde la perspectiva de ese accionista minoritario e ignorado que todos somos, y sin percibir jamás un solo céntimo de nadie por algo relacionado con el petróleo. En tal sentido, hoy tengo todo el derecho moral de criticar a la PDVSA actual pero, lamentablemente, ya no lo puedo hacer, por cuanto parece que ya no tengo el derecho de saber nada de ella. 
El ministro de Energía, cuando anuncia que Citgo y Pdvsa, saldrían del registro de la Comisión de Valores de los Estados Unidos, argumenta "que no puede estar sujeta a disposiciones legales de países extranjeros para proteger a tenedores de papeles de deuda" ignorando que nosotros, los venezolanos, ya de por sí tendríamos derecho a mucha más información pública que cualquier acreedor extranjero. En este momento, en la página web de PDVSA, no encontramos ni una sola cifra auditada sobre su negocio, pero si muchas cifras sobre la Misión Ribas. 
Compatriotas, lamento decirles que podemos haber perdido para siempre la oportunidad de llegar a ser los verdaderos accionistas de PDVSA y, lo que es peor aún, puede que el Estado venezolano también haya perdido el control sobre ella.