4 de julio de 2002

Nuestra champaña negra

El petróleo se encuentra almacenado en el interior de la tierra bajo mucha presión, por lo que, al extraerlo, se debe manejar con sumo cuidado, cual descorchando una buena botella de champaña.
Recientemente oí una excelente explicación del Sr. Phillipe Mandar, quien, refiriéndose al cuidado de “la champaña negra”, observaba que la tecnología de producción petrolera, que no ha evolucionado mucho en cien años, la despilfarraba cual automovilista triunfador de Fórmula 1.
Según Phillipe, la técnica no controla suficientemente las condiciones atmosféricas, lo que se evidencia cuando al ser aplicada indistintamente en Alaska, que en el Sahara, produce resultados muy diferentes. En condiciones como las de Venezuela, la utilización del método de producción tradicional, significa que dejamos de obtener un 22% del volumen del crudo estabilizado, por la pérdida de un 7% del petróleo que va a la atmósfera y a la de un 15%, que pasa a ser gas asociado. 
Comprendí que la pérdida del 7%, era pura pérdida, pero pensé que en el caso del gas, igual nos daba vender ese 15% como líquidos de gas, que como petróleo estabilizado… ¡craso error el mío! El mundo del gas, a diferencia del petrolero, requiere de mayores compromisos e inversiones a largo plazo, como la construcción de gasoductos, lo que compensa valorizando los componentes del hidrocarburo en forma gaseosa a un menor precio, que si éstos se comercializaran dentro del petróleo, lo que ratifica mi postura de que la OPEP debe evitar que el gas se le escape por la puerta de servicio y pase a competir con el petróleo.
Phillipe ha inventado y patentado una tecnología que no sólo evita la pérdida del 7%, que normalmente va a la atmósfera contaminándola, sino que captura un 15% del crudo como petróleo liquido estabilizado. Además, la composición de ese 22% adicional sería tan rica que aumentaría en un 20% el grado API del crudo, haciéndolo más liviano y valioso. Bottom line… ¡un 33% más de riqueza por barril!
De llegar a implementarse un proyecto específico, que han estudiado Phillipe y PDVSA, a un costo de 45 millones de dólares, el valor de la producción aumentaría en 1.2 millones de dólares diarios, recuperándose la inversión en menos de 40 días. ¡Guau, qué bueno! observó un Kurowski jalador, buscando un puesto como asesor de quien suponía un próximo millonario. 
¡Qué va Kurowski… siéntate a esperar! Phillipe lleva AAÑÑOOS negociando con PDVSA y no obstante que todos los resultados de los estudios confirman lo ofrecido, NADA pasa, excepto que a cada rato le cambian las reglas… Aparentemente compite con un proyecto de Enron (q.e.p.d.) de unos 700 millones de dólares, basado en la recuperación del gas “rico”, que produce la pobre tecnología actual… que, de implementarse la técnica de Phillipe, quedaría ponchado.
Como siempre, negociar con gente importante, tipo ENRON, es una ruta menos riesgosa para el ascenso meritocrático, que negociar con un Phillipe… y, ni se diga, con un Felipe criollo.