9 de diciembre de 2010

¡Fuera ricachón!

Venezuela enfrenta una emergencia que requiere que todos metamos el hombro, en lo que podemos, y sin obstruir. Las emergencias, por las causas que sean, normalmente constituyen ocasiones para unir a los países, y jamás deberían ser explotadas para desunir.
En la semana oímos al presidente de la República Bolivariana de Venezuela referirse en tono despectivo a los "ricachones"… mientras cual una Evita en boina roja, se pavoneaba repartiendo favorcillos de lado y lado con una chequera alimentada por nuestras resultas petroleras venezolanas, y mediante la disposición de activos que no son suyos, por muy al derecho o al revés que leamos la Constitución.
¿Qué será lo que quiere? ¿Que no existan apartamentos recreacionales privados en Venezuela? ¿Qué los "ricachones" en lugar de gastarlo en el "está carísimo, dame solo medio" vayan a gastar su dinero en otro país? ¿Para que los hoteles se construyan en otro país? ¿Para que los que se queden sin empleo necesiten de mudarse ahí? ¿O es todo para que los que se queden cada día dependan más de él?
El que no haya ocurrido un total repudio popular inmediato e unánime a tal estupidez, se debe antes que nada a que en Venezuela tenemos muy desarrollado la idea que el Estado ha sido inescrupulosamente explotado por los ricos, y que por ello a los ricos les toca devolver. Y no es que tal concepto no tenga un trasfondo válido, por supuesto que lo tiene, de sobras, solo que su aplicación no nos lleva a ningún lado.
Si queremos disminuir el cómo el Estado pueda ser inescrupulosamente explotado por tantos, lo que necesitamos asegurar es que el Estado no posea tanto material explotable… lo que en esencia significa quitarle el control sobre el cómo se gastan las resultas petroleras.
Si hasta en países donde los ingresos del Estado provienen 100% de los impuestos pagados por los contribuyentes hay quienes hacen vida política culpando a sus respectivos "ricachones"… ¿cómo no vamos a sufrir de ese mal en Venezuela?
Por lo menos durante mi vida y aún cuando creía que en ese campo tenían competencia fuerte, este gobierno es sin duda el peor que le ha tocado a Venezuela. Pero, quizás justamente por ello, carga en sí la semilla de poder convertirse en lo mejor que le haya pasado a Venezuela.
Si logramos aprovechar el que una marea de hipocresía extremadamente baja haya desnudado tan por completo la realidad de una ciudadanía enfermamente dependiente de un Estado autónomamente ricachón, esto nos brinda una oportunidad única de rectificar lo que en el fondo más nos imposibilita llegar a ser una nación, en el significado más completo de tal término.
Ahora bien, si nos hacemos la vista gorda y seguimos creyendo en quienes dicen estar en capacidad de administrar bien unas resultas petroleras tan gigantescas que superan cualquier capacidad digestiva de gobierno, por el bien de quienes les gusta explotar o quienes necesitan de ser explotados, todas esas inmensas pérdidas de oportunidad que hemos sufrido durante este gobierno, solo servirán para asegurar futuras pérdidas de oportunidad.
Así que, si es por mí ¡Fuera Estado ricachón! Mil veces prefiero a un presidente campesino que a un cacique latifundista.
PS. Leo en el Financial Times, con respecto a Citgo, que es más fácil dictar el precio de compra cuando se nacionaliza activos, que el precio de venta cuando se desnacionalizan. Típica afectación ricachona.