31 de octubre de 2013

Escapémonos de nuestro manicomio

Sin duda que somos más cuerdos que los locos que nos cuidan... puesto que eso de insultar al pueblo diciéndole que su suprema felicidad se encuentra en manos del Estado, no es otra cosa que algo de locos de amarrar.
Lo único que nos puede permitir escapar de nuestro gran manicomio nacional, sin que al ratito nos recapturen, es distribuir las resultas petroleras directamente a los ciudadanos. El seguir concentrando tanto poder gratificador, en tan pocas manos, solo permite cambios de guardia dentro del manicomio... y ya sabemos bien cómo un exceso de poder desquicia a nuestros guardias.
En la revista Foreign Affairs de septiembre/octubre 2013, aparece un artículo escrito por Larry Diamond y Jack Mosbacher titulado "Petróleo para la gente". En ese artículo, para que algunos países africanos en los cuales recientemente se ha descubierto petróleo puedan salvarse de la maldición petrolera, se sugiere lo que por años he venido predicando aquí en El Universal.
Dice que cuando "ingresos no ganados", como las resultas petroleras, sustituye a los impuestos como la principal fuente de ingresos del Gobierno, el contrato social entre la población y su gobierno, se desvanece.
Dice que cuando las resultas petroleras son controladas por el Gobierno se atenta contra el emerger de una clase media empresarial, y se infla el poder del Estado con respecto al de la sociedad civil.
Dice que el argumento de que los pobres no entienden tan bien como los burócratas cuáles son sus mayores necesidades, es solo un interesado mito paternalístico.
Dice que estudios han determinado que los países africanos ricos en recursos naturales se han convertido, marcadamente, en países mucho más corruptos que sus vecinos pobres en recursos naturales.
Dice que la peor equivocación que los nuevos productores africanos podrían cometer, la que algunos de ellos ya están cometiendo, es asumir que sus países son diferentes; y que con un buen liderazgo, un mejor gobierno, o unas mejoras incrementales en sus sistemas legales, puedan librarse de la maldición petrolera.
Dice que la única esperanza que tienen, es la de distribuir una considerable porción de las resultas petroleras, como ingresos gravables, a todos los ciudadanos por igual.
Dice que debido a recientes avances en tecnología de identificación, tales como las que usan huellas digitales y reconocimiento de retinas, hoy es técnicamente factible una eficiente y segura distribución de las resultas petroleras.
Dice que algunos de los líderes democráticamente electos podrían decidir convertirse en héroes públicos, nacionales e internacionales, renunciando a ejercer el poderío de las resultas petroleras, instaurando la distribución directa de estas a los ciudadanos.
Dice que es posible que algunos de los países africanos logren derrumbar los obstáculos existentes e implementen la distribución directa a los ciudadanos de las resultas petroleras.
Todos nuestros líderes políticos han sido testigos vivientes del despilfarro de las bonanzas petroleras en Venezuela. El seguir prometiendo un "el conmigo eso no pasará" solo puede ser el resultado de un ego enfermo desbordado, o de una asquerosa mentira.
Los líderes en la Venezuela actual, tienen la responsabilidad de asegurar que el día de mañana, los venezolanos todos, estemos en tan buenas o mejores condiciones, que los afrodescendientes de los países africanos que hayan decidido librarse del yugo petrolero, por la vía de confiar más en ciudadanos que en gobiernos.