8 de julio de 2019

Hoy los venezolanos necesitamos algo muy sólido de qué agarrarnos para con ímpetu creer en el futuro de nuestra Venezuela.

Para que venezolanos puedan comer rapidito, hay que entregar PDVSA a sus acreedores rapidito, para que pongan sus cachivaches a funcionar rapidito, a ver si cobran algo rapidito, y para que les paguen a los ciudadanos, no a bandidos, nuestros royalties petroleros rapidito.

Los acreedores legítimos de Venezuela deben saber que sus únicas posibilidades de cobrar algo depende de que Venezuela logre levantar de nuevo una razonable capacidad de extracción de petróleo a un costo razonable.
Cualquiera que llegue a tener la responsabilidad de gobernar el país debe saber que sin que se logre levantar una razonable capacidad de extracción de petróleo, a un costo razonable y en un periodo relativamente breve, sus posibilidades de seguir teniendo la confianza del pueblo son nulas.
Si la mayor parte de los ingresos petroleros netos - las llamadas resultas petroleras - se reparten luego por igual entre todos los venezolanos, éstos sabrán que comparado con el tener que doblarse ante unas autoridades para mendigar unos Claps, o una gasolina regalada, o unas divisas a tasas preferenciales, estarían en el cielo. Así, al fin, los venezolanos podrán sentir vivir en una nación y no sólo en un negocio de otros.
Por lo anterior estoy seguro que, para levantarle el alma a nuestra Venezuela, no hay nada mejor que un gran acuerdo basado, por ejemplo, en que los acreedores legítimos, durante los próximos 25 años, se lleven un 15% de nuestras resultas petroleras, el gobierno un 34% y los ciudadanos un 51%.
¿Imposible? ¡No! Nuestros actuales acreedores legítimos estarían encantados con el establecimiento de una fuente de repago directamente relacionados con los ingresos obtenidos por una aumentada capacidad extractiva de petróleo.
Y estoy seguro que con la certeza de un acuerdo institucional como el anterior lloverían ofertas de empresas petroleras calificadas para hacer las tantas inversiones que hoy son necesarias, por Pdvsa haber permitido convertir sus activos en chatarra. 
Y estoy seguro que tanto el Banco Mundial como el Fondo Monetario Internacional estarían encantados con supervisar transparentemente la pulcra implementación de un acuerdo de esa naturaleza.
¿La dificultad? Los caza rentas y sus amigos, aquellos quienes siempre parten y reparten nuestras resultas petroleras para quedarse con la mejor parte. De nuevo sostendrán que si ellos manejan el 34% más el 51%, nuestra Venezuela estará mejor. ¿Debemos porqué seguir creyéndoles? ¡No!
A más rápido que se logre un acuerdo como éste en donde todos remarían en un mismo sentido, más fácil será destrancar nuestro retorcido y engurruñado país, para así darle el aliento necesario para buscar soluciones a sus demás problemas.
Además, cualquier reestructuración de deuda tiene, por simples razones humanitarias, el deber de buscar darle respuestas rápidas y sostenibles a las necesidades más apremiantes de los venezolanos, ante nada los de esa niñez desnutrida y de esos viejitos penosamente abandonados a la deriva. Ayuda humanitaria y préstamos de instituciones multilaterales ayudan en el corto plazo, pero no representan una fuente de recursos sostenible.
PS #1. Por supuesto con esta repartición se acabaría con ese crímen económico contra la humanidad que significa el regalar la gasolina en Venezuela, y ésta se vendería a su valor de oportunidad en el mercado internacional.
PS #2. Uso el término de extracción petrolera por cuanto considero un irrespeto a la providencia que situó el petróleo bajo tierra venezolana el calificarnos como productores de crudo. ¡Somos extractores de petróleo!

Noticiero Digital