8 de agosto de 2013

No nos merecemos nuestro país

Cuando se reflexiona sobre la maravilla que merece ser nuestro país, con todo lo que Dios le ha legado, y observamos el que tenemos, francamente no es difícil llegar a la conclusión que lamentablemente nosotros, los venezolanos, no nos merecemos Venezuela.
La semana pasada escribí sobre el crimen económico y social que significa regalar la gasolina en el mercado nacional. Y por muchos de los comentarios que nuevamente recibí, sé que debo insistir en el tema.
Por ejemplo: "Es la parte que me corresponde por la renta petrolera". ¡Qué tontería! Imagínense ustedes como accionistas de una empresa cervecera y recibir todos sus dividendos en cerveza, y sin poder revenderla. A Usted le corresponde una "renta" pagadera en efectivo, y no en gasolina, eso es a menos que todos nos dediquemos, legalmente, a exportar gasolina.
La diferencia entre quien quema cuatrocientos litros de gasolina mensuales en su carro, y quien efectúa un contrabando de extracción por la misma cantidad para obtener unos doscientos dólares, es simplemente leguleya. De hecho, el que contrabandea la gasolina puede muy bien estar ejecutando una actividad económica más eficiente que el que la quema en colas, y en consecuencia cumplir una función más patriótica.
Si por falta de piso político y voluntad de liderazgo nuestros gobiernos no se atreven aumentar la gasolina, pues que por lo menos les entreguen a todos los venezolanos, por igual, unos cupones que dan derecho adquirir una cierta cantidad de gasolina anual al actual precio regalado, y luego permitan que tales cupones sean libremente negociados en Venezuela. Y los que deseen comprar gasolina sin cupones, que la paguen a su valor internacional, más un 30 por ciento.
Y hasta el Fisco haría un buen negocio. Por ejemplo (sin cupones) de venderse la gasolina en Venezuela a un precio equivalente a su valor internacional, y luego regalarle todo lo cobrado por ella a los venezolanos, para que hagan con ese dinero lo que les plazca, Pdvsa y el gobierno recibirían más recursos que hoy, al poder vender en el exterior una gasolina ahorrada a razón de un menor consumo y contrabando.
E igual me escribieron: "Gente de los estratos E y D consultados se oponen al aumento a pesar de reconocer que el precio es muy bajo... hay que tener en cuenta que aunque el subsidio beneficia más a quienes tenemos auto, también beneficia al que no lo tiene por su efecto en el transporte de personas y mercancías"... u otro ejemplo: "He tenido centenares de estudiantes que habitan en la denominada "gran Caracas", que se levantan a las 3 y media de la mañana para salir desde Guarenas, etc., y gastan mucho dinero en sistemas de transporte sumamente precarios... pasan el día trabajando, van a clases en la noche y el regreso es otro verdadero calvario... allí hay que ir con mucho cuidado para no perjudicar injustamente a grandes mayorías de gente desfavorecidas".
A lo cual sólo puedo responder: "¡Qué riñones!" Si los estratos A, B y C no entienden que su deber es explicarle a los estratos E y D cuáles son las verdaderas implicaciones de una gasolina regalada, y más bien parecen explotar el argumento de darle alguito a los pobres para ocultar el recibir tantísimo ellos, tales estratos A, B y C, simplemente demuestran no ser merecedores de su país... como tampoco Venezuela merece tenerlos.
Y ni hablar de merecerse el país quienes aprueban dólares preferenciales para visitar a otros países, en lugar de aventajar al turismo nacional.