13 de noviembre de 1997

Restructuring PDVSA - some doubts

The efficiency of the oil sector in Venezuela could be of more relative importance to the common citizen than is the efficiency of the government itself. Considering the brouhaha that the search for constitutional or electoral reform would cause, it is surprising how easily the reorganization of PDVSA went down.

When faced with all the country’s problems, most of its citizens, at least those that cannot even contemplate emigration, have placed all their hopes on the imminent development of a buoyant oil sector once production has been increased to six million barrels per day. In order to avoid the onset of profound depression, it is probable that most Venezuelans don’t question or even contemplate the possibility that all is not as it should be in the oil patch.

I am one of those that await only good things from our oil industry. However, since “the eye of the owner fattens the cattle”, all Venezuelans have the clear responsibility of keeping watch, issuing opinions and generally do all that is within reach to avoid that due to lack of effective control the industry dives into a tailspin. Without this control, and should the internal meritocracy (however meritorious it may be) be allowed to simply act as it pleases, it seems evident that an organization as rich as PDVSA, dedicated to an activity generous enough to permit the sale of a product with a production cost of about US$ 5 at US$ 20, will eventually degenerate.

In this sense, it behooves us to express our reservations about the amply publicized restructuring of the oil industry. As far as we understand, the plan is based on the substitution of the current organization, represented by Lagoven, Maraven and Corpoven, all of which functioned integrally as operators, with specialized companies designed to cover specific functions, among them exploration and production, manufacture and commercialization and services.

It could be that I have been overly innocent, but I was always under the impression that by splitting the Venezuelan oil industry into three operating companies, we had the keys to some control over it. This division allowed for certain competition, guaranteed a basis for comparison and finally, created different specialized professional teams which in one way or another kept an eye on each other.

I was, however, never so innocent as to figure that this control was perfect. Evidently this three-way split created much duplication of costs. The solution, however, seemed to be satisfactory when compared to alternatives such as the politicization of the industry or the awarding of total independence (upon which we would have had to light candles to our favorite Saint).

The new Plan has been justified with the following arguments: a) estimated savings that have quickly grown from US$ 1 billion to US$ 2 billion annually; b) the need to elevate the country’s participation in the international market; and c) as a simple response to organizational tendencies and pressures relative to the industry itself.

These arguments don’t completely convince me. Evidently, some savings are always possible. However, if savings such as those mentioned above are possible without adversely affecting the company’s operations, it would imply the recognition of such an incredible inefficiency that the first administrative act we should request is the immediate removal of the entire Board of Directors of PDVSA.

The second argument, i.e. the need to elevate the country’s participation in the global market, has more to do with abandoning the agreements established by OPEC than with a plan for reorganization. Finally, we should not be comparing the organization of a state owned company like PDVSA with private oil companies that operate in a world of shareholders, stock markets and other elements that exercise control over management.

Until I hear arguments to my satisfaction that address the issue of the control that our society has a right to, the Plan simply smacks of a proposal to centralize, both functions as well as power. In this sense, I believe the Plan could simply accelerate the degeneration which I feel the industry is doomed to. Additionally, why are we so set on decentralizing the country’s government, infrastructure, etc. if centralization by function is so beneficial?

In Daily Journal, Caracas, November 13, 1997


Reestructuración de PDVSA - algunas dudas

Para un venezolano común le puede resultar de mayor consecuencia real la eficiencia de la industria petrolera que la eficiencia del mismo gobierno. Considerando el alboroto nacional que generaria la busqueda de una reforma constitucional o una sencilla reforma electoral, resulta sorprendente la facilidad con la cual se ha logrado vender al pais, el plan de reorganizacion de PDVSA. 
Ante todos los problemas que presenta el pais actual creo que la mayoría de sus ciudadanos, por lo menos aquellos que no desean o pueden contemplar la opcion migratoria, han fijado todas sus esperanzas en la existencia, a la vuelta de la esquina, de una industria petrolera buoyante, productora de mas de 6 milllones de barriles diarios. Es posible que lo anterior les impida, so pena de entrar en el mas profundo estado depresivo, ni cuestionar ni mucho menos contemplar la posibilidad de que todo no este como debe estar en nuestra industria petrolera. 
Yo tambien espero mucho de la industria petrolera pero estoy seguro de que por cuanto "el ojo del amo engorda el ganado" todo venezolano tiene una clara responsabilidad de vigilar, emitir opiniones y en todo sentido hacer lo que este a su alcanze para evitar que por culpa de faltar un control efectivo se desvirtue su funcionamiento. Sin el debido control y de permitirsele a una meritocracia interna por meritoria que esta sea, el siempre hacer de las suyas, no guardo la menor duda de que una organización tan rica como PDVSA, dedicada a una actividad tan extraordinariamente generosa, que permite vender en 20 dolares un producto que tiene un costo de produccion de 5 dolares, se encuentra "condenada" a la degeneración. 
En tal sentido deseo expresar ciertas reservas sobre el plan de restructuración que recientemente se le ha comunicado al pais. El Plan segun tengo entendido, se fundamenta en sustituir la organización actual representada por las empresas Lagoven, Maraven y Corpoven y que cumplian todas las funciones propias de una operadora, por unas empresas funcionales especializadas y donde se destaca la de exploración y producción, la de manufactura y comercialización y la de servicios. 
Puede que haya pecado por inocente pero siempre tuve la impresión que el haber mantenido la industria petrolera venezolana dividida en tres empresas operadoras le suministraba al pais una herramienta de control al promover una cierta competencia, permitir establecer algunas bases de comparacion y finalmente mantener distintos equipos de profesionales especializados y que de una forma u otra pudiesen vigilarse entre si. 
No obstante que nunca fui tan inocente como para creer que el control anterior fuese perfecto y que por supuesto el esquema significaba una cierta duplicación de costos, la solución me resultaba un compromiso bastante satisfactorio y muy especialmente al compararla con las alternativas de politizar la empresa u otorgarle una independencia total (prendiendo velitas al santo correspondiente). 
Como elementos que justifican el nuevo Plan organizativo hemos oido; a.) estimaciones de ahorros y que en un plazo corto fueron creciendo de 1.000 a los 2.000 millones de dólares anuales; b.) que esto obedece a la necesidad de elevar la cuota de participación venezolana en el mercado mundial y c.) que esto simplemente responde a tendencias organizacionales propias de la industria. 
Los argumentos no me convencen de todo. Claro que pueden haber ahorros pero, si fuese posible lograr un ahorro de 1.000 a 2.000 millones de dólares y sin que esto tuviese un efecto sobre las operaciones tácitamente me suena como reconocer la existencia de una ineficiencia actual tan criminal que en cuyo caso la primera medida deberia ser remover toda la Junta Directiva de la propia PDVSA. 
El segundo argumento de elevar la cuota de participación de Venezuela en el mundo creo tiene mucho mas que ver con abandonar los acuerdos de la OPEP que con un plan de reestructuración. Finalmente no estoy seguro que en terminos de organización se deba comparar una empresa estatal como PDVSA con empresas petroleras privadas y las cuales operan en un mundo donde hay accionistas, bolsas de valores y otros elementos que ejercen un control sobre la gestón administrativa. 
Hasta que logre oir argumentos satisfactorios relativos a como se espera ejercer los controles a los que tiene derecho la sociedad, el Plan simplemente me parece una propuesta de centralización, tanto de funciones como de poder. En tal sentido creo que el Plan solo podria acelerar la degeneración a la cual sostengo esta "condenada" la empresa. ¿Por cierto si la centralización por funciones presenta tantas ventajas que hacemos descentralizando en Venezuela?
Traducido del Daily Journal, Caracas 13 de Noviembre de 1997

7 de agosto de 1997

The Petroleum Ombudsman

Ten years ago during an interview with a local reporter, I expressed my worries about the long term future of organizations such as Petroleos de Venezuela. While satisfying a real need for freedom of action and informative confidentiality, we have unfortunately also set the organization on a path towards degeneration of its operative capacity, no matter how efficient it may have been at the starting point. During this interview I even stated that the day could conceivably come when it could theoretically be more attractive to have politicians sit on PDVSA’s board than suffer the effects of an encysted meritocracy, unaware of the country’s realities. Venezuela’s challenge at that moment was to find a way to avoid this. It still is.

During the last few weeks we have received information pertaining to our oil industry which seems a bit strange and contradictory. Some “experts” harp on the fact that the internal cost of producing gasoline exceeds by far its price in the national market while others maintain just the opposite. The industry has announced a reorganization plan which would result in annual savings of US$ 2 billion. The other side of the coin of such sweet savings would seem to be the bitter possibility that the industry has been throwing these resources out the window all these years.

What does all this news really mean? Are we in bad shape but doing better, or are we in good shape but doing worse? This is very difficult to answer. As Venezuelans, shareholders and indirect beneficiaries of the petroleum industry we should have access to qualified sources of information. This information should be somewhat more objective than that we receive today from sources dedicated to different agendas, may they be government, opposition or industry insiders.

In this sense, I believe it may be interesting to promote the appointment of a Petroleum Ombudsman who, beginning with the limited role of providing truthful information, could eventually develop into a real defender of the Nation’s interests. The Ombudsman, a word of Swedish origin that identifies a spokesman and representative of the interests of society, is a figure that is used in many countries and performs many different functions in areas that are of relatively lesser importance than what the oil industry is to Venezuelans.

In addition to his role of truthful informer, the Petroleum Ombudsman can assist in the evaluation of the consequences of a great variety of aspects that affect the industry. One interesting case would be the implications of a request by Venezuela’s Central Bank to expand the oil industry’s role by asking it to delay payments to suppliers of goods and services in order to reduce excess liquidity in the local market and, as a result, fight inflationary pressures.

Another matter on which the solid, objective opinion of an Ombudsman would be more than welcome is the oil opening. Our happiness would be more complete when we are asked to celebrate the oil opening, could we only rest assured that the reasons for this aperture are not related to excessive fiscal pressure imposed on the industry which has limited its investment possibilities and even forced it to contract debt.

The existence of an Petroleum Ombudsman that is respected by the country would guarantee the collaboration of the nation’s citizens when it is justified. I am sure that among all Venezuelans of good faith that love this country, there isn’t one that would outright wish to contribute towards a deficit for the oil operators by purchasing gasoline at prices below production costs. On the other hand, among these same Venezuelans, very few would be prepared to pay a higher price in order to contribute to a Central Government that squanders its resources.

During the interview I mentioned at the beginning of this article, I maintained that should PDVSA be politicized, citizens would at least be in the position every five years of being able to pass judgment as shareholders of its management’s achievements. This was interpreted by the reporter as a recommendation to politicize PDVSA. This, as you can imagine, caused much embarrassment, and I was very relieved that the article was published on Saturday and during a period of vacations when few people read the press anyway. Today, talk about politicizing PDVSA does not continue to be a crime when we are seeing the latter become a political player; what is the same is not cheating (lo que es igual no es trampa).

In the Daily Journal, Caracas, August 7, 1997



El ombudsman petrolero (El Defensor del Pueblo en el área petrolero)

 

Hace diez años, durante una entrevista con un periodista local, expresé mis preocupaciones sobre el futuro a largo plazo de organizaciones como Petróleos de Venezuela. Si bien satisfacemos una necesidad real de libertad de acción y de confidencialidad informativa, lamentablemente también hemos encaminado a la organización hacia la degeneración de su capacidad operativa, por muy eficiente que haya sido en el punto de partida. Durante esta entrevista incluso dije que podría llegar el día en que, en teoría, sería más atractivo tener políticos en el directorio de PDVSA que sufrir los efectos de una meritocracia enquistada, inconsciente de las realidades del país. El desafío de Venezuela en ese momento era encontrar una manera de evitarlo. Sigue siendo.

 

Durante las últimas semanas hemos recibido información sobre nuestra industria petrolera que parece un poco extraña y contradictoria. Algunos “expertos” insisten en que el costo interno de producir gasolina supera con creces su precio en el mercado nacional mientras otros sostienen todo lo contrario. La industria ha anunciado un plan de reorganización que supondría un ahorro anual de 2.000 millones de dólares. La otra cara de la moneda de estos dulces ahorros parecería ser la amarga posibilidad de que la industria haya estado tirando estos recursos por la ventana todos estos años.

 

¿Qué significa realmente toda esta noticia? ¿Estamos en malas condiciones pero nos va mejor, o estamos en buena forma pero nos va peor? Esto es muy difícil de responder. Como venezolanos, accionistas y beneficiarios indirectos de la industria petrolera debemos tener acceso a fuentes de información calificadas. Esta información debería ser algo más objetiva que la que recibimos hoy de fuentes dedicadas a diferentes agendas, ya sean expertos del gobierno, de la oposición o de la industria.

 

En este sentido, creo que puede ser interesante promover el nombramiento de un Ombudsman Petrolero que, partiendo de la limitada función de brindar información veraz, pueda eventualmente convertirse en un verdadero defensor de los intereses de la Nación. El Ombudsman, palabra de origen sueco que identifica a un portavoz y representante de los intereses de la sociedad, es una figura que se utiliza en muchos países y desempeña muy diversas funciones en áreas que son de relativamente menor importancia que lo que es la industria petrolera para los venezolanos. .

 

Además de su papel de informador veraz, el Ombudsman Petrolero puede ayudar en la evaluación de las consecuencias de una gran variedad de aspectos que afectan a la industria. Un caso interesante serían las implicaciones de una solicitud del Banco Central de Venezuela para ampliar el papel de la industria petrolera pidiéndole que retrase los pagos a los proveedores de bienes y servicios para reducir el exceso de liquidez en el mercado local y, como resultado, luchar contra la inflación. presiones.

 

Otro asunto sobre el que sería más que bienvenida la opinión sólida y objetiva de un Defensor del Pueblo es la apertura petrolera. Nuestra felicidad sería más completa cuando nos invitaran a celebrar la apertura petrolera, ¿podríamos estar seguros de que las razones de esta apertura no están relacionadas con una presión fiscal excesiva impuesta a la industria que ha limitado sus posibilidades de inversión e incluso la ha obligado a endeudarse.


La existencia de un Ombudsman Petrolero que sea respetado por el país garantizaría la colaboración de los ciudadanos de la nación cuando esté justificada. Estoy seguro que entre todos los venezolanos de buena fe que aman a este país, no hay uno que desee de plano contribuir al déficit de los operadores petroleros comprando gasolina a precios inferiores a los costos de producción. Por otro lado, entre esos mismos venezolanos, muy pocos estarían dispuestos a pagar un precio más alto para contribuir a un Gobierno Central que despilfarra sus recursos.

 

Durante la entrevista que mencioné al inicio de este artículo, sostuve que si PDVSA se politizara, los ciudadanos estarían al menos cada cinco años en la posición de poder emitir juicios como accionistas sobre los logros de su gestión. Esto fue interpretado por el periodista como una recomendación para politizar a PDVSA. Esto, como puedes imaginar, me causó mucha vergüenza y me sentí muy aliviado de que el artículo se publicara el sábado y durante un período de vacaciones en el que, de todos modos, poca gente leía la prensa. Hoy hablar de politizar a PDVSA no sigue siendo un delito cuando vemos a ésta convertirse en un actor político; Lo que es igual no es trampa.



17 de julio de 1997

Banca - entre espejos y cochinillos

"Las principales causas del porqué nuestro sistema financiero se derrumbo.
La historia puede escribirse en pocas palabras. Una serie de devaluaciones, incumplimiento de contratos de garantía cambiaria, prohibiciones de mantener posiciones externas, obligaciones de financiar ciertos sectores a tasas preferenciales, y sorpresivas decisiones de política monetaria tales como la que genero las la aplicación de tasas de interés exorbitantemente altas.
Lo anterior causo un serio deterioro en la calidad de la cartera de créditos bancarios, erosionando seriamente el patrimonio de los bancos.
La responsabilidad absoluta por toda la anterior plaga fue la del Estado. La causa inmediata de aquello, nuevamente la falla fundamental de nuestra sociedad, es decir la altísima concentración de las riquezas nacionales en una sola mano, la del Estado.
Antes que el tamaño del estados venezolano se reduzca en proporción al sector privado y el Estado deje de ejercer una influencia omnipresente en todos los aspectos de la vida nacional, no habrá posibilidades de crear un ambiente donde predomine la racionalidad económica, y, sin racionalidad económica no hay forma de evitar una nueva crisis financiera" u otros desastres.

3 de julio de 1997

La economía y el niño preguntón.

La política económica de Venezuela durante los últimos años ha planteado unas serias interrogantes basicas pero que a veces pasan por desapercibidas a causa del fenómeno conocido como el "no ver el bosque por los arboles". Ademas y por cuanto muchas de estas interrogantes por su sencillez resultan casi de naturaleza infantil, las preguntas que generan, frecuentemente reciben respuestas similares a las que a veces ofrecemos en desesperación paterna a nuestros hijos preguntones o sea, "porque asi es y así lo digo yo!.
Por cuanto de verdad creo que el futuro de nuestro pais depende en un alto grado de contestar correctamente algunas de estas preguntas, permítame como un académico, con estudios en varios paises, con postgrado, graduado con honores y como un profesional con larga experiencia en muchas áreas de la economía nacional, por unos breves momentos ocupar el lugar de ese niño preguntón.
Si existe un firme consenso tanto en Venezuela como en el exterior de que nuestra administración pública no ha sido capaz de administrar o, de forma mas precisa, ha sido altamente incapaz en administrar los recursos entonces: ¿Como es posible que la Agenda Venezuela incluya y como un elemento fundamental, un considerable aumento de los ingresos del sector público y como es posible que el Fondo Monetario Internacional recomiende tal acción?.
Si existía una balanza comercial positiva y lo cual normalmente nunca justificaría una devaluación, entonces: ¿Porqué se permitió una mega devaluación (empobreciendo al sector privado y enriqueciendo al sector público) y a quien se le ocurrio clasificar esta medida como ortodoxa.
En general para un país que se encontrase sumergido en una recesión, lo último que hubiesen recetado los economistas, sería un considerable aumento en la carga tributaria.¿Porqué en Venezuela si se procedio a incrementar la carga fiscal y agravando así por supuesto la recesión?
Si existe un firme consenso tanto en Venezuela como en el exterior de que las posibilidades futuras del pais se fundamentan en una disminución del sector público y que tales políticas han sido perseguidas entre otros por grupos neoliberales y para los cuales dichos logros es casi religión entonces: ¿Porque año tras año el sector público solo crece en relación al sector privado?
Hemos de alegrarnos porque gracias a la confianza de los inversionistas logramos vender el proceso de apertura petrolera a muy buenos valores. ¿Porqué no podemos preguntar sobre en cuanto lo pudiesemos haber vendido si los mercados nos hubiesen tenido la misma confianza que por ejemplo le han demostrado a Chile?
Si sabemos que hasta en los países mas desesperados como en las nuevas repúblicas brotadas de la vieja Rusia, se logra a buen precio vender petroleo e inversiones en campos petroleros, entonces: ¿Porqué hemos de alegrarnos en que se haya realizado un ingreso sin ni siquiera haber aclarado para que lo van a usar?
Si durante años hemos despotricado contra toda la banca internacional que "nos engaño" y nos sumergió en un maldito endeudamiento externo, entonces: ¿Porqué hemos de ponernos contentos de que la banca internacional nuevamente nos demuestre confianza y desee darnos nuevos créditos?
Si después de unos cuantos meses de agenda Venezuela, donde la recesión se ha profundizado, el sector público ha crecido, no se ha logrado mayores avances a nivel de necesarias reformas de sectores vitales como justicia, salud y educación, entonces: ¿Para quién trabaja el Fondo Monetario Internacional cuando en su visita de inspección ocular, felicita al país por sus avances, pero eso sí, le recuerda que hay que subir mas el precio de la gasolina?
Si siempre hemos sabido que somos un país petrolero, y que mientras el petróleo durase seríamos un país básicamente rentista, y que muchos de nuestros problemas actuales se debe a que hemos sido malos rentistas entonces: ¿Porqué en la búsqueda de un modelo económico de desarrollo siempre insistimos en abandonar el modelo rentista, en lugar de perseguir un modelo que nos haga buenos rentistas?
Si conocemos que una industria petrolera no es una gran generadora de empleo y que además por mantener la paridad cambiaria alta dificultaría a la larga el mantener la competitividad de actividades económicas intensivas de mano de obra, entonces: ¿Porque nos empeñamos en ser mas papistas que el papa en materia de aplicaciones de políticas neoliberales hasta defendiendo el cobro de peajes para acceder a nuestros parques nacionales, pero nos desmayamos ante la posibilidad de brindarle un poco de protección a ese gran parque nacional nuestro llamado la agricultura?
Para un papa puede ser fácil contestarle a sus hijos las preguntas anteriores con un "pregúnteselo a los economistas" pero entonces: ¿Qué hace un papa economista?
Traducción de artículo publicado en el Daily Journal