1 de febrero de 2001

No, gracias

No, gracias

El párrafo que sigue lo extraigo verbatim del UK Energy Report 1999, publicado por el Ministerio de Comercio e Industria de Inglaterra.
El precio al detal de los productos se determina en gran parte por los impuestos, especialmente para los combustibles. Las cifras anexas ... ilustra la creciente proporción del precio de la gasolina, atribuible a los impuestos. La incidencia de los impuestos, ...explica alrededor del 85 por ciento del precio final de la gasolina sin plomo... Se espera que los precios sigan creciendo, dado el compromiso del Gobierno Inglés de aumentar los impuestos al petróleo en promedio un 6% anual, por encima de la inflación."
Las cifras del reporte indican que el precio de la gasolina sin impuestos, bajó de 15 a 10 peniques por litro entre 1980 y 1999, una disminución del 33%. No obstante para el mismo periodo en Inglaterra, el precio al consumidor pasó de 26 a 68 peniques por litro, aumentando el 162%. La explicación de tal fenómeno se encuentra en los diversos impuestos a la gasolina, que de 11 peniques en 1980 se elevaron a 58 peniques por litro para 1999, un incremento del 427%.
Los impuestos, aplicados de manera discriminatoria al petróleo, que favorecen por ejemplo al carbón, afectan tanto el volumen como el precio de venta de nuestro principal producto de exportación y perjudican por lo tanto directamente a nuestro país. Toda Europa aplica impuestos del mismo orden y las demás economías consumidoras, exceptuando los Estados Unidos, evolucionan en esa misma dirección.
Fue sólo hace pocos meses que se comprendió la magnitud de estos impuestos y las consecuencias, por lo menos en Europa, fueron serias protestas por parte de los consumidores. Habrá que observar si en el 2001, países como Inglaterra y Alemania, aún cuando desnudados, prosiguen con sus alzas preprogramadas.
El relativo silencio de Venezuela y de otros países petroleros, los verdaderamente agraviados, sorprende. En ocasiones me pregunto si tal pasividad tendrá su origen en el hecho de que en este mundo globalizado, aún todos se mueren por la posibilidad de que algún día La Reina, los invite a tomar té en su palacio. 
En Noviembre del 2000, el presidente de la Fundación Europea de Energía de la Unión Europea, con gran cinismo anunció que en el diálogo entre consumidores y productores del petróleo, se podría discutir de todo, menos de los impuestos, ya que éstos no afectaban significativamente el consumo.
En Diciembre del 2000, la Unión Europea anunció un donativo de 55 millones de euros para la reconstrucción de Vargas, a ser desembolsado en dos años.
En un mundo que pregona el libre comercio, los impuestos al petróleo constituyen una hipocresía. Puede que yo, por ser venezolano descendiente de europeos reaccione en especial, pero estoy convencido de que tenemos que situar nuestra protesta en su correcta dimensión. En tal sentido, y aún cuando jamás hubiera rechazado la ayuda ofrecida por los Estados Unidos durante la tragedia en Vargas, hoy no dudaría en responderle a Europa: No gracias, no queremos su donativo, esa cantidad equivale a la que Venezuela obtendría cada semana si Ustedes, sobre las bases de un falso ambientalismo y una voracidad fiscal real, no aplicasen impuestos que discriminan al petróleo. No ayudaremos a calmarles su conciencia institucional, aceptándoles unos insolentes trueques con espejitos limosneros.