El pobre uso dado históricamente a los ingresos petroleros, así como los planes de elevar la producción de petróleo a seis millones de barriles diarios, hacen evidente la urgencia de disponer de un modelo económico razonable. En estos momentos de angustia nacional, cuando la única salida suena demasiado a “Fondo Monetario, sudor y lágrimas”, debe haber lugar para lanzar con entusiasmo un modelo que despierte y aliente esperanzas, que desarrolle criterios de exigencia en cuanto a calidad de resultados y, por sobre todas las cosas, que enseñe Venezuela a vivir agradecida, orgullosa y sin pena de una renta administrada responsablemente.
¿De dónde habrá surgido la extraña noción de que ser rentista tiene una connotación peyorativa cuando toda la humanidad lucha para convertirse en rentista?
Lo malo está en ser malos rentistas. Para Venezuela, el petróleo es una bendición y, como tal, debemos permitir que nos bendiga. Si en el pasado nos hemos visto en la necesidad de referirnos a él como “el excremento del diablo”, por la mala aplicación y administración de la renta, conviene recordar que los males no están necesariamente en el excremento sino, en todo caso, en quien los deposita.
PD Leo en la prensa (El Nacional, 30 de noviembre de 1997) las siguientes declaraciones del ilustre doctor Arturo Uslar Pietri: “No hemos crecido como país productor de riqueza sino como país rentista. No hay otro problema mayor y más amenazante en el futuro de Venezuela”. Además, el doctor Uslar advierte que a mediados del siglo próximo es posible que “… el hidrógeno (…) reemplace al petróleo”.
Por supuesto, no dudo de sus nobles intenciones, pero difiero absolutamente de el. El momento no es para abandonar el modelo rentista sino, todo lo contrario, para exigir la adopción de un modelo rentista exitoso. Una convocatoria para celebrar el “Día Nacional del Ingreso Petrolero”, que se inicie con una misa para agradecer a la Providencia (donde el evangelio sobre la parábola de los talentos sería una apropiada fuente de inspiración para el sermón), que siga con emotivos discursos de nuestros principales líderes (incluido el doctor Uslar) sobre la responsabilidad moral que significa una renta y que finalice con una estimulante presentación sobre el verdadero potencial del país, tendría un impacto mayor, en cuanto a la presión necesaria para corregir el rumbo de Venezuela, que los llamados derrotistas y a que ignoremos la renta.
Per Kurowski E.
Extracto de un artículo escrito para Debates-IESA.