Objetivamente hay pocas cosas que tienen tanta importancia para el futuro de la industria petrolera de Venezuela como el desarrollo de la Orimulsión. Hay muy pocas áreas del mundo con la cual Venezuela tiene relaciones tan estrechas como la de Florida. El 24 de Junio de 1998 el Estado de Florida, sin fundamento, ratificó una prohibición para usar la Orimulsión en la generación de electricidad.
Nosotros los venezolanos hemos recibido una insolente y costosa bofetada pero seguimos, como si nada, haciendo maletas para beneficiar a Florida con nuestras visitas. En mi opinión lo anterior evidencia la ausencia de un ingrediente absolutamente necesario para lograr enfrentar y corregir la difícil situación por la que atraviesa nuestro país, el del sentido patrio.
De muy joven participé en desfiles donde en fechas patrias con himnos, escudos y banderas se promocionaba el concepto de nación. De ésto no me quejo y por el contrario lo agradezco. No obstante los tiempos cambian y hoy no creo que recomendaría exagerar con los desfiles si queremos lograr darle a nuestros hijos ese regalo que constituye el sentirse orgulloso de pertenecer a un país; ser venezolano.
Por cuanto a la Orimulsión, producto e invento venezolano, se le puede atribuir tantos elementos míticos como reales creo posible desarrollar alrededor de éste, una actualizada campaña de identidad nacional. En tal sentido basta visualizar unas imágenes donde la energía y el poder brotan en las turbulentas aguas de nuestro Orinoco.
Reconozco el riesgo que corro de que se me acuse de cursilería patriótica y muchos pudiesen preguntarme sobre lo que haríamos con un orgullo nacional. La respuesta es obvia. Estaríamos en capacidad de demostrarle al mundo que Venezuela, mas allá de ser una simple delimitación geográfica, representa una comunidad de voluntades que como tal hay que respetar.
Estoy absolutamente seguro que de existir la posibilidad de que la juventud de Venezuela reaccionase ante la decisión de Florida suspendiendo sus viajes a Disney y exigiéndole a sus padres el llevar su "está barato dame dos" a otros sitios, Venezuela sería un país con futuro.
En estos momentos donde se oye un clamor para declarar una situación de emergencia ante la reciente caída en los precios petroleros, la casi total apatía nacional que se nota ante la decisión de Florida me resulta más preocupante. Como ejemplo del silencio reinante basta notar que las discretas protestas expresadas por la Cámara Venezolano Americana, VenAmCham, único ente que de verdad posee el derecho al silencio del apenado, superan las protestas del Congreso, Fedecámaras, CTV, universitarios y candidatos presidenciales.
En el mundo de hoy es indiscutible que la presencia de una opinión pública vociferante es un arma indispensable para lograr resultados en negociaciones relativas al comercio internacional. Para bien o para mal, si hoy en día no nos asombramos ante las exageradas ventajas que artificialmente se adjudica la agricultura Europea es por cuanto sabemos del poder público que ejerce dicho sector.
Cuando entonces nosotros en un asunto de tanta importancia para el país, colocamos en manos de Bitor y de su gerencia (para mi desconocida), la responsabilidad sobre la negociación de Florida, sin asignarles ni el apoyo de influyentes grupos que pueden promover un fuerte lobby, ni el apoyo de una sólida opinión pública a que referenciar, se comete una infantilada, y pasa lo que tenía que pasar.
En casa cuando le comenté sobre este asunto a mis hijas, ellas expresaron al principio serias reservas; especialmente sobre la posibilidad de que esto llegase a implicar el no poder ir a Disney o el de que yo estuviese atribuyéndole una responsabilidad directa a Mickey. Cuando les explique que de verdad deberíamos escribir a Mickey para que nos ayudara ya que sin Orimulsión no hay dinero y sin dinero no hay como visitar a Mickey, regresó la armonía a la casa.
Si logramos unir el país alrededor de unos sacrificios que tengan un sentido real para nuestro país tales como: defender a toda costa la Orimulsión, imponer aranceles de emergencia que eviten una total atrofia de nuestra capacidad de generar empleo interno, extremar el cuidado de como asignar las prioridades de inversión en el país, habría posibilidad de armonía en el país.
Si por el contrario ignoramos la bofetada de la Florida, permitimos el contrabando en nuestras aduanas para garantizar el empleo en otros países, construimos (con dinero no totalmente privado) estaciones de servicio en un país con falta de colegios, fundamentamos un plan de emergencia sobre las bases de cobrar mas impuestos para financiar la indolencia y contratamos deuda adicional en condiciones escandalosas y para que la paguen nuestros nietos, no habrá país que armonizar.
Lamentablemente en este último caso no me quedara mas remedio que sugerirle a mis hijas que dejen de contemplar a Mickey como una fuente de recreación y lo vean mas bien como un futuro jefe al igual que lo ven tantos compatriotas que ya tuvieron que irse. Aprovechemos la Orimulsión para encontrarnos como nación.
Hace pocas semanas publique aquí un artículo llamado Wakapohane en el cual describí la tradición de los aborígenes de Nueva Zelandia de protestar desnudando el trasero. Cuando durante una reciente protesta universitaria observe el uso de un método similar no pude sino lamentar que el objetivo de tal protesta no tuviese un mayor significado nacional, tal como la Orimulsión. El Wakapohanear "contra el doble pasaje" o por una universidad gratuita aún para el que tiene recursos, en un país donde una razonable distribución de ingresos brilla por su ausencia, me parece es darle un pobre uso a tan noble tradición,
Pero si los estudiantes (quizás aún no se han ganado el derecho de ser considerados como universitarios) están equivocados en su enfoque, por lo menos no están solos. PDVSA en vez de aprovechar la oportunidad para solicitar el apoyo nacional para algo concreto como la Orimulsión, gasta una fortuna en una campaña publicitaria para en forma genérica (como vendiendo una marca de pasta dental) ilustrarnos a destiempo sobre los beneficios de la apertura petrolera.
Publicado en Economía Hoy 25 de Agosto de 1998
Nosotros los venezolanos hemos recibido una insolente y costosa bofetada pero seguimos, como si nada, haciendo maletas para beneficiar a Florida con nuestras visitas. En mi opinión lo anterior evidencia la ausencia de un ingrediente absolutamente necesario para lograr enfrentar y corregir la difícil situación por la que atraviesa nuestro país, el del sentido patrio.
De muy joven participé en desfiles donde en fechas patrias con himnos, escudos y banderas se promocionaba el concepto de nación. De ésto no me quejo y por el contrario lo agradezco. No obstante los tiempos cambian y hoy no creo que recomendaría exagerar con los desfiles si queremos lograr darle a nuestros hijos ese regalo que constituye el sentirse orgulloso de pertenecer a un país; ser venezolano.
Por cuanto a la Orimulsión, producto e invento venezolano, se le puede atribuir tantos elementos míticos como reales creo posible desarrollar alrededor de éste, una actualizada campaña de identidad nacional. En tal sentido basta visualizar unas imágenes donde la energía y el poder brotan en las turbulentas aguas de nuestro Orinoco.
Reconozco el riesgo que corro de que se me acuse de cursilería patriótica y muchos pudiesen preguntarme sobre lo que haríamos con un orgullo nacional. La respuesta es obvia. Estaríamos en capacidad de demostrarle al mundo que Venezuela, mas allá de ser una simple delimitación geográfica, representa una comunidad de voluntades que como tal hay que respetar.
Estoy absolutamente seguro que de existir la posibilidad de que la juventud de Venezuela reaccionase ante la decisión de Florida suspendiendo sus viajes a Disney y exigiéndole a sus padres el llevar su "está barato dame dos" a otros sitios, Venezuela sería un país con futuro.
En estos momentos donde se oye un clamor para declarar una situación de emergencia ante la reciente caída en los precios petroleros, la casi total apatía nacional que se nota ante la decisión de Florida me resulta más preocupante. Como ejemplo del silencio reinante basta notar que las discretas protestas expresadas por la Cámara Venezolano Americana, VenAmCham, único ente que de verdad posee el derecho al silencio del apenado, superan las protestas del Congreso, Fedecámaras, CTV, universitarios y candidatos presidenciales.
En el mundo de hoy es indiscutible que la presencia de una opinión pública vociferante es un arma indispensable para lograr resultados en negociaciones relativas al comercio internacional. Para bien o para mal, si hoy en día no nos asombramos ante las exageradas ventajas que artificialmente se adjudica la agricultura Europea es por cuanto sabemos del poder público que ejerce dicho sector.
Cuando entonces nosotros en un asunto de tanta importancia para el país, colocamos en manos de Bitor y de su gerencia (para mi desconocida), la responsabilidad sobre la negociación de Florida, sin asignarles ni el apoyo de influyentes grupos que pueden promover un fuerte lobby, ni el apoyo de una sólida opinión pública a que referenciar, se comete una infantilada, y pasa lo que tenía que pasar.
En casa cuando le comenté sobre este asunto a mis hijas, ellas expresaron al principio serias reservas; especialmente sobre la posibilidad de que esto llegase a implicar el no poder ir a Disney o el de que yo estuviese atribuyéndole una responsabilidad directa a Mickey. Cuando les explique que de verdad deberíamos escribir a Mickey para que nos ayudara ya que sin Orimulsión no hay dinero y sin dinero no hay como visitar a Mickey, regresó la armonía a la casa.
Si logramos unir el país alrededor de unos sacrificios que tengan un sentido real para nuestro país tales como: defender a toda costa la Orimulsión, imponer aranceles de emergencia que eviten una total atrofia de nuestra capacidad de generar empleo interno, extremar el cuidado de como asignar las prioridades de inversión en el país, habría posibilidad de armonía en el país.
Si por el contrario ignoramos la bofetada de la Florida, permitimos el contrabando en nuestras aduanas para garantizar el empleo en otros países, construimos (con dinero no totalmente privado) estaciones de servicio en un país con falta de colegios, fundamentamos un plan de emergencia sobre las bases de cobrar mas impuestos para financiar la indolencia y contratamos deuda adicional en condiciones escandalosas y para que la paguen nuestros nietos, no habrá país que armonizar.
Lamentablemente en este último caso no me quedara mas remedio que sugerirle a mis hijas que dejen de contemplar a Mickey como una fuente de recreación y lo vean mas bien como un futuro jefe al igual que lo ven tantos compatriotas que ya tuvieron que irse. Aprovechemos la Orimulsión para encontrarnos como nación.
Hace pocas semanas publique aquí un artículo llamado Wakapohane en el cual describí la tradición de los aborígenes de Nueva Zelandia de protestar desnudando el trasero. Cuando durante una reciente protesta universitaria observe el uso de un método similar no pude sino lamentar que el objetivo de tal protesta no tuviese un mayor significado nacional, tal como la Orimulsión. El Wakapohanear "contra el doble pasaje" o por una universidad gratuita aún para el que tiene recursos, en un país donde una razonable distribución de ingresos brilla por su ausencia, me parece es darle un pobre uso a tan noble tradición,
Pero si los estudiantes (quizás aún no se han ganado el derecho de ser considerados como universitarios) están equivocados en su enfoque, por lo menos no están solos. PDVSA en vez de aprovechar la oportunidad para solicitar el apoyo nacional para algo concreto como la Orimulsión, gasta una fortuna en una campaña publicitaria para en forma genérica (como vendiendo una marca de pasta dental) ilustrarnos a destiempo sobre los beneficios de la apertura petrolera.
Publicado en Economía Hoy 25 de Agosto de 1998