16 de abril de 1999

Some –isms are still alive and kicking

I recently read an article published in The Daily Journal by a frequent contributor to these pages, Michael Rowan. I do not know Mr. Rowan, but I often envy his capacity for analysis and of expression. The article in question was titled “An End to the Age of Isms”, and it contained a few phrases which compel me to reply.
Specifically, Mr. Rowan wrote: “Yet there are still pockets of resistance to market democracy in the world. There are the nationalists who believe in protectionism and are afraid of globalization, ..... . In those places, one finds the old media, propaganda, hierarchies and also, deeply entrenched poverty. That is their tragedy. The world has passed them by ... . What work is freedom. Freedom in the market .... . For those with the responsibility of writing a new Constitution for Venezuela, this is the truth which can set them, and their country, free at last.”
I cannot agree more with the concept of freedom as expounded by Mr. Rowan in his article. However, when he attempts to segment or divide the world into right and wrong, into those that behave and those that sin, I have no other option as a Venezuelan but to cry “Foul”.
I do not believe there is any reason to, either directly or indirectly, label Venezuela as a country of protectionists afraid of globalization. On the contrary, Venezuela’s borders, both commercial as well as cultural, are among the most permeable and open in the world.
There are no limits as to what goods and services can be imported into the country. On top of this, the limited duties imposed are more than often not even paid at the ports of entry. In addition, few could question the eagerness and openness with which Venezuelans accept any type of external influence.
Champagne is charged a duty of 26%, quasi-monopolistic services such as those of international auditors and law firms are marketed with ease, patent and intellectual property right agreements are applied quickly, as in the case of laboratories, and finally, our early morning radio broadcasts allow us to hear all types of debate about matters typical of the globalized world such as oral sex.
What does Venezuela obtain in return for this extraordinarily good behavior as a citizen of the globalized world?
We know very well that the worth of something is what the consumer is willing to ultimately pay for it. Today, for each 100 units a European consumer pays for a tank of gasoline, the producer of the latter receives 10 units, the distributor 5 units and the taxman of the country it is pumped in receives 85 units. The fact that the taxman receives 85 units and the producer only 10 units means they are applying an effective commercial duty or tax of 850%.
The experts, very able at managing the percentages in order to defend their interests, frequently refer to taxes on oil as being “only 85%” and never as a duty on the product. If, for example, we were talking about a Mercedes Benz which goes for US$ 100,000, I am sure Daimler Benz would not be talking about “only 85%” if this sale would be broken down into a sales commission of US$ 5,000, a payment to the manufacturer of US$ 10,000 and a transfer to the taxman of US$ 85,000.
It is not true that prices of oil are low, since for the consumer the prices have never been as high. Our only problem as a producing nation is that on the income side, we have never received less. The taxmen in the consumer nations receive more, a lot more, income from each barrel of oil commercialized than the producer of the same.
This is what Venezuela got. A system of free trade that only pays it a meager 10% of the value of the non-renewable asset that it liquidates. Just like any Little Red Riding Hood, we readily swallow the stories about the freedom of markets when in reality they hide the evil, bad wolf of protectionism, environmentalism and fiscalism, three “isms” that are very much alive and kicking, thank you!
I agree in no uncertain terms with Mr. Rowan that the Constituent Assembly has much work to do, but in my wish list I have not included his recommendations with regards to increased global aperture. My rather long wish list includes, for example, ensuring that the citizens of the country can access adequate information pertaining to the government’s management of its affairs, more effective limitations on new public indebtedness and finally (something inspired by Mr. Rowan) the banning of ingenuousness as a basis for our commercial policies.



6 de abril de 1999

El petróleo, el ausente en la Cumbre de Comercio y Ambiente

Durante los días 15 y 16 de Marzo, la Organización Mundial de Comercio (OMC), organizó en Ginebra un seminario sobre Comercio y Ambiente, de extraordinario interés para un país como Venezuela, que por ser petrolero, es víctima por excelencia del “proteccionismo verde”. Para los lectores que no conocen el origen de mis planteamientos en los próximos tres párrafos hago un breve resumen. 
Conocemos que el valor de algo es lo que el consumidor está dispuesto a pagar por él. Hoy, de cada 100 unidades monetarias que un consumidor europeo paga por un tanque de gasolina, al productor de la gasolina refinada le tocan 10, al distribuidor 5 y al fisco del país donde se expende 85. El hecho de que el fisco ajeno perciba 85, en relación a los 10 del productor, equivale a la aplicación de un arancel comercial del orden de los 850%, lo cual es la causa fundamental de una demanda petrolera deprimida. 
De igual manera, en artículos anteriores hemos llegado a la conclusión de que es falso que los actuales precios del petróleo sean bajos, todo lo contrario. En realidad, nuestro problema consiste en que de unos precios altos, como productor, cada día nos toca menos.
Lo anterior, no se limita a Europa sino que aupado entre otros por el Fondo Monetario Internacional, pronto abarcará todo el globo terrestre y sólo irá de mal en peor. Ya varios países han oficializado planes para duplicar los impuestos, lo cual, a precios de hoy, implicaría un precio de gasolina en muchas partes del mundo de $ 2.50 por litro y correspondiéndole al productor, salvo que los países petroleros hagamos algo al respecto, sólo $0,125. 
El seminario de la OMC sobre Comercio y Ambiente constituía un excelente foro para iniciar la defensa de nuestros intereses.
En sus palabras de apertura, el Director General de la OMC, el Sr. Renato Ruggiero, explicó que el objetivo de la OMC es el de disminuir barreras, evitar la discriminación y, en fin, crear un sistema de comercio internacional basado en las reglas y no en la fuerza. Dijo: “tenemos que … garantizar que la pelea en contra de la degradación ambiental no tenga implicaciones proteccionistas” ¡Qué oportunidad más clara para denunciar a los impuestos petroleros como el ejemplo más vil de todos los proteccionismos!
El Sr. Schorr, del World Wildlife Fund, una de las organizaciones ambientalistas más prestigiosas del mundo, se refirió, dentro del marco del mencionado Seminario, a los subsidios pesqueros, cuya cuantía estimó en decenas de billones de dólares anuales y opinó que éstos contribuyen, directa o indirectamente, a generar un exceso de capacidad en la flota pesquera mundial, causa principal de la pesca excesiva que está agotando los mares. ¡Qué ejemplo más oportuno para recordarle a una audiencia la teoría del “cuero seco”: lo pisas en una esquina y se levanta en la otra, indicando que gran parte de esos subsidios son financiados por los impuestos a la gasolina!
La delegación de Canadá declaró: “No puede haber desacuerdo sobre el hecho de que el comercio genera desarrollo y crecimiento económico. La riqueza así generada provee los recursos necesarios para sostener nuestro ambiente”. ¡Qué oportunidad para exponer que con una reducción de los impuestos al petróleo, habrá más crecimiento de la economía mundial y, por ende, más recursos para defender el ambiente!.
El Sr. Klaus Topfer, Director Ejecutivo del UNEP (Programa Ambiental de las Naciones Unidas) señaló que el comercio y la política ambiental no pueden estudiarse de manera aislada de los problemas de las deudas internacionales y de la necesidad de aliviar la pobreza. ¡Qué oportunidad para reclamar el hecho que Venezuela, por recomendación de la banca internacional, se endeudó y hoy no puede servir tal deuda, encontrándose sumergida en la pobreza a causa de la confiscación de sus ingresos petroleros!
Argentina expresó, también dentro del seminario, que los países que se presentan como los campeones del ambiente necesitan remover subsidios que distorsionan el comercio y que crean pobreza alrededor del mundo. ¡Qué oportunidad para informar a quien podría llegar a ser nuestro socio en Mercosur, sobre nuestro problema cuando ellos, como tantos otros países, siguen las “recomendaciones” del FMI y aceptan aumentar los impuestos petroleros!
La Cámara Internacional de Comercio sostuvo que no necesariamente deberían haber conflictos entre el comercio y las normas destinadas a proteger el ambiente, siempre y cuando la OMC asegurase que éstas fuesen aplicadas de manera no discriminatoria. ¡Qué buen momento para protestar por la discriminación a la que, como fuente energética, está sujeta el petróleo! ¿Quién ha oído hablar sobre impuestos del 850% a la energía nuclear (Chernobil), carbón (sucio) o hidroelectricidad (desviando los causes naturales de las aguas)?
Portugal sostuvo que el problema ambiental es un problema global, que requiere de una solución global si se desea evitar el proteccionismo. ¡Qué oportunidad para expresar nuestro acuerdo y dejar claro nuestro desacuerdo sobre el hecho de que los mayores “costos ambientales” hoy recaen, de manera injusta, sobre los productores del petróleo!
En fin, el mundo ante nuestro continuado silencio podrá seguir argumentando su ignorancia. Es urgente que ante la OMC y, de manera formal, denunciemos al proteccionismo “verde-fiscalista”, que se encuentra presente en los actuales impuestos a la gasolina y a otros productos petroleros. No creo que logremos resultados inmediatos, la pelea es larga pero, al menos, quedará establecido oficialmente, que de ese día en adelante, los daños que nos causen, ya serán con dolo.

Economía Hoy 6 de abril de 1999