31 de julio de 2008

Aquí… entre tantos rabos de paja

Todos hemos durante casi un siglo ya aceptado o condonado con nuestro silencio que el Estado retenga las resultas del petróleo y sea el responsable por darle su mejor uso, gastándolas o sembrándolas.

Lo anterior y especialmente cuando el precio del petróleo es alto y las resultas inmensas, sitúan tantos recursos en manos del Estado que nosotros, los ciudadanos, conciente o inconscientemente, no solo buscamos recuperar lo que podría ser nuestra justa cuota parte de esas resultas sino, preferiblemente, algo mas. En tal sentido la gran mayoría de los venezolanos tenemos rabo de paja y quienes por alguna razón no la han logrado, nuestros muy pobres, tienen por supuesto todo el derecho del mundo de aspirar a tener su propio y frondoso rabo de paja.

La captura de lo nuestro lo hemos buscado vía contratos públicos, Recadi, Cadivi, gasolina regalada, planes tipo Mariscal de Ayacucho, cargos públicos para los cual no somos suficientemente calificados y muchas otras vías, algunas de las cuales pueden ser tan creativas o sigilosas que ni siquiera las conocemos.

Por supuesto el todos tener rabos de paja en un país que funciona es algo muy diferente a poseerlos en un país que no funciona, por cuanto en el primer caso por lo menos podríamos justificar toda la energía, inteligencia, creatividad y combatividad que hemos invertido en su consecución con nuestra chupadera de las medias del cacique de turno.

No obstante lo mas triste es que las resultas del petróleo y que estaban supuestas hacernos unos grandes profesionales, trabajadores, empresarios y ciudadanos, con su centralización en manos del cacique de turno, han terminado por convertirnos en limosneros… ya que limosnero es limosnero independientemente de lo bien que se vista y de a quien le pida la limosna.

A lo anterior tenemos que darle un parado ya, a cuenta del amor que le profesamos a Venezuela y a nuestros hijos.

Ustedes saben que llevo tiempo escribiendo sobre lo grotesco que resultan los precios a los cuales vendemos la gasolina en Venezuela. Pero igualmente saben que igual como ustedes he sufrido del solo pensar que algo de esos aumentos vayan a ingresar a las cuevas donde el gobierno guarda sus otros tesoros y por lo que siempre he sujetado ese aumento a que el ingreso que ello genere se reparta íntegramente por partes iguales y en efectivo entre los ciudadanos.

No obstante necesitando nuestro país con tanta urgencia un gobierno lo suficientemente bueno para que pueda hacer las cosas que debe hacer, en lugar de un gobierno repartidor, tan malo que hasta nos contentamos con las cosas malas que nos deja de hacer, he llegado al convencimiento que no nos queda otra ruta que librarnos de nuestros propios rabos de paja, para así poder retarlos, en nuestro campo de batalla, el de la justicia social y la racionalidad económica.

Ciudadano Cacique de Turno, respetuosamente le informo que tiene usted la obligación de aumentar el precio de la gasolina, que aparte de enviar unos exabruptos señalamientos económicos que estimulan el que se queme para nada, permite además a los que tienen carros repartirse de manera injusta unos inmensos recursos, que hoy pasan de los catorce mil millones de dólares anuales, a cuenta de quienes no los tienen.

Ciudadano Cacique de Turno, respetuosamente le informo que es su obligación de lograr imponer tal aumento de la gasolina sin que el país se le venga abajo y el no hacerlo equivale a una admisión propia que usted no tiene ni el liderazgo suficiente, ni esta calificado para gobernar… con lo que me parece que no le quedaría otra que renunciar.

Y así siempre se lo haremos saber al mundo, cuando alguno de nuestros caciques de turno ande por ahí vendiéndose como líder mundial y echándosela de justo y preocupado por el ambiente. Se le pedirá explicar, en público, lo de los 12 céntimos de dólar por galón de gasolina, cien veces menos que el precio en Europa, así como esa absoluta falta de liderazgo que tiene en su propia casa.

Ciudadano Cacique de Turno, respetuosamente, atrévase y cóbreme los 1.500 bolívares débiles que como mínimo debería cobrarme por la gasolina, si quiere ser justo con los pobres, racional con la economía y responsable con el ambiente… ándale… no sea cobarde.

Amigo compatriota, un rabo de paja personal de diseño exclusivo puede que en ciertos momentos le pueda haber brindado algunas ventajas especiales al que lo luce, pero los rabos de paja masificados, tipo los nuestros, llevados por millones de venezolanos, resultan sencillamente estúpidos y hasta se ven ridículos.

El Universal
Noticiero Digital

24 de julio de 2008

El juramento… de la oposición

Aun cuando la historia evidencia que eso no garantiza mucho, en algún momento, antes que en nombre de la unidad de la oposición votemos todos por el candidato de la oposición que nos toque, deberíamos haberle por lo menos exigido un juramento que tenga un contenido que va mas allá que un "¡Uh ah si se va!" y un "yo prometo ser el mejor conserje". Un juramento dado, no bajo un Samán, encogollado, sino en una notaría pública.

Si no mantenemos encausados a los electos, lo mas probable es que luego se dediquen solo a lo suyo y al establecer aquellos vínculos con el gobierno central que les proporciona una parte de las resultas petroleras, para así poder alimentar a quienes ellos buscan sean sus propios leales agradecidos. El solo hecho de tener un alcalde de la oposición electo, de por si no significa mucho… o hasta puede restar.

Hoy de seguro que hay muchas discusiones con quienes deben sacrificar su candidatura en nombre de la unidad pero por cuanto somos muchos más quienes debemos sacrificar nuestro voto en nombre de esa misma unidad, igual tenemos el derecho de exigir que ello no sea un sacrificio inútil.

Cada quien puede pedir en el juramento lo que a él le parezca conveniente pero he aquí algunos puntos que yo quisiera ver incluidos, en orden aleatorio. Que algunos de ellos excedan el ámbito de una alcaldía no importa, lo que nos importa es saber que podamos contar con el electo para lo necesario.

1. Juro que entre el Estado y el ciudadano siempre le daré el beneficio de la duda al ciudadano.

2. Juro buscar el entendimiento entre el pueblo de Venezuela y extender la mano al lado opuesto sin odios y revanchismos, siempre asegurando el cumplimiento de las leyes para acabar con la impunidad

3. Juro que no aspiro a otra cosa que ser un humilde servidor público y que trabajaré por incrementar la participación de los ciudadanos en las decisiones del país, inclusive hasta lograr que las resultas del petróleo les sean entregadas directamente. Juro no usar mi posición para vender la noción que los funcionarios del Estado son los únicos y mejores sembradores del petróleo.

4. Juro jamás vender como un logro personal mío, aquellos resultados u obras financiadas con recursos que no provienen de mi propio bolsillo. Pura obras, ni una sola valla.

5. Juro apoyar a los más débiles de la sociedad, no por cuanto significan la posibilidad de un voto sino justamente por cuanto al ser los más débiles necesitan el mayor apoyo.

6. Juro creer en que hay algo profundamente injusto y equivocado cuando un activo tan valioso como la gasolina, cuya venta en su valor real podría generar recursos para satisfacer tantas otras necesidades, simplemente se regala a quienes tienen carro.

7. Juro no levantar obstáculos que dificulten que Venezuela se coloque entre los mejores del mundo y mucho menos con el sólo propósito de buscar defender a nuestros rezagados.

8. Mientras el mundo imponga y exija que les respetemos sus ventajas comparativas, muchas de ellas artificiales, juro defender las nuestras; así como a la OPEP que nos ha permitido lograr una mejor valorización de nuestro recurso petrolero no renovable.

9. Juro hacer lo que este en mi poder para entregarle a la ciudadanía toda la información que desee sobre mi gestión, de manera oportuna e inteligible, así como el dar hasta la vida por la pulcritud de los procesos electorales, incluso los revocatorios.

10. Juro que no existen otros acuerdos que me impidan cumplir con este juramento y estoy conciente que de no cumplirlo, merezco ser revocado… por mis propios electores.

El Universal
Noticiero Digital

17 de julio de 2008

Grotesco

Si un presidente, durante una cadena de televisión introdujera un dedo en su nariz y después de escarbar un rato, en cámara se comiese lo encontrado, todos nos revolveríamos en asco por lo grotesco del acto, aun cuando a la hora de la verdad, aparte de mostrar una gran falta de cultura y refinamiento, lo anterior no tenga un significado muy trascendental.

No obstante, suerte la nuestra que lo anterior no ocurre y lo cual se debe íntegramente a que en algún momento la sociedad a través de la mensajería de los padres, educadores y amigos, le logró transmitir a quien llegaría ser el presidente de turno, que eso simplemente no se hace.

Pero qué haríamos quienes sentimos una repulsa nata por ese acto si tuviésemos que vivir en una sociedad de come-mocos, donde a todos eso le parece algo muy normal y nadie cuestiona la costumbre. ¿Horrible eh?

Pues bien, algo similar me está pasando, no por lo de unos mocos, sino por algo inmensamente más grotesco e inmensamente más perjudicial para la sociedad, lo de la gasolina regalada.

El que ciudadanos educados y pensantes, en el mundo de hoy, no sean capaces de entender el mal que desde toda perspectiva se le causa a nuestra Venezuela por vender en el país a precio regalado algo tan valioso como lo es la gasolina en la actualidad; y hasta desarrollan argumentos ridículos para justificar tal nefasta política pública, eso me resulta sencillamente grotesco.

Además, vivimos en un país donde a profesores universitarios, lideres empresariales, comunicadores, grandes intelectos les parece algo perfectamente normal el regalarle el valor de la gasolina a quienes tienen un carro mientras que, al mismo tiempo, ante una sugerencia de entregarle las resultas del petróleo directamente a los ciudadanos para librarnos de la dictadura petrolera argumentan… ¿regalar?, ¿estás loco Kurowski será para que se lo tomen en caña y pongan a las mujeres en estado? ¡Grotesco!

Pues bien, en nombre mío y en el de los tantos que de una u otra manera apoyan mis argumentos, permítanme recordarles a quienes se puedan creer elite que cada vez que sienten una repulsa por algún acto presidencial, los responsables de aquello son ellos mismos, por su falta de voluntad de querer entender y querer transmitir a sus alumnos, hijos, amigos o presidente de turno el sencillo mensaje de que "eso simplemente no se hace".

¿Llegará el día en que la sociedad sea capaz de dar unas buenas clases de responsabilidad social e imponer sanciones sociales a quienes la violen y así se gane el derecho moral de quejarse del presidente de turno? ¡Dios lo quiera!

Si ustedes no son capaces de reclamar que se les entregue las resultas del petróleo para ustedes sembrarlas, y aceptan que siga el regalismo salvaje de las benevolencias presidenciales… ¿entonces de qué se quejan ustedes mis compatriotas?

Si ustedes no son capaces de responderle a un presidente que la soberanía se ejerce haciendo lo que se debe hacer y para nada como lo dicho por el de ahora, que no aumenta la gasolina para evidenciar la soberanía… ¿entonces de qué se quejan ustedes mis compatriotas?

¿Y que les podría haber dicho todo lo anterior con mayor finura? Pues no, el tiempo para eso ya pasó. Si quieren, guarden el artículo, atrévanse a que sus hijos lo lean en unos años y luego hablamos.

Y no crean que con esto quiero sugerir que otras naciones no tengan sus propios asuntos grotescos… ¡no!, para nada, abundan, solamente que, aquí y hoy, se trata de resolver algunos de los nuestros.

El país que queremos no debemos buscarlo donde lo perdimos sino donde queremos encontrarlo.

10 de julio de 2008

Con rumbo fijo al precipicio

¿Y qué si nuestro Simón Bolívar, aparte de todo lo grande que ya sabemos que fue, hubiere además sido el Warren Buffett de su época y habiendo con gran tino comprado unos campos petroleros en Texas hubiese legado sus resultas a sus compatriotas venezolanos y que a cuenta de tal herencia estuviésemos recibiendo cada uno de nosotros en estos momentos 350 dólares mensuales? ¿Habría algo malo o amoral con ello?

Y si en tal caso se apareciesen unos políticos y nos quitan esos $350 dólares a todos los venezolanos, hasta a los más pobres, con la madre de los impuestos recesivos… ¿habría un alzamiento popular basado en esos sentimientos descritos en Venezuela Heroica o nos quedaríamos tranquilos, como dopados, en nuestra Venezuela sumisa?

Digo lo anterior por cuanto eso es justamente lo que ha pasado en nuestro país donde sin existir un registro de haberse debatido o votado el asunto, el Estado simplemente se ha apropiado de las resultas del petróleo, sin más argumentos que un "así son las cosas"… "legados jurídicos de la corona"… habiendo además demostrado no ser capaz de sembrar tales resultas para que generen algo razonable.

En este momento existen tres inmensos y venezolanísimos problemas que obstaculizan cualquier solución económico-política que se le quiera dar al país para salir de las arenas movedizas donde se encuentra entrampado y agónico.

1. Las inmensas resultas del petróleo que le entran al Estado son usadas como instrumento de dominación política y claramente desbordan la capacidad del gobierno para sembrarlas de manera que puedan rendir frutos.

2. La insolencia social de mantener unos precios de gasolina con los cuales aparte de dar las señas económicas completamente equivocadas se transfiere vía la madre de los impuestos regresivos más del 10% del PIB de los que no tienen nada a los que poseen ese titulo de accionista llamado carro que les permite cobrar su dividendo petrolero.

3. Que ni los del gobierno ni los de la oposición que aspiran dirigirnos ni ven el problema anterior ni mucho menos se atreven a fijar posición sobre los dos problemas mencionados y con lo que queda establecido que los unos y los otros no son sino unos quítatetú-paraponermeyos.

Hace poco oímos al presidente devolverse sobre sus propias palabras y anunciar que para evidenciar la soberanía Venezuela no aumentaría el precio de la gasolina doméstica, a lo cual no se ha atrevido ni una sola vez durante su ya muy largo gobierno, pero tampoco oímos la oposición levantar su voz para comentar sobre la falta de soberanía que se evidencia con el no poder aumentar el precio de la gasolina cuando se debe.

En estos momentos, gane quien gane las gobernaciones y las alcaldías en noviembre, parece que Venezuela sólo podrá ir de mal en peor por cuanto se insiste en mantener rumbo fijo hacia el precipicio. ¿A estas alturas ustedes de verdad creen que lo que el país necesita y lo que importa es sólo que los servicios de recolección de basura funcionen?

El Universal

3 de julio de 2008

El mensaje petropolitano

Si un mensaje logra captar el interés de la audiencia su retransmisión está garantizada. Si un ciudadano durante una semana conversa con 10 compatriotas sobre algo y cinco de estos luego hacen lo mismo, con resultados similares, entonces, en diez semanas, se habrá logrado transmitir más de 48 millones de mensajes.

Una conversada del petropolitano Per Kurowski, cédula de identidad número 1.799.580

1. ¿Amigo, sabes que el petróleo después de cubiertos los costos de extracción y las necesidades de inversión generan algo así como 350 dólares por mes por cada uno de los 26 millones de venezolanos?

2. ¿Entiendes que el Estado agarra la totalidad del valor de esos 26 millones de veces 350 dólares mensuales, devolviendo algo de ese monto a quienes tienen un carro, o sea esa herramienta que en nuestro loco país se ha decidido es necesaria para cobrar un dividendo petrolero?

3. ¿Aparte que nosotros ya lo sabemos por cuenta propia, sabes que no hay ni un solo tratado o estudio en el mundo que sostiene que la centralización de las resultas petroleras produce un mejor resultado económico para un país?

4. ¿Estás consciente que por agarrarse esos ingresos el Estado se hace fabulosamente rico sin la ayuda nuestra y eso desequilibra a la sociedad convirtiendo al Estado en un arrogante engreído y nos reduce a los ciudadanos a ser para el cacique de turno unos simples chupamedias, o hasta un estorbo?

5. Pues bien, nosotros, los petropolitanos, somos un grupo de venezolanos que después de casi 100 años de haberle permitido al Estado agarrarse las resultas petroleras, con tan pobres resultados, consideramos que ya llegó la hora para ejecutar el único acto de verdadero significado revolucionario en nuestro país, el de entregar las resultas del petróleo directamente a los ciudadanos.

6. Nosotros, los petropolitanos, estamos 100% seguros que si logramos generar una suficiente presión del soberano podemos vía un referéndum obligar a modificar nuestra Constitución para conseguir lo anterior así sea en contra de la oposición de todos los políticos quítatetú-paraponermeyos, quienes sólo buscan ponerle la mano a las resultas, vendiéndonos una y otra vez su cuento de "ahora sí sabemos".

7. Nosotros, los petropolitanos, estamos 100% seguros que se puede lograr la distribución de las resultas mediante un sistema completamente transparente y del cual no cabría ni la más mínima objeción social.

8. Nosotros, los petropolitanos estamos 100% seguros que con el transcurrir del tiempo las resultas del petróleo, manejadas directamente por los ciudadanos producirán resultados inmensamente mejores para el país que seguir con el sistema actual.

9. Puede que un ciudadano desperdicie, una, dos, o hasta 100 resultas mensuales, pero aceptamos que esa es la única manera como un ciudadano, o su hijo puedan aprender asumir su responsabilidad. 10. Amigo, ayude a nuestro grupo de petropolitanos a convertir a los venezolanos en los mejores sembradores de petróleo del mundo.

Y yo... cédula… teléfono… @... dejo aquí una constancia por escrito de haber recibido el mensaje, de gustarme su contenido y del compromiso con mis petropolitanos para retransmitirlo, hasta mucho mejor que Kurowski, ayudando así a lograr el objetivo final de una patria mejor.
El Universal
Noticiero Digital