Una de las causas de la actual crisis financiera es que quienes otorgaban las hipotecas al mercado denominado subprime las revendían y por lo tanto no dejaban nada de su pellejo expuesto a ellas.
En 1974, recién graduado del IESA comencé a trabajar en el Fondo de Inversiones que se estaba fundando. Un lunes, me llamaron desde Miraflores para solicitar que ese viernes tuviese lista la opinión del FIV sobre la factibilidad económico financiera del Plan IV de Sidor. Les respondí, “encantado” y les solicite 20.000 profesionales, para así tener una posibilidad real de evaluar un proyecto de más de 4 millardos de dólares, en solo cinco días. Me colgaron el teléfono. Me dirigí a la Junta Directiva del FIV diciéndoles “si algo va mal con esa inversión a los responsables pueden colgarlos en la Plaza Bolívar y aún me encuentro en primavera.” Fui el primero en irme del FIV, el mismo día que llego mi escritorio.
El Plan IV de Sidor termino por supuesto siendo estudiado solo por quienes más estaban interesados en que se ejecutara; y aprobado por quienes, más conocedores que yo, sabían que para nada exponían su pellejo sino solo las resultas petroleras del Estado y por ende las resultas petroleras de nadie.
Esta semana leí sobre el histórico debate petrolero televisado en 1963 entre Juan Pablo Pérez Alfonso y Arturo Úslar Pietri. Un Pérez Alfonso, preocupado por sacarle el mayor provecho al petróleo defendía a la OPEP, pero también se preocupaba por el hecho que ese provecho fuese tan grande que ahogase al resto del país; y un Úslar Pietri que preocupado con la disminución de la importancia de Venezuela como “productor” de petróleo, predicaba esa para mi algo extraña tesis que sostiene que son las propias inversiones petroleras las que dinamizan el crecimiento de la economía venezolana.
Como ciudadano de un país petrolero que quiere verle el máximo a cada barril petrolero que liquidamos para siempre y que detesta oír hablar de “producción petrolera” cuando lo que hacemos es extraerlo, me identifico más con la posición del Dr. Pérez Alfonso.
No obstante ni Pérez Alfonso, ni Úslar Pietri, ninguno de esos dos grandes intelectuales venezolanos, mencionaron en el tema sobre quien debería ser el sembrador del petróleo venezolano, dando por sentado que eso era una responsabilidad natural del Estado. ¿Nadie representaba la voz de los ciudadanos? El debate sobre quién debe ser el sembrador del petróleo en Venezuela, increíblemente, sigue sin darse.
Estamos acercándonos al final de otro ciclo de bonanza petrolera que de nuevo terminara en la nada, o en algo peor, solo por cuanto nuestras resultas son manejadas por quienes ni son los dueños de ellas ni exponen su pellejo… y mas bien se quedan con gran parte de nuestras resultas y nuestro pellejo. ¿Cuando le tocara al ciudadano venezolano sembrar su petróleo?