En la semana de nuevo tuve la oportunidad de participar en las reuniones de primavera del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, en calidad de representante de la sociedad civil, lo que en honor a la verdad solo significa en representación mía.
Basta con recordar que estas dos instituciones ni siquiera existían durante la gran depresión de los años treinta para saber que un ¿y ahora qué?, impregnaba todos los pasillos y todas las conferencias. Sin duda también mucho de lo que ahí se discutía sonaba algo surrealista en el sentido que se trataba de tópicos álgidos del ayer y del mañana, pero que situadas en la perspectiva de la crisis del hoy, no parecían las más urgentes.
No obstante uno de esas sesiones del ayer y del mañana y que sí me intereso mucho fue una donde se discutió el tema de participación y en concreto sobre cómo se aseguraba la debida participación de todos quienes podrían tener interés directo en proyectos desarrollados por el Banco Mundial y el BID… y lo digo por lo que pasa en Venezuela en cuanto a que toda la participación, de todos menos uno, está desaparecida en la suprema centralización de poderes en el gran cacique o el gran hacendado de turno.
Una participación ciudadana donde con el dedo se decide quienes participan de las decisiones no es participación. Una participación donde todo quien pueda ser afectado por una decisión puede participar directamente o delegar en alguien directamente su representación es participación. Una delegación en alguien para que luego éste tome decisiones para lo cual no fue expresamente autorizado, no tiene nada que ver con participación y todo que ver con usurpación.
Una participación ciudadana en el cómo repartir una piñata, como la petrolera, no es participación. Una participación en una decisión colectiva sobre una inversión a efectuarse y que será pagada del bolsillo de cada uno con las resultas petroleras que primero le han sido entregadas a cada ciudadano, es participación. Les pregunto, si cada ciudadano recibiese su cuota parte de la gasolina que hoy se regala y pudiese venderla en el mercado mundial… ¿Cuantos participarían en quemar la gasolina en las colas?
Otra sesión que sin duda tenía una relevancia especial para algunos de los ahí presentes se refería a cómo el Panel de Inspección del Banco Mundial, el órgano que busca asegurar que el Banco Mundial cumpla con sus propias reglas, ha manejado y debe manejar lo referente a los derechos humanos, y lo cual no es nada sencillo para organismos como estos considerando que también están obligados a respetar la soberanía de las naciones. Opiné que me pareció muy inteligente la manera de como el Panel de Inspección ha enfocado este espinoso tema, decidiendo que el Banco Mundial no debe participar en proyectos que puedan implicar que los gobiernos violen los tratados internacionales que sus propios países han suscrito.