Resultado de malas políticas económicas, malas regulaciones peormente ejecutadas, y ciertamente una gerencia bancaria deficitaria, sufrimos una gran crisis bancaria en Venezuela. Con ocasión de la compra por parte de algunos bancos extranjeros de los restos de algunos bancos bandera, escribí lo siguiente en el DAILY JOURNAL, en Junio de 1997, mes en el cual me estrenaba como articulista.
"Antes de que el tamaño del Estado venezolano se reduzca en proporción al sector privado y el Estado deje de ejercer una influencia omnipresente en todos los aspectos de la vida nacional, no habrá posibilidades de crear un ambiente donde predomine la racionalidad económica, y sin racionalidad económica no hay forma de evitar una nueva crisis financiera. La generación actual de nuestros banqueros ya aprendió su lección y espero que nuestros recién llegados visitantes no tengan que sufrirla en carne propia".
Como nada ocurrió para reducir el poder omnímodo del Estado y en verdad la mayoría de la vieja generación de banqueros tampoco dio muestras de haber aprendido la lección, mis deseos se quedaron solo en eso… y ahora… "Si no se portan bien… como quiero y digo… yo compro el banco… dime el precio… expropiándolo si fuese necesario", fueron las declaraciones dadas por el cacique de turno.
El hecho que esas palabras fueron dichas de manera improvisada, en vivo y por cadena, es sólo un agraviante menor… aun si fuesen el resultado de un consejo de ministros sostenido en pleno, durante semanas, al final no terminan siendo otra cosa que otra natural ocurrencia, causada y posibilitada por nosotros, por mantener investido a quien esté de turno como cacique, con el poder absoluto que genera una chequera petrolera en época de bonanza petrolera.
"Madera olorosa a jazmín café, madera preciosa, preciosa madera, haremos una mano con esa madera, para golpear bien fuerte a quien desde siempre golpea y golpea nos golpea", cantaba Ali Primera en su Tín Marín. Y yo pregunto ¿cuántas más evidencias necesitamos para darnos cuenta que eso, lo que nos "golpea y golpea", lo que nos humilla y nos impide ser una nación de avanzada y lo cual requeriría de ciudadanos de avanzada, es, antes que nada, una chequera petrolera poderosa en manos de un cacique?
Con lo anterior no sugiero, como quizás podría haber implicado un Alí Primera radical, el que salgamos a golpear al cacique. ¡No! ¡Dios nos libre! Simplemente debemos ponerle coto a todo esto, por siempre, quitándole o imponiéndole a quien sea que esté de turno en el gobierno, unas muy estrictas limitaciones a las resultas petroleras que alimentan su chequera.
Deseo un país normal donde las autoridades deben rendirles cuentas a los ciudadanos, por cuanto éstos son los que les pagan sus sueldos. Un país normal, con un Presidente, que ni lo creemos Mister Músculo, manteniéndolo como sembrador de nuestras resultas petroleras, fracaso tras fracaso; ni que se cree un Mister Músculo, a cuenta de nuestro músculo petrolero.
No salgamos de la locura actual para sólo seguir con la locura. No permitamos que los QUÍTATE-TÚ-PARA-PONERME-YO nos agiten para que nos golpeemos los unos a los otros, en lugar de golpear donde debemos.
El problema mayor del país no es la pobreza, la inseguridad, la falta de empleos y lo demás que nos agobia. El problema es aquello que nos impide solucionar de manera permanente lo que nos agobia.