Si uno no tiene la voluntad de defender a su mamá, esposa o hijas, ¿cómo puede uno entonces esperar poder defender a la prima tercera de la vecina, que se mudó hace 9 años?. Así es Venezuela, si no sabemos defender al petróleo, ¿con qué fuerza de nación salimos a defender nuestros otros intereses?
Hace poco, nuestra industria petrolera estaba en manos de quienes, como si el petróleo valiese cero, estaban dispuestos a aumentar la producción, aun cuando el país sólo recibía US$ 8, que apenas cubrían los costos.
Por supuesto que hoy estamos mejor con un recorte en la producción que logró llevar el precio hasta casi US$ 30 por barril, aunque debemos recordar que tal precio no representa ni el 45% de su valor real para 1980.
La OPEP, con cierta razón temerosa, siempre contempla la posibilidad de que los precios ya sean tan altos, como para estimular a nuevos productores entrar al mercado o desestimular la demanda mundial, con el riesgo de que los precios nuevamente se derrumben. Como resultado, próximamente habrán de discutir aumentos de producción y/o bandas de precios.
Como país productor, claro que estamos interesados en la estabilidad del mercado petrolero, pero nunca debemos olvidar que justamente tal estabilidad, al otorgarle tranquilidad a los productores menos competitivos, puede ir en contra de nuetros intereses. Igualmente, debemos recordar que la estabilidad también le interesa mucho al consumidor. En tal sentido, considero que la OPEP, antes de otorgar lo que sin duda son concesiones, debe esforzarse más por lograr reversar factores, que han impedido que se reciba el valor justo por el petróleo.
De un barril de petróleo se extraen aproximadamente 80 litros de gasolina, 50 de jetfuel y gasoil, 20 de lubricantes y 10 en otros residuales pesados. Hoy, en marzo del 2000, la gasolina en Europa se vende a 1,25 US$ por litro, por lo cual el barril de petróleo, sólo en gasolina, ya vale 100 US$. Cuando agregamos los demás productos, podemos decir que el barril de petróleo, a precio del consumidor, se valoriza hoy en Europa y otras partes del mundo en 150 US$.
Los 150 dólares se distribuyen de manera injusta, 30 para el productor, 5 para el distribuidor y 115 para el fisco europeo. Los impuestos, que representan casi un 330% (15/35) resultan, a la luz de la apertura comercial y una supuesta reducción de aranceles a nivel global, extraordinariamente injustos.
De no aplicarse impuestos a los productos petroleros, tanto los precios como la demanda del crudo serían mayores y los términos de intercambio comercial para los productores de petróleo mejores. Tan es eso así que, en el caso de Venezuela, en muy poco tiempo podría cancelar toda su deuda externa e interna.
Por lo anterior, considero inaceptable que hoy la OPEP colabore con el mundo ofreciendo aumentos de producción o introducción de bandas de precios, sin ni siquiera denunciar, y mucho menos negociar, una reducción de los impuestos al petróleo.
Para quien dude lo anterior, presento a continuación unos datos extraídos del reporte'World Oil Trends 1999' publicado por Arthur Andersen y Cambridge Energy Research Associates. * El precio del barril de petróleo, a finales de 1998, se situaba en sólo el 18% de su valor real en 1980.* La demanda que ante tal caída en precios se podría haber esperado que subiera fuertemente, aumentó de 1980 a 1998 sólo un 11%, al pasar la producción mundial de 59,4 a 66,1 millones de barriles diarios.* La participación del petróleo en consumo mundial de energía primaria, en lugar de subir fuertemente ante tal caída en precio, sin embargo bajó del 43% al 35% de 1980 a 1998. Los datos parecen indicar que el petróleo perdió importancia, o bien por una mayor competencia en la producción, o bien por una mayor eficiencia en el consumo. Tal conclusión luce prematura al considerarse lo siguiente:
* El índice de los precios reales de los productos petroleros a nivel consumidor, de un 100% en 1980, para 1998 se situaba en un 91% para Estados Unidos y en un increíble 247% para Inglaterra todo lo cual no refleja, para nada, la caída del índice del precio de petróleo al 18%.* Los impuestos ad-valorem sobre la gasolina, calculados sobre la base de lo que recibe el fisco, comparado con lo que reciben todos los demás eslabones, evolucionaron entre 1980 y 1998 así: en Estados Unidos de un 12% a un 49% y en Inglaterra de un 85% a un 456%. La conclusión real es evidente. No es que el petróleo haya perdido importancia. Vía los continuos aumentos en los impuestos a su consumo, aplicados de manera discriminatoria (se excluye el carbón y otras fuentes energéticas), los gobiernos de los países consumidores lograron, tanto frenar la demanda por el petróleo como confiscar una mayor parte de su valor.
El petróleo es un activo no renovable y tenemos una responsabilidad fiduciaria de extraer su máximo valor. Para aumentar la producción y estabilizar los precios con bandas debemos exigir que se reduzcan los impuestos y que obtengamos un mayor porcentaje del valor del petróleo. Hoy sólo recibimos un 20% (30% US$ de 150 US$), creo que debemos aspirar al 80% de su valor así sea de un precio menor.
De no lograrlo, nuestra respuesta no debería ser la de reducir la producción, sino la de no mandarles ni un solo barril.