614.790 es ahora el salario mínimo mensual, lo que equivale aproximadamente a unos 280 dólares a la tasa oficial y quizás a unos 180 a tasas de realidades de por ahí. El anuncio constituye otro de esos miles de momentos oportunos para recordar que la venta de unos 3 millones de barriles diarios a 52 dólares netos de costo significa 180 dólares mensuales, no solo para los afortunados que por lo menos tienen acceso a un salario mínimo sino que para cada uno de los 26 millones de venezolanos. El que tengamos que vivir una vergüenza nacional de expectativas no alcanzadas, se debe exclusivamente al hecho que los ingresos que recibimos por la liquidación de nuestro petróleo no son ingresos del pueblo sino ingresos del desperdiciador de turno.
Olvídense de buscar un líder si todo líder que encontremos luego lo vamos a enloquecer dándole la chequera petrolera y con la cual pasará, en menos de lo que canta un gallo, de considerarse de un elegido nuestro para servirnos, a simplemente ser un elegido.
Si deseamos persistir en esta locura colectiva nuestra de creer que vamos a estar mejor entregándole lo que se recibe por el petróleo al presidente de turno, o dejándonoslo quitar por el dictador de turno, que administrándolo nosotros mismos, es mejor que en lugar de una elección utilicemos una lotería, donde dejamos en manos de Dios decidir, ya que así por lo menos podemos diluir con algo nuestra culpa y nuestras desilusiones.
Por más que lo pienso más estoy seguro que estamos locos. ¿Qué broma es esa de elegir cada cinco o ahora seis años a una persona para entregarle todo el ingreso petrolero solo para luego tener que chuparle las medias al neoarrogante de turno para que nos devuelva algo de lo que era nuestro para comenzar?
Si uno quiere que un maestro de obras haga unos arreglos en la casa, pues se le da un adelanto y se le paga en la medida que vaya entregando sus obras. Entregarle al maestro de obra toda la casa como anticipo, para luego sin que entregue obras tener que rogarle que por lo menos nos deje vivir arrinconaditos ahí entre los escombros, no puede ser otra cosa que locura.
Ya oigo a quienes se rasgan las vestiduras sobre la posibilidad que se le entregue algo de esos ingresos que obtenemos liquidando el petróleo para siempre, directamente a los venezolanos gritar: "¡No, se lo beben en caña!". Pues estoy absolutamente seguro que cada uno de mis veinte y seis millones de compatriotas están en mucha mejor capacidad de darle un mejor uso a sus 180 dólares mensuales, a que un "elegido" lo logre con los cuatro mil seiscientos ochenta millones de dólares mensuales que eso equivale.
Olvídense de buscar un líder si todo líder que encontremos luego lo vamos a enloquecer dándole la chequera petrolera y con la cual pasará, en menos de lo que canta un gallo, de considerarse de un elegido nuestro para servirnos, a simplemente ser un elegido.
Si deseamos persistir en esta locura colectiva nuestra de creer que vamos a estar mejor entregándole lo que se recibe por el petróleo al presidente de turno, o dejándonoslo quitar por el dictador de turno, que administrándolo nosotros mismos, es mejor que en lugar de una elección utilicemos una lotería, donde dejamos en manos de Dios decidir, ya que así por lo menos podemos diluir con algo nuestra culpa y nuestras desilusiones.
Por más que lo pienso más estoy seguro que estamos locos. ¿Qué broma es esa de elegir cada cinco o ahora seis años a una persona para entregarle todo el ingreso petrolero solo para luego tener que chuparle las medias al neoarrogante de turno para que nos devuelva algo de lo que era nuestro para comenzar?
Si uno quiere que un maestro de obras haga unos arreglos en la casa, pues se le da un adelanto y se le paga en la medida que vaya entregando sus obras. Entregarle al maestro de obra toda la casa como anticipo, para luego sin que entregue obras tener que rogarle que por lo menos nos deje vivir arrinconaditos ahí entre los escombros, no puede ser otra cosa que locura.
Ya oigo a quienes se rasgan las vestiduras sobre la posibilidad que se le entregue algo de esos ingresos que obtenemos liquidando el petróleo para siempre, directamente a los venezolanos gritar: "¡No, se lo beben en caña!". Pues estoy absolutamente seguro que cada uno de mis veinte y seis millones de compatriotas están en mucha mejor capacidad de darle un mejor uso a sus 180 dólares mensuales, a que un "elegido" lo logre con los cuatro mil seiscientos ochenta millones de dólares mensuales que eso equivale.
Si el gobierno necesita luego cobrar cuatro mil seiscientos ochenta millones de dólares en impuestos, pues eso es ya otra cosa, pero en tal caso ya por lo menos queda claro quién trabaja para quién.
Uno de los 4.292.466 ciudadanos del país sombra.
(Insolentemente el CNE aún no termina por contarnos)
Publicado en El Universal 3 de Mayo de 2007