Molesta horrores cuando políticos, aspirantes a políticos y egos mediáticos, se llenan la boca hablando en tono de mucha importancia sobre la necesidad de políticas públicas o políticas de Estado, sólo para luego proceder a discutir un problema banal. La principal política pública y de Estado que necesitamos en este pobre rico país petrolero es sobre el cómo manejar mejor nuestras resultas petroleras… ¿Quién lo duda?
La "maldición petrolera", aquella que permite algunos correctamente calificar como excremento del diablo, el recurso legado a nuestro terruño por la providencia, se deriva principalmente de tres grandes problemas.
El problema político y social que se genera cuando un Estado recibe directamente las resultas por lo que los gobernantes terminan gobernando un Estado independientemente rico donde los ciudadanos son más bien una molestia,… y los ciudadanos se crean, sin razón, inmensas expectativas de ser receptores de bienes del gobierno en lugar de ser productores de bienes para el país.
El problema económico que ocurre cuando los ingresos petroleros obtenidos son demasiado elevados con respecto a la economía nacional y mantienen el valor de la divisa local demasiado elevada como para permitir que los demás servicios y productos transables producidos en el país puedan competir en los mercados internacionales.
El problema financiero derivado por la alta volatilidad de los ingresos petroleros, potenciado por la igualmente volátil capacidad de endeudamiento, y que mantiene el país en un sube y baja que marearía al mejor marinero.
Ruego que la próxima Asamblea, en lugar de expertos en asuntos comunales, como asfaltado de calles, esté representado por personas con voluntad y capacidad de enfrentar, con humildad, la maldición petrolera. Digo "con humildad" por cuanto igualmente estoy harto de los quítate-tu-para-ponerme-yo con sus engaños.
¿Dónde debería comenzar la Asamblea? Leyendo ese reporte vital, transparente e inteligible sobre lo que significa el petróleo para Venezuela, pero que jamás se ha producido por cuanto hay tanto interés vital en que no se conozca.
Ése reporte contendría datos sobre las resultas petroleras, brutas y netas, durante los últimos 50 años. Las resultas brutas incluye la contabilización de las esfumadas, por ejemplo vía el regalo de la gasolina, valorizadas a su precio de mercado internacional, así como ese endeudamiento público externo que se origina solo por ser un país petrolero.
Ése reporte analizaría los datos calculando: dólares de resultas por ciudadano, porcentaje del PIB del país, y cuánto representan estos de los ingresos fiscales del Estado central, de los estados y de los municipios.
El solo saber lo anterior nos daría más poder para defender al país de invasores, externos e internos, que todas las fuerzas juntas que carnavalescamente se han paseado por Los Próceres desde su fundación en 1956. Ojalá elijamos asambleístas, del lado que sea, que quieran trabajar para darnos a los ciudadanos la información con qué defendernos, ante nada del propio Estado y de ellos mismos, así como para asegurar que nuestras resultas petroleras se siembren mejor. Y Dios quiera que tengamos medios de información que reproduzcan tal información.
Hoy vivimos un absoluto oscurantismo, por cuanto éstos fraudulentos revolucionarios lo requieren de fondo, para ver si así logran brillar así sea un poquito.
La "maldición petrolera", aquella que permite algunos correctamente calificar como excremento del diablo, el recurso legado a nuestro terruño por la providencia, se deriva principalmente de tres grandes problemas.
El problema político y social que se genera cuando un Estado recibe directamente las resultas por lo que los gobernantes terminan gobernando un Estado independientemente rico donde los ciudadanos son más bien una molestia,… y los ciudadanos se crean, sin razón, inmensas expectativas de ser receptores de bienes del gobierno en lugar de ser productores de bienes para el país.
El problema económico que ocurre cuando los ingresos petroleros obtenidos son demasiado elevados con respecto a la economía nacional y mantienen el valor de la divisa local demasiado elevada como para permitir que los demás servicios y productos transables producidos en el país puedan competir en los mercados internacionales.
El problema financiero derivado por la alta volatilidad de los ingresos petroleros, potenciado por la igualmente volátil capacidad de endeudamiento, y que mantiene el país en un sube y baja que marearía al mejor marinero.
Ruego que la próxima Asamblea, en lugar de expertos en asuntos comunales, como asfaltado de calles, esté representado por personas con voluntad y capacidad de enfrentar, con humildad, la maldición petrolera. Digo "con humildad" por cuanto igualmente estoy harto de los quítate-tu-para-ponerme-yo con sus engaños.
¿Dónde debería comenzar la Asamblea? Leyendo ese reporte vital, transparente e inteligible sobre lo que significa el petróleo para Venezuela, pero que jamás se ha producido por cuanto hay tanto interés vital en que no se conozca.
Ése reporte contendría datos sobre las resultas petroleras, brutas y netas, durante los últimos 50 años. Las resultas brutas incluye la contabilización de las esfumadas, por ejemplo vía el regalo de la gasolina, valorizadas a su precio de mercado internacional, así como ese endeudamiento público externo que se origina solo por ser un país petrolero.
Ése reporte analizaría los datos calculando: dólares de resultas por ciudadano, porcentaje del PIB del país, y cuánto representan estos de los ingresos fiscales del Estado central, de los estados y de los municipios.
El solo saber lo anterior nos daría más poder para defender al país de invasores, externos e internos, que todas las fuerzas juntas que carnavalescamente se han paseado por Los Próceres desde su fundación en 1956. Ojalá elijamos asambleístas, del lado que sea, que quieran trabajar para darnos a los ciudadanos la información con qué defendernos, ante nada del propio Estado y de ellos mismos, así como para asegurar que nuestras resultas petroleras se siembren mejor. Y Dios quiera que tengamos medios de información que reproduzcan tal información.
Hoy vivimos un absoluto oscurantismo, por cuanto éstos fraudulentos revolucionarios lo requieren de fondo, para ver si así logran brillar así sea un poquito.