En Venezuela nadie puede dudar que las resultas petroleras se encuentran manejadas por el cacique y por algunos de sus indios de confianza de una manera extraordinariamente privada. Oír por lo tanto al cacique y sus indios de confianza despotricar sobre privatizaciones nos causaría muchísima gracia, si no fuese por las lágrimas de rabia que estorban.
De que los venezolanos somos parásitos del petróleo como sostenía Arturo Uslar Pietri y tantos otros… pues ¡No! Son los políticos, los gobiernos y ante nada nuestros caciques quienes son los grandes parásitos primarios del petróleo, nosotros somos unos simples parásitos secundarios de los repartidores del petróleo. Ojalá todos pudiésemos ser parásitos petroleros, por cuanto recibir un cheque mensual causaría mucho menos distorsión del carácter nacional del venezolano que su continua búsqueda de cómo posicionarse ante el gobierno para que le toque algo más su cuota parte de resultas petroleras.
Por cuanto hay quienes siempre se entusiasman al oír la palabra privatización, de entrada dejo muy claro que bajo ninguna circunstancia estoy sugiriendo privatizar nuestro petróleo. No lo hago por cuanto tenga una aversión a las privatizaciones, todo lo contrario, las apoyo enteramente, cuando son bien hechas; lo hago por la sencilla razón que si el valor del petróleo no estuviese protegido por la OPEP su precio de mercado sería el del costo marginal de extracción mundial y eso jamás puede ser del interés de quien está sacrificando un recurso no renovable para siempre. Para quienes desconocen el detalle permítame recordarles que la permanencia en la OPEP es incompatible con una industria petrolera privada, por aquello de las prohibiciones de los carteles. Para quienes desconocen el detalle permítame recordarles que aun con la OPEP defendiendo el valor del petróleo, los fiscos europeos captan hoy en día más del precio de la gasolina que se vende en Europa que lo que capta quien la sacrifica para siempre… imagínense lo que fuese sin la OPEP.
Espero que algún día en Venezuela se dé un verdadero debate sobre quién debe ser el sembrador de las resultas petroleras, el Estado o los ciudadanos. Espero que en la nueva Asamblea hay quienes hagan de la necesidad de mantener alejadas las manos privadas de los políticos de las resultas petroleras y asegurar la participación ciudadana en ellas su leitmotiv, si no sólo habrá sido otra de las tantas quítate-tú-para-ponerme-yo asambleas de nuestra historia.
Ser un parásito petrolero es muy honroso para un ciudadano de un país bendecido por la providencia… y su responsabilidad está en aprender a pescar lo mejor que puede con esa carnada. Ser parásito de gobierno con o sin recursos petroleros, es una deshonra y una irresponsabilidad donde lo pongan. Comencemos a celebrar el día del petróleo y, en nuestras iglesias, a dar nuestras debidas gracias.
PS. Termino esto sin conocer sobre el inicio de la nueva Asamblea… por lo que en este momento no hago sino rogar que los nuevos asambleístas no hagan absolutamente nada que pueda legitimar lo completamente ilegítimo de la anterior Asamblea. Para comenzar ruego que exijan absolutamente todas las informaciones necesarias para analizar todos los endeudamientos directos e indirectos sufridos por el país… y para de ser necesario, como muy probablemente lo será, declarar estos como odiosos y no reconocidos.