Suponga un mundo con solo dos pozos petroleros, cada uno con una capacidad de satisfacer la demanda mundial, de 1.000 barriles. El pozo A presenta un costo de extracción de $18 por barril, el pozo B un costo de $20. ¿Qué pasaría, en un mercado libre? El pozo A extraería para satisfacer toda la demanda, pudiendo vender el barril en $19.99 y obtener unas resultas petroleras de $1.999 (1.000x1.99). Pero, si el pozo A y el pozo B tuviesen su OPEP, y deciden limitar la producción entre los dos a solo 950 barriles, cada cual extrayendo la mitad, el precio podría dispararse a $25 por barril. Con ello el pozo A obtendría resultas de $3.150 (450x7), $1.151 mayores que antes y el pozo $2.250 B (450x5) en lugar de cero.
Eso es sencillamente la razón por la cual, si el petróleo es nuestro, como dueños de ese petróleo, como cualquier accionista dispuesto a defender sus intereses, debemos darle nuestro completo apoyo a la OPEP. Lamentablemente muchos de nuestros coaccionistas no están muy claros en el asunto.
Unos de ellos, por cuanto sostienen que dejemos que sean otros los de la OPEP que se coman los cambures verdes que a veces toca comerse, al necesitar de reducir el volumen de extracción, y nosotros solo comernos las maduras. Puede ser, pero de haber pensado así todos la OPEP no existiría. Mejor es abrir los brazos a nuevos miembros en la OPEP, para buscar hacer algo más digerible la época de las verdes.
Otros, por un simple prurito intelectual, el de solo aceptar mercado libres, se oponen por principios a la OPEP, sosteniendo que ésta no es sino un vulgar cartel. Pues bien, será un cartel, pero, como podría haber dicho Roosevelt, es nuestro cartel. Y basta pensar que hubiere ocurrido sin la OPEP si aún con la OPEP, el fisco de por ejemplo los países europeos, vía los impuestos a la gasolina, ya recibe mayores ingresos por barril de petróleo que el que recibimos quienes sacrificamos ese barril por siempre. ¿A cuenta de qué pueden algunos países tener derecho de proteger bienes renovables, como inventos, lo que les permite extraer el máximo de renta de las patentes, y nosotros no tener derecho de buscar maximizar el ingreso de nuestros recursos no renovables?
Escribo esto por cuanto Alberto Quirós Corradi, en "La Futura Industria Petrolera" El Nacional, 26 de junio 2011, dice lo siguiente:
"No hay que tenerle miedo a crear una nueva relación Estado/sociedad/petróleo. Hemos vivido demasiado con la doctrina populista de la propiedad del Estado del subsuelo y todos los modelos que se intentaron bajo ese paraguas han fracasado. No hemos podido construir un país moderno, sin pobreza, con servicios adecuados y con pensiones dignas. Es hora de cambiar de paradigma. Los venezolanos como propietarios del petróleo tenemos derecho a recibir los beneficios que genera, participar directamente en su explotación y guardar parte de sus ingresos para el futuro inmediato, de manera de no seguir a merced de los vaivenes del mercado".
Para quien como yo lleva más de una década y más de cien artículos indicando tal cambio de paradigma como la única esperanza para Venezuela, sin duda alguna el artículo de Quirós Corradi me contenta mucho. No obstante, por cuanto en todo ese artículo ni siquiera se mencionó a la OPEP, y algunas de las 10 sugerencias que contiene pueden entrar en serio conflicto con nuestra permanencia en la OPEP, también quede muy preocupado... por cuanto con eso no se juega.