Uno. Exijo que las resultas petroleras, vía un fondo, se repartan entre los ciudadanos, por igual, en la medida que la economía esté en capacidad de absorber éstas sin causar desequilibrios macroeconómicos.
Y se me responde: "Su idea es inviable porque culturalmente el venezolano no está preparado para esto y logísticamente habría tantas instancias para corromper el sistema. No solo eso sino las elites aventajadas culturalmente se aprovecharían de las asimetrías en su beneficio como siempre han hecho en este país. En alcohol, mujeres, tabaco y juego terminarían sus famosas regalías petroleras".
En cuanto a lo de "corromper el sistema" el solo hecho de fijar los ojos de 30 millones de venezolanos en esa libreta de ahorros, produciría un manejo mucho más pulcro que toda la supervisión oficial de un Congreso y un Contralor General estrella.
En cuanto a lo del "alcohol, mujeres, tabaco"... ¿No implica eso entonces que el voto de un venezolano, al elegir el cacique, estaría en función del alcohol, las mujeres y tabaco que se le ofrezca? ¿No es mejor que los venezolanos puedan consumir libremente sus vicios, con lo que les alcance su cuota parte de resultas, y no tengan que además prostituirse para eso, y con eso prostituirnos nuestra democracia?
En cuanto a las "asimetrías", no me hagan reír. ¿Qué mayor fuente de asimetría que la de concentrar en un cacique, o como proponen algunos, en unos pocos caciquillos federales, todas nuestras resultas petroleras?
Dos. A la diputada María Corina Machado hay que felicitarla por un excelente y oportuno llamado de atención al cacique, por su abusivo y largo auto-ensalzamiento de ego magullado. No obstante, no nos olvidemos que para muchos de nosotros, más abusivos que esos discursos, son las tantísimas promesas de los candidatos dirigidas a demostrar que ellos sí son capaces de administrar, para nuestro bien, nuestras resultas petroleras. Los primeros fastidian muchísimo, pero con las segundas, se declara la incompetencia del ciudadano. ¿Cuándo significará la oposición una verdadera nueva alternativa, en lugar de solo una muchísima mejor continuación?
Tres. Como el héroe de una comiquita, de esas que con tanto gusto leíamos a escondidas en nuestra niñez, el mandatario nacional exclamó: "Ellos verán, pero nosotros no nos vamos a doblegar ante el imperialismo y sus tentáculos". El hecho que una expresión de esa naturaleza no cause mayor revuelo, refleja el ego inseguro de un poblado de individuos que han delegado el manejo del país en un héroe de comiquita. Sin duda, para pasar de ser un poblado tipo comiquitas a ser un país serio, necesitamos de la kriptonita de repartir a la ciudadanía sus resultas petroleras.
Cuatro. Los fracasos de esta revolución en lo de la implementación, aún cuando suene increíble, superan hasta lo fracasado de sus fantasías ideológicas. Y por ello, el serrucho se les trancó. Llegado el momento de tener que abandonar el poder, de seguro que habrá unos cuantos muy interesados en que eso no ocurra, pero no tienen con qué impedirlo. Las fuerzas armadas venezolanas, no han ni remotamente llegado a esa locura de aceptar la idea de dispararles a compatriotas en masa, sólo para mantener algunos otros en el poder, tal como hemos visto ocurrir en países más retrasados.
Cinco. ¿Quién controla la Lista Tascón? Lo digo por cuanto el precio que muchos camaleónicos oficialistas desearían pagar por el poder quedar incluidos en ella, sube día a día. Sólo véales los ojos.