Si hay un incendio sin duda que se causan daños cuando se busca apagarlo con agua… pero el origen real de los daños, sigue siendo el incendio.
Lo mismo pasa con la reciente devaluación. Claro que causará daños, pero el origen real de tales daños, es un exceso de bolívares persiguiendo una insuficiente oferta de productos o servicios.
Y ese exceso de bolívares resulta de la dupla de un desenfrenado y muy poco productivo gasto de gobierno, y la no absorción de los bolívares resultantes; hoy, antes que nada, por regalar la gasolina y por vender una gran cantidad de dólares por debajo de su precio equilibrio.
Y todos esos bolívares excedentarios no absorbidos, simplemente se cuelan y produce inflación en otros lados de la economía, provocando los desequilibrios que obligan a devaluar.
Para entender el proceso es importante diferenciar entre la inflación que resulta de ajustar los precios a unos costos nuevos, la cual es una inflación necesaria, por cuanto de no darse tales ajustes no habrá la posibilidad de lograr una suficiente oferta de productos o servicios, y la inflación que resulta de seguir inyectando bolívares excesivos sin absorberlos.
Y en tal sentido la inflación de ajuste que provocara la devaluación, es una cosa muy distinta a la perversa inflación que habrá si el gobierno, cobrando más bolívares por los dólares, los vuelve a reinyectar, sin esponjas que los absorban.
Y es mentira que si no hay dólares baratos, o gasolina regalada, son los pobres quienes más sufrirán. Lo que les llega a los pobres, por vía del excesivo gasto público, no compensa ni remotamente el hecho de que son los que menos se benefician de gasolina regalada o de dólares baratos; e igualmente a ellos la inflación se les cuela por muchas otras vías.
Una oposición seria, plantearía vender la gasolina a su valor internacional, y los dólares al precio que un mercado libre indique, para luego ofrecer entregar ciertos recursos compensatorios a quienes más lo necesitan, puesto que es obvio que nuestro país tiene que ponerle un freno al exceso de bolívares disponibles, así como igualmente resulta obvio que el estado ya no puede seguir subsidiando a todos… y menos de una manera des-igualadora.
Por supuesto, una oposición aún más seria, comenzaría por canalizar las resultas petroleras directamente a los ciudadanos, para luego cobrarle a estos los impuestos que los gobiernos deberán ganarse sobre la base de una buena gestión gubernamental.
No me cabe la menor duda que el gobierno actual habrá de caerse por su falta de ineptitud y absoluta falta de seriedad, pero causa tristeza la ausencia de alternativas fundamentalmente distintas.
A Venezuela no le resulta suficiente con gobiernos que sean más chéveres, y que tengan mejores economistas y mejores administradores. A Venezuela le hace falta lograr un profundo cambio en cómo administra esas riquezas naturales las cuales, justamente por ser tan “sabrosas”, resultan tan increíblemente difíciles de manejar.
Recibo continuamente tristes e irresponsables comentarios del tipo “necesitamos que la gasolina siga barata puesto que es el único provecho que le sacamos a este país de mierda” Esas son frases que a la sociedad le toca sancionar, y jamás aplaudir.
En fin, un excesivo gasto público no productivo, la venta de dólares por debajo de su precio de equilibrio, y la gasolina regalada, conforma hoy el verdadero paquete económico que traiciona al país entero, y ante nada a nuestros pobres pobres.El Universal