Mientras el Estado venezolano, aparte de los poderes normales de un Estado, concentre además el poder que se origina en decidir sobre nuestras abundantes resultas petroleras, vivimos una autocracia... llamémosla Petrocracia.
Y no importa que nuestro autócrata sea de izquierda o derecha, malvado o benévolo, estúpido o brillante... sigue siendo una Petrocracia.
Y no importa que elijamos al autócrata por vía del voto... sigue siendo una Petrocracia. Más bien, cuando nuestro emir, cacique o rey se cubre con el manto democrático... de hecho se burla de nosotros sus súbditos.
Y qué difícil es escaparnos de aquello. William Easterly, en su libro "La tiranía de los expertos" escribe: "La familia es uno de los principales vehículos por medio de la cual valores persisten de una generación a otra. Los padres aprenden de sus propias experiencias los costos y las consecuencias de los valores conformistas comparados con los valores individualistas. Ellos luego deciden qué valores pasarle a sus hijos.... Así que una autocracia induce a los padres a resaltar la obediencia como un valor supremo para sus hijos... Así que la autocracia genera valores colectivistas y valores colectivistas generan autocracia... un círculo vicioso".
Y cuánta razón no tiene Easterly... basta recordar que en Venezuela ni siquiera se ha discutido en alguna ocasión de cierta relevancia, la posibilidad de que las resultas petroleras le sean entregadas directamente a los ciudadanos.
Como saben considero a todo candidato que se presenta ante el país haciéndose el loco sobre este tema, como un candidato autócrata de la tribu quítate-tu-pa-ponerme-yo. Igualmente considero a todo experto o intelectual que viene a Venezuela a predicar soluciones basadas en elegir un autócrata más adecuado, y no en acabar con la Petrocracia, como otro de la misma tribu... esto por cierto incluye a Mario Vargas Llosa.
Mi esperanza es que de repente algunos más de nuestros viejos fracasados, se cansen de hacerle el juego a los nuevos por fracasar, y junto con una juventud que hoy tiene acceso a otras fuentes de información, le hagamos caso omiso a todos nuestros subyugados padres y maestros y busquemos ubicar a los ciudadanos por encima de sus gobernantes.
Los autócratas y los expertos andan como locos repotenciados por el libro de Thomas Piketty "Capital en el Siglo XXI", por cuanto ése libro les abre tantas nuevas posibilidades de vender sus experticias en la re-distribución de los recursos para acabar con la desigualdad.
Como contrapeso "La tiranía de los expertos" de Easterly debe ser lectura obligatoria para quienes vivimos una petrocracia, por cuanto ese libro deja claro que los expertos debemos ser nosotros los propios ciudadanos. La idea que unos pocos puedan saber mejor que hacer con 29 millones de cuota partes de resultas petroleras, que cada ciudadano con la suya... es a corto, mediano y largo plazo simplemente un absurdo. ¡Con 100 años de experimentos nos basta!
PS. No es que yo no esté en desacuerdo con Thomas Piketty sobre que existe un inmenso problema con la creciente concentración de recursos en pocas manos. No, todo lo contrario. Es solo que estoy convencido que hay que atacar las causas de tal distribución inequitativa, algo que poco tiene que ver con el capitalismo y más con el abuso del Estado, puesto que redistribuir usando los mismos canales de siempre, solo habrá de incrementar las desigualdades, subyugando aún más a los ya más que suficientemente subyugados.