Nuestra nación es un sucio pantano y los ciudadanos formamos parte de él. La vida transcurre lentamente en el negociar con el cacique de turno la máxima cuota individual en las resultas petroleras. Tal es la ceguera y la amnesia que genera el vivir como pantanero petrolero que la mayoría de los ciudadanos pierden la noción sobre que es correcto y que no. Ejemplo de ello es que ante lo indescriptiblemente asocial que representa regalarle a quienes tienen carros algo así como un 10% del PIB, que es lo que ocurre al vender la gasolina al precio actual, no se dice nada.
Si profesores, maestros, profesionales, empresarios, políticos, curas, reporteros, artistas y todos los que tienen alguna responsabilidad en educar y formar sociedad callan sobre asuntos como la gasolina regalada, seguiremos siendo más suciedad que sociedad. Si no es para salir del pantano y mejorarnos como sociedad… ¿entonces para qué sirve la democracia?
¿Sienten que cada día se hunden más? Pues no debe sorprenderles por cuanto si ustedes compatriotas pensantes no colocan unas piedras firmes sobre los cuales todos puedan pisar para elevarse y salir del pantano, entonces le delegan esa función a los no pensantes, de cualquier color, quienes nos arrastraran cada vez más al fondo, a todos.
Por favor, oposición, ¿no se dan cuenta que el tema de la gasolina regalada les permite abrir un diálogo constructivo con quienes menos tienen y son quienes más se aferran a las promesas imposibles de cumplir del cacique de turno?
Por favor, socialistas, ¿no se dan cuenta que la cobardía mostrada por el cacique de turno en no atreverse a aumentar el precio de la gasolina los tienen embaucados en unas políticas públicas que no tienen nada que ver con un socialismo racional y moderno que pueda merecerse un calificativo siglo XXI?
Por favor, amantes del mercado, ¿no se dan cuenta que para tener el derecho de predicar sobre los beneficios del libre mercado existe la obligación de denunciar todas las faltas de libertad de mercado?
Imagínense el problema que tendrían los gobernadores y alcaldes de otros países si a su respectivo cacique de turno se le ocurre regalar la gasolina…un soberano caos en el transporte público y en el transporte privado. Eso es lo que tenemos en Venezuela. En tal sentido y buscando colocar una de esas piedras de las que les hablé, a continuación les hago un llamado a los 328 alcaldes y 22 gobernadores que resulten elegidos el próximo 23 de noviembre, para que firmen el siguiente manifiesto.
Excelentísimo Cacique de Turno. Habiendo tantas otras necesidades no podemos, debemos o queremos dedicarle más tiempo a buscarle aspirinas a los problemas viales y de transporte que azotan nuestras comunidades y que son imposibles de corregir mientras usted, todopoderoso y sabiondo, decide seguir regalándole la gasolina a todo venezolano con carro.
En tal sentido nosotros, los más recientes depositarios de la confianza del electorado, sin distingo de color político, le exigimos que aumente el precio de la gasolina y que nos transfiera todos los ingresos adicionales que se recojan, para nosotros buscar darle una solución real a nuestros problemas comunitarios de vialidad y transporte y así quedar bien con quienes nos honraron con su voto.
Un buen transporte público es un privilegio para todos, sean de clase baja, media o alta. En un país desarrollado, para la gran mayoría, el usar el carro debe ser una opción, no una obligación.
Por cierto, si quiere enviarle esos recursos directamente a los ciudadanos… no hay problema, nosotros hablaremos con ellos.
Si profesores, maestros, profesionales, empresarios, políticos, curas, reporteros, artistas y todos los que tienen alguna responsabilidad en educar y formar sociedad callan sobre asuntos como la gasolina regalada, seguiremos siendo más suciedad que sociedad. Si no es para salir del pantano y mejorarnos como sociedad… ¿entonces para qué sirve la democracia?
¿Sienten que cada día se hunden más? Pues no debe sorprenderles por cuanto si ustedes compatriotas pensantes no colocan unas piedras firmes sobre los cuales todos puedan pisar para elevarse y salir del pantano, entonces le delegan esa función a los no pensantes, de cualquier color, quienes nos arrastraran cada vez más al fondo, a todos.
Por favor, oposición, ¿no se dan cuenta que el tema de la gasolina regalada les permite abrir un diálogo constructivo con quienes menos tienen y son quienes más se aferran a las promesas imposibles de cumplir del cacique de turno?
Por favor, socialistas, ¿no se dan cuenta que la cobardía mostrada por el cacique de turno en no atreverse a aumentar el precio de la gasolina los tienen embaucados en unas políticas públicas que no tienen nada que ver con un socialismo racional y moderno que pueda merecerse un calificativo siglo XXI?
Por favor, amantes del mercado, ¿no se dan cuenta que para tener el derecho de predicar sobre los beneficios del libre mercado existe la obligación de denunciar todas las faltas de libertad de mercado?
Imagínense el problema que tendrían los gobernadores y alcaldes de otros países si a su respectivo cacique de turno se le ocurre regalar la gasolina…un soberano caos en el transporte público y en el transporte privado. Eso es lo que tenemos en Venezuela. En tal sentido y buscando colocar una de esas piedras de las que les hablé, a continuación les hago un llamado a los 328 alcaldes y 22 gobernadores que resulten elegidos el próximo 23 de noviembre, para que firmen el siguiente manifiesto.
Excelentísimo Cacique de Turno. Habiendo tantas otras necesidades no podemos, debemos o queremos dedicarle más tiempo a buscarle aspirinas a los problemas viales y de transporte que azotan nuestras comunidades y que son imposibles de corregir mientras usted, todopoderoso y sabiondo, decide seguir regalándole la gasolina a todo venezolano con carro.
En tal sentido nosotros, los más recientes depositarios de la confianza del electorado, sin distingo de color político, le exigimos que aumente el precio de la gasolina y que nos transfiera todos los ingresos adicionales que se recojan, para nosotros buscar darle una solución real a nuestros problemas comunitarios de vialidad y transporte y así quedar bien con quienes nos honraron con su voto.
Un buen transporte público es un privilegio para todos, sean de clase baja, media o alta. En un país desarrollado, para la gran mayoría, el usar el carro debe ser una opción, no una obligación.
Por cierto, si quiere enviarle esos recursos directamente a los ciudadanos… no hay problema, nosotros hablaremos con ellos.