En una democracia normal, donde el gobierno trabaja y realiza obras con los recursos que le entregan los ciudadanos con sus pagos de impuestos, se elige presidente.
En una democracia normal, donde el gobierno trabaja y realiza obras con los recursos que le entregan los ciudadanos con sus pagos de impuestos, los candidatos a presidente, debaten políticas públicas
En una democracia anormal, como la de Venezuela, donde el gobierno controla más del 95 por ciento de las exportaciones del país, se elige un chulo, ni más ni menos.
En una democracia anormal, como la de Venezuela, donde el gobierno trabaja, realiza obras, despilfarra y regala con nuestras resultas petroleras retenidas por el Estado, los candidatos a ser el próximo chulo, debaten la manera de repartir la piñata.
Y una cosa es oír debates entre candidatos a presidente, y otra, algo muy distinto, es el oír debates entre candidatos a reemplazar el chulo de turno… por muchísimo más respetuosos, educados y en general tanto mejores que tales reemplazos nos pueda parecer.
¿Les estoy faltando el respeto a ustedes los votantes? Antes de responder, consideren primero cuanto pueden estar faltándose el respeto ustedes mismos. Por supuesto que no es fácil aceptar la dura y cruel realidad de lo que les expongo, y todo ser humano posee una inmensa capacidad de auto-engaño, cuando lo necesita, pero recuerden que un presidente trabaja para los ciudadanos, mientras que un chulo doblega al ciudadano con artimañas, poder, malacrianzas y dinerillos.
¿Sienten ustedes que están dadas las circunstancias para que en el 2012 con seguridad elijamos un presidente y no sólo un neo-chulo? Si no tengo alternativas, como ser racional, por supuesto que votaré por quien al final ustedes decidan es el chulo más sensato… pero cuánto desearía poder votar con ustedes por un candidato que pudiere ser un presidente.
¿Urgencia? ¡Por supuesto! Si no comenzamos a ofrecer las opciones que permitan corregir la falla fundamental de nuestra pseudo-democracia, las posibilidades de obtener un triunfo electoral, con aquellos márgenes incuestionables que callan todo, son pocas. Y, sin unos márgenes electorales amplios, nuestras posibilidades de lograr una transición pacífica serán muy reducidas, a cuenta de esa piñata petrolera que, con su “dale-dale”, azuza a venezolanos contra venezolanos.
PS. Después de cada artículo relativo a este tema, siempre recibo muchos correos electrónicos con preguntas sobre la OPEP y PDVSA… así que:
Estoy 100 por ciento de acuerdo con la OPEP y nuestra posición debe siempre ser la de buscar fortalecerla por cuanto si no, el petróleo, como le ocurre a todos los demás recursos naturales que no tienen una OPEP que los defiendan, se valorizará al costo marginal de extracción, sin respetarle valor alguno por el hecho de ser un recurso natural no renovable.
En consecuencia, también estoy 100 por ciento a favor de una PDVSA 100 por ciento del Estado, por cuanto eso hace nuestra permanencia en la OPEP más sólida y creíble… además que de ser PDVSA privada, eso podría exponer a sus accionistas a ser acusados por actividades ilegales de cartel.
Por supuesto, ni el hecho que el Estado posea las acciones de PDVSA, ni el hecho que Venezuela permanezca en la OPEP, impiden para nada la entrega de las resultas petroleras a los ciudadanos venezolanos, para que sean estos quienes las aprendan a sembrar y, con sus cosechas, paguen los impuestos que consideren merecen ser entregadas… a un Presidente.