Amigos, seamos claros, no existen alternativas ni medias tintas. Para chupar el petróleo, o lo hacemos directamente de la generosa mama de la madre tierra o lo tenemos que hacer de la corrompida teta de un petro-Estado. Yo estoy bien claro en mis preferencias.
Uno de los mayores malentendidos de nuestra historia económica surgió cuando Arturo Úslar Pietri en 1936 ¡hace 72 años! dijo que "Si hubiéramos de proponer una divisa para nuestra política económica… la necesidad de invertir la riqueza producida por el sistema destructivo de la mina… en sembrar el petróleo" y el imaginario venezolano entendió algo así como que tal siembra tenía que hacerla el Estado. ¡No es así!
Aparte de darle unos datos, hacerle algunas advertencias, facilitarle una bicicleta medio funcional y sostenerle un poco la bici antes de que arranque, no hay manera como un padre pueda ayudar a su muchacho el aprender a montar la bicicleta. Cualquier intento del padre de ir más allá sólo puede impedir que el muchacho adquiera la necesaria confianza en sí mismo, o que se produzca la caída aparatosa de los dos. De esa misma manera, resulta imposible para el Estado entregar un petróleo sembrado…llave en mano.
En estos momentos estamos viviendo la tragedia de ser un país que no encuentra qué hacer con sus recursos financieros; que ni siquiera se atreve a ponerlos a funcionar, por cuanto producirían una indigesta inflacionaria. Si observamos que Venezuela reportó para el 2006 un ingreso bruto nacional por persona de unos 6.070 dólares y que según las proyecciones de producción de Pdvsa a los precios actuales del petróleo, la resulta del ingreso petrolero podría ser de 6.500 dólares anuales por persona para el 2012, queda claro que, dado la estructura actual del país, la brecha entre los recursos obtenidos y los recursos utilizables sólo crecería.
Nos encontramos entonces en un círculo vicioso y del cual sólo podemos salir quitándole al Estado la administración de las resultas de la liquidación de nuestro petróleo, entregándosela directamente a los ciudadanos…así sea inicialmente produciendo inflación.
¿Que muchos de los recursos serán despilfarrados? Por supuesto que sí. Eso forma parte del desarrollo de una nación pero por lo menos ese despilfarro tiene la posibilidad de traducirse en una lección aprendida y no como hoy simplemente en el despilfarro del loco-anterior que ilusamente creemos que lo evitará el no-loco-por-venir. Y digo loco…por cuanto eso es en que irreversiblemente termina cualquier persona a la cual se le entregue una repleta chequera petrolera.
Quitarle al Estado el ingreso petrolero y obligarlo a trabajar sólo con lo que pueda recaudar en impuestos cobrados al ciudadano, como por cierto lo hace cualquier Estado normal que se respeta, no sólo mejoraría las posibilidades de nuestra economía sino además facilitaría la mejor gobernabilidad del país, al eliminarle al Estado ese rol de Gran Distribuidor que tanto lo distrae del cumplir con sus verdaderas funciones.
El lograr lo anterior nos convertiría en sembradores del petróleo; y además nos liberaría de ese yugo que nos tiene disminuidos y que causa que hasta la posibilidad de un aumento en los ingresos petroleros nos produzca tristeza, al intuir que éstos sólo serán usados para humillarnos.
¡Abajo la dictadura del imperialismo petrolero! En un país petrolero no puede existir una democracia real si el ingreso petrolero se centraliza en el Estado. ¿De qué rayos hablan los que se dicen de la oposición? ¿Serán sólo representantes de los quitatetuparaponermeyo?
Una Venezuela sin un chávez, rojo, azul o del color que venga, sólo es posible si los ciudadanos tenemos las agallas de responsabilizarnos por lo que es nuestro, aprendiendo a sembrar nosotros mismos el petróleo, en la ilusionada certeza de que así cosecharán nuestros hijos y nietos un futuro mejor.
El Universal
Noticiero Digital
Uno de los mayores malentendidos de nuestra historia económica surgió cuando Arturo Úslar Pietri en 1936 ¡hace 72 años! dijo que "Si hubiéramos de proponer una divisa para nuestra política económica… la necesidad de invertir la riqueza producida por el sistema destructivo de la mina… en sembrar el petróleo" y el imaginario venezolano entendió algo así como que tal siembra tenía que hacerla el Estado. ¡No es así!
Aparte de darle unos datos, hacerle algunas advertencias, facilitarle una bicicleta medio funcional y sostenerle un poco la bici antes de que arranque, no hay manera como un padre pueda ayudar a su muchacho el aprender a montar la bicicleta. Cualquier intento del padre de ir más allá sólo puede impedir que el muchacho adquiera la necesaria confianza en sí mismo, o que se produzca la caída aparatosa de los dos. De esa misma manera, resulta imposible para el Estado entregar un petróleo sembrado…llave en mano.
En estos momentos estamos viviendo la tragedia de ser un país que no encuentra qué hacer con sus recursos financieros; que ni siquiera se atreve a ponerlos a funcionar, por cuanto producirían una indigesta inflacionaria. Si observamos que Venezuela reportó para el 2006 un ingreso bruto nacional por persona de unos 6.070 dólares y que según las proyecciones de producción de Pdvsa a los precios actuales del petróleo, la resulta del ingreso petrolero podría ser de 6.500 dólares anuales por persona para el 2012, queda claro que, dado la estructura actual del país, la brecha entre los recursos obtenidos y los recursos utilizables sólo crecería.
Nos encontramos entonces en un círculo vicioso y del cual sólo podemos salir quitándole al Estado la administración de las resultas de la liquidación de nuestro petróleo, entregándosela directamente a los ciudadanos…así sea inicialmente produciendo inflación.
¿Que muchos de los recursos serán despilfarrados? Por supuesto que sí. Eso forma parte del desarrollo de una nación pero por lo menos ese despilfarro tiene la posibilidad de traducirse en una lección aprendida y no como hoy simplemente en el despilfarro del loco-anterior que ilusamente creemos que lo evitará el no-loco-por-venir. Y digo loco…por cuanto eso es en que irreversiblemente termina cualquier persona a la cual se le entregue una repleta chequera petrolera.
Quitarle al Estado el ingreso petrolero y obligarlo a trabajar sólo con lo que pueda recaudar en impuestos cobrados al ciudadano, como por cierto lo hace cualquier Estado normal que se respeta, no sólo mejoraría las posibilidades de nuestra economía sino además facilitaría la mejor gobernabilidad del país, al eliminarle al Estado ese rol de Gran Distribuidor que tanto lo distrae del cumplir con sus verdaderas funciones.
El lograr lo anterior nos convertiría en sembradores del petróleo; y además nos liberaría de ese yugo que nos tiene disminuidos y que causa que hasta la posibilidad de un aumento en los ingresos petroleros nos produzca tristeza, al intuir que éstos sólo serán usados para humillarnos.
¡Abajo la dictadura del imperialismo petrolero! En un país petrolero no puede existir una democracia real si el ingreso petrolero se centraliza en el Estado. ¿De qué rayos hablan los que se dicen de la oposición? ¿Serán sólo representantes de los quitatetuparaponermeyo?
Una Venezuela sin un chávez, rojo, azul o del color que venga, sólo es posible si los ciudadanos tenemos las agallas de responsabilizarnos por lo que es nuestro, aprendiendo a sembrar nosotros mismos el petróleo, en la ilusionada certeza de que así cosecharán nuestros hijos y nietos un futuro mejor.
El Universal
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