Una clarísima línea divisoria en Venezuela, es la que separa a quienes consideran que el Estado, o el Gran Gestor, debe sembrarle las resultas petroleras a los ciudadanos; y quienes sostienen que cada ciudadano debe sembrar su propia cuota parte de éstas.
El primer grupo, hoy inmensa mayoría, considera, de facto, que los ciudadanos venezolanos son unos incurables incapaces. Su sola responsabilidad civil es la de elegir a un Gran Gestor, sobre cuyos hombros recaerá la inmensa responsabilidad de hacerle el bien a todos, con recursos que no son suyos. Tal Gran Gestor puede ser de izquierda o de derecha, para estos fines, el de tener uno que manda y decide por todos, pues poco importa. Este grupo opina que el ciudadano se debe enteramente al Estado y al Gran Gestor de turno.
El segundo grupo consiste de quienes aseguran que los ciudadanos venezolanos son capaces de administrar lo suyo o, si no lo son aún, que pueden aprender hacerlo, si se les da la oportunidad. Este grupo opina que la responsabilidad del Estado y del Pequeño Gestor, se limita a apoyar a la ciudadanía, operando exclusivamente con los impuestos pagados por los ciudadanos.
¿Hoy... de qué lado se encuentra Usted? ¿De qué lado cree usted que sus nietos y bisnietos deseasen que Usted estuviese? Amigos, de nuevo, aquí mi recordatorio:
Nosotros no producimos petróleo, nosotros extraemos petróleo. Las resultas petroleras no son una "renta", provienen de una liquidación de activos.
Mientras que las resultas petroleras vayan al Estado repartidor, no pidan mayor extracción de petróleo, puesto que sólo significa pedir que le añadan más colas al látigo. Busquemos quitarle al Estado y al Gran Gestor el látigo petrolero, en lugar de andarnos buscando a quien tenga el brazo más débil para cuando nos azote.
Busquemos vivir orgullosamente haciendo de nuestro querido país una gran nación, en lugar de seguir viviendo subyugados y humillados, en un negocio de otros. Venezuela no debe ser una compañía anónima para que necesitemos un Presidente Ejecutivo. Lo que nos basta y sobra, es un gerente de condominio, razonablemente capaz.
La sola existencia de esta línea divisoria en Venezuela, constituye la principal fuente de esperanza para creer que hay un lugar donde nos podamos encontrar en paz todos los ciudadanos; los amarrillos, los azules y los rojos. Así que abajo las cadenas de la servidumbre petrolera, y a reunirnos todos en el país de los libres sembradores.
Abramos un gran debate sobre si los ciudadanos deben responsabilizarse por la siembra del petróleo. Ese debate, aun cuando no produzca los resultados que algunos tanto hoy deseamos, por lo menos le permitiría a nuestros nietos intuir que puede haber una alternativa al de ellos tener que seguir siendo borregos; como sus padres, abuelos, bisabuelos y demás ancestros...incluyendo aquí, por supuesto, por si acaso, a sus respectivas féminas.
La última década, o algo más, llevo alrededor de 150 artículos, o algunos más, escritos sobre el tema de la siembra ciudadana del petróleo. Corro el riesgo que El Universal me suspenda por monotemático, pero, francamente... ¿qué otro tema más importante puede haber en este país de desilusionados, que el de crear fe y ilusiones en la capacidad de nosotros mismos?
Políticos no nos presenten más proyectos basados en lo que el gobierno pueda hacer por el ciudadano. Necesitamos proyectos basados en lo que el ciudadano pueda hacer por sí mismo, apoyado y no impedido por su gobierno.