"El sistema establecido por el capitalismo de Estado no es viable desde el punto de vista económico financiero, y ustedes tienen que ayudarme a transformar el modelo capitalista presente en las empresas de Guayana desde adentro". Eso lo dijo en la semana el Gran Hacendado de esa empresa capitalista de Estado llamada Venezuela, esa que se alimenta con la chequera que contiene nuestras resultas petroleras. De cómo piensa habrá ocurrir aquello, pues no lo sé, pero probablemente cuenta, por enésima vez, con una transformación instantánea, ipso facto, de los obreros del sistema capitalista de Estado en hombres "nuevos".
Pero, no obstante que decreta el fracaso del capitalismo de Estado, el Hacendado, ahí mismito, se llena la boca listando equipos que le suenan sofisticados, y los tantos millones de dólares que cada cual de estos nos costarían. Y todos sabemos que aquello no resultará en otra cosa que otros piazos de hierro inservibles, por cuanto gerencias alimentadas por nuestras resultas petroleras, logran el éxito de su gestión, no con el funcionamiento eficiente y rentable de los equipos, sino con la compra inicial de estos.
Sin oírlas, retumbaban por doquier exclamaciones: de los vendedores "¡Qué venaditos!; de los compradores "¡Y tanto pa mí!".
Y la verdad es que cuando se necesita pagar más en subsidios para mantener algo abierto, que lo que se invierte para que aquello funcione, simplemente sabemos que el modelo de negocio no funciona, por revolucionario que sea, y el acero inoxidable o los tubos sin costura, o saldrán demasiado caros, o saldrán oxidados y descosidos.
Y no crean que esto tenga que ver solo con este gobierno. Ya en 1974, cuando como un muy jojoto MBA del IESA, fui nombrado gerente de diversificación del Fondo de Inversiones de Venezuela que se estrenaba tal año, renuncie, antes de ni siquiera llegar el escritorio, a cuenta de no querer convalidar y cohonestar el Plan IV de Sidor, con un análisis que debía efectuar, a solicitud de otros capitalista de Estado, en una sola semana.
¿Pero cómo podemos tener un país que le facilite a los buenos y correctos gobernar bien y correcto, y no permita que los corruptos o ineptos lo dominen con su corrupción o ineptitud?
¿Y cómo podemos tener un país con gobiernos cuya principal función sea el de gobernar y hacer, y no el de negociar y repartir?
Un requisito absolutamente necesario para ello, aun cuando por supuesto no suficiente, es que el Gobierno tenga que ganarse sus ingresos, vía el pago de los impuestos, y no reciba cuantiosos ingresos fiscales ajenos a los del ciudadano contribuyente, y los cuales siempre resultarán en una indebida acumulación de poder en manos del Estado.
Pero igual, con respecto a que se le entreguen las resultas petroleras directamente a los venezolanos, en la semana recibí otro correo electrónico de alguien que considera tal cosa como un "absurdo" Aparentemente, confiarle todas las resultas a uno solo, y tener que someternos a sus designios, le resulta más absurdo a muchos venezolanos, que confiarle su cuota parte de esas resultas, a cada uno de los venezolanos.
"El Convenio Orinoco, firmado entre CVG y PDVSA, va permitir la construcción de este inmenso eje de fuerza económica, minero, industrial, petrolífero y agroalimentario de la región guayanesa". Amigos, en una Venezuela menos absurda, tal declaración no sería permitida, y mucho menos cuando es dada por otros ya bien fracasados capitalistas de Estado de turno.