24 de marzo de 2000

Oil and the Stockholm Syndrome

Fact No. 1: In 1980 the nominal price of oil (Arabian Light) was US$ 36 per barrel. In constant dollar prices calculated using the GDP deflator with 1998 as base, this was equivalent to US$ 67. By the end of 1998 the price of oil was US$ 12.20. In real terms it means that if the price index of oil in 1980 was 100% then in 1998 it was only 18%.

Fact No. 2: The index of oil products retail prices in 1980 was equal to 100%, in the United Kingdom, it reached 247% in 1998.

Fact No. 3: The amazing difference in how the two oil-related indexes developed can only be explained by taxes. As an example, in the UK in 1980 the ad-valorem taxes on gasoline were 85%; at the end of 1998 the same taxes were 456%.

Conclusion. Oil demand and oil prices are being held hostage by the taxes levied on various oil products by most oil-consuming countries. Had it not been for these sky-high discriminatory taxes, Venezuela would today be selling more oil at higher prices, easily repaying its foreign borrowings, and not even requiring a credit rating.

Adding insult to injury, the before mentioned taxes were slammed on Venezuela's main export at a time when the country was busy reducing custom duties and opening up its economy to all type of foreign competition.

It is difficult, then, to understand why, thanks to their country’s press, radio and television, Venezuelans can only worry and feel guilty of the fact that perhaps the recent increases in the price of oil will be the detonator for inflation and worldwide recession.

Could it be that the Stockholm syndrome affects Venezuela (as well as all of the OPEC nations)? As all pseudo-psychologists and writers should know, the Stockholm syndrome is what happens when someone that has been kidnapped finally becomes sympathetic with the position of his captors and ultimately even begins to defend them.

If you doubt what I am saying, just think of how our neoliberals, while talking up the maximization of income as one of their credos, blithely forgive their foreign heroes by either ignoring the issue or by creating lame environmental excuses or by simply repeating absurdities as “being rentist is really not very good for the country”. I would specially like to see them sustain this last thesis in other countries, for example in those that do all that is possible to maximize their rent from intellectual property, to the point of turning us into their best collectors.

That’s it then. There is no doubt in my mind that the Stockholm syndrome, or something very similar, is alive and well in Venezuela’s economic policies.

We need a couple of couch sessions, this time with psychologists that are very different from those we have used up to now. Dr. International Monetary Freund turned out to be simply an unethical Dr. Fraud. While the latter was pretending to give us good advice, he would travel behind our backs throughout the world, preaching the marvels of increasing taxes on oil-based products, and when this was not sufficiently convincing, simply forcing the adoption of the policy.

With its inaction, OPEC is also a prime suspect of having come down with the same affliction. I sure hope that during their sessions next week, to be held in Vienna, they will find time to get the advice of a true Dr. Freud.

Only then will they realize that at US$ 30 per barrel, the price of oil is still less than 45% of what it was in 1980.

Only then will they be able to understand the true injustice present when a taxman of a consumer country perceives an income 4.8 times more than the producer of a non renewable asset. During February this year, premium unleaded gasoline was sold at the pump in the UK for US$ 1.18 per liter, distributed as follows: 20 cts for the producer, 5 cts for the distributor and 93 cts for the British taxman.

Only then will they know that the world is not threatened by oil prices. The world and economic growth is above all, threatened by taxes implement for the sake of easy tax collection.

Only then will they remember to ask for a reduction of oil taxes, as a quid-pro-quo for any increase in oil production.

OPEC friends, … please remember Stockholm.

Calculations based on information in World Oil Trends 1999 published by Arthur Andersen and Cambridge Energy Research Associates.

In the Daily Journal, Caracas, March 24, 2000


El petróleo y el síndrome de Estocolmo

Hecho 1. El precio del barril de petróleo, a finales de 1998, se situaba en sólo el 18% de su valor real en 1980.

Hecho 2. El índice de los precios reales de los productos petroleros a nivel consumidor, de un 100% en 1980, para 1998 se situaba en un increíble 247% para Inglaterra.

Hecho 3. La increíble diferencia en la evolución de los dos índices relacionados al petróleo solo puede explicarse con los impuestos. Los impuestos ad-valorem sobre la gasolina, calculados sobre la base de lo que recibe el Fisco, comparado con lo que reciben todos los demás eslabones, evolucionaron entre 1980 y 1998 en Inglaterra de un 85% a un 456%.

Conclusión. La demanda por el petróleo y sus precios se encuentra secuestrada por los impuestos cobrados a los distintos productos petroleros por la mayoría de los países consumidores de petróleo. Si no fuese por estos altísimos e discriminatorios impuestos, Venezuela estaría hoy vendiendo mas petróleo a mejores precios, fácilmente logrando repagar su deuda externa y sin ni siquiera requerir de una calificación crediiticia. Echando sal a la herida, tales impuestos, aplicados al principal producto de exportación de Venezuela, fueron creados mientras el país estaba ocupado reduciendo aranceles comerciales y abriendose para acoger todo tipo de inversión extranjera.

Ante tales hechos es difícil entender el porqué en Venezuela, en prensa, radio y televisión, a todo hora oímos venezolanos expresando tanto preocupación y hasta sentimiento de culpa, sobre la posibilidad de que los recientes aumentos del petróleo sean el detonante de una inflación y una recesión mundial.

¿Será que toda Venezuela (y la OPEP también) esta afectada por el síndrome de Estocolmo? Como todo pseudo-psicologo y articulista debe conocer, el síndrome de Estocolmo es aquel que se presenta cuando un secuestrado, después de un tiempo, comienza a simpatizar y hasta defender a su secuestrador.

En mi opinión, y aceptando gustosamente una segunda opinión de un psicólogo de verdad, los que sufren del síntoma mas agudo del mencionado síndrome, son nuestros neoliberales domésticos, en especial los extremistas. Hablando maravillas del mercado como instrumento para distribuir los recursos, y alabando todos los gurus y los países que permiten su pleno desarrollo, se desvelan por buscar argumentos y excusas irrelevantes, por ejemplo del tipo ambientalista, para todo aquello que pueda dificultar la implementación de su evangelio.

Si dudan de lo dicho, solo piensen en como nuestros neoliberales, predicando la maximización de la renta, le perdonan a sus héroes, su pecadillo de impuestos petroleros, ignorando el tema, creando fofas excusas ambientales o simplemente repitiendo estupideces tales como "no es bueno para el país el ser rentista". Ya quisiera yo verlos sostener tal tesis en otros países, por ejemplo en aquellos que hacen lo posible por maximizar la renta de la propiedad intelectual, hasta el grado de convertirnos a nosotros mismos en sus mejores cobradores.

Pues si, no me cabe duda, el síndrome de Estocolmo o algo muy similar afecta la política económica de Venezuela.

Necesitamos de unas cuantas sesiones de análisis - eso si, en este caso - con psicólogos muy distintos a los usados hasta la fecha. El Dr. International Monetary Freund termino siendo un Dr. Fraud poco ético. Al mismo tiempo que presumía de darnos buenos consejos, detrás de nuestra espalda, viajaba por todo el mundo pregonando las maravillas de mayores impuestos al petróleo - o, cuando no resultaba lo suficientemente convincente, simplemente obligando a que se adoptasen.

Con su falta de acción la OPEP también resulta sospechosa de estar contagiada por el síntoma. Espero que aprovechen las sesiones que próximamente inician en Viena, para conseguirse un verdadero Dr. Freud.

Solo así comprenderán que el precio de US$ 30 por barril es menos del 45% del precio de 1980.

Solo así comprenderán la injusticia presente cuando el fisco del país consumidor recibe un ingreso 4.8 veces superior que el percibido por el productor de un recurso natural no renovable. La semana que termino el pasado 25 de Febrero, la gasolina premium sin plomo se vendía en Inglaterra en US$ 1.18 por litro. Tal monto se distribuye, 20 cts. para el productor, 5 cts. para el distribuidor y 93 cts. para el fisco ingles.

Solo así sabrán que el mundo no esta amenazado por altos precios petroleros, El mundo y su crecimiento económico esta ante nada amenazado por impuesto aplicados solo por su facilidad de cobro.

Solo así se recordaran pedir una reducción de impuestos como un razonable quid-pro-quo, de cualquier aumento en producción.

Amigos de las OPEC ……recuérdense de Estocolmo.

Los cálculos han sido basados en información de World Oil Trends 1999 publicada por Arthur Andersen y Cambridge Energy Research Associates.


23 de marzo de 2000

OPEP... Por favor negocie con firmeza

Si uno no tiene la voluntad de defender a su mamá, esposa o hijas, ¿cómo puede uno entonces esperar poder defender a la prima tercera de la vecina, que se mudó hace 9 años?. Así es Venezuela, si no sabemos defender al petróleo, ¿con qué fuerza de nación salimos a defender nuestros otros intereses?
Hace poco, nuestra industria petrolera estaba en manos de quienes, como si el petróleo valiese cero, estaban dispuestos a aumentar la producción, aun cuando el país sólo recibía US$ 8, que apenas cubrían los costos.
Por supuesto que hoy estamos mejor con un recorte en la producción que logró llevar el precio hasta casi US$ 30 por barril, aunque debemos recordar que tal precio no representa ni el 45% de su valor real para 1980.
La OPEP, con cierta razón temerosa, siempre contempla la posibilidad de que los precios ya sean tan altos, como para estimular a nuevos productores entrar al mercado o desestimular la demanda mundial, con el riesgo de que los precios nuevamente se derrumben. Como resultado, próximamente habrán de discutir aumentos de producción y/o bandas de precios.
Como país productor, claro que estamos interesados en la estabilidad del mercado petrolero, pero nunca debemos olvidar que justamente tal estabilidad, al otorgarle tranquilidad a los productores menos competitivos, puede ir en contra de nuetros intereses. Igualmente, debemos recordar que la estabilidad también le interesa mucho al consumidor. En tal sentido, considero que la OPEP, antes de otorgar lo que sin duda son concesiones, debe esforzarse más por lograr reversar factores, que han impedido que se reciba el valor justo por el petróleo.
De un barril de petróleo se extraen aproximadamente 80 litros de gasolina, 50 de jetfuel y gasoil, 20 de lubricantes y 10 en otros residuales pesados. Hoy, en marzo del 2000, la gasolina en Europa se vende a 1,25 US$ por litro, por lo cual el barril de petróleo, sólo en gasolina, ya vale 100 US$. Cuando agregamos los demás productos, podemos decir que el barril de petróleo, a precio del consumidor, se valoriza hoy en Europa y otras partes del mundo en 150 US$.
Los 150 dólares se distribuyen de manera injusta, 30 para el productor, 5 para el distribuidor y 115 para el fisco europeo. Los impuestos, que representan casi un 330% (15/35) resultan, a la luz de la apertura comercial y una supuesta reducción de aranceles a nivel global, extraordinariamente injustos.
De no aplicarse impuestos a los productos petroleros, tanto los precios como la demanda del crudo serían mayores y los términos de intercambio comercial para los productores de petróleo mejores. Tan es eso así que, en el caso de Venezuela, en muy poco tiempo podría cancelar toda su deuda externa e interna.
Por lo anterior, considero inaceptable que hoy la OPEP colabore con el mundo ofreciendo aumentos de producción o introducción de bandas de precios, sin ni siquiera denunciar, y mucho menos negociar, una reducción de los impuestos al petróleo.
Para quien dude lo anterior, presento a continuación unos datos extraídos del reporte'World Oil Trends 1999' publicado por Arthur Andersen y Cambridge Energy Research Associates. * El precio del barril de petróleo, a finales de 1998, se situaba en sólo el 18% de su valor real en 1980.* La demanda que ante tal caída en precios se podría haber esperado que subiera fuertemente, aumentó de 1980 a 1998 sólo un 11%, al pasar la producción mundial de 59,4 a 66,1 millones de barriles diarios.* La participación del petróleo en consumo mundial de energía primaria, en lugar de subir fuertemente ante tal caída en precio, sin embargo bajó del 43% al 35% de 1980 a 1998. Los datos parecen indicar que el petróleo perdió importancia, o bien por una mayor competencia en la producción, o bien por una mayor eficiencia en el consumo. Tal conclusión luce prematura al considerarse lo siguiente:
* El índice de los precios reales de los productos petroleros a nivel consumidor, de un 100% en 1980, para 1998 se situaba en un 91% para Estados Unidos y en un increíble 247% para Inglaterra todo lo cual no refleja, para nada, la caída del índice del precio de petróleo al 18%.* Los impuestos ad-valorem sobre la gasolina, calculados sobre la base de lo que recibe el fisco, comparado con lo que reciben todos los demás eslabones, evolucionaron entre 1980 y 1998 así: en Estados Unidos de un 12% a un 49% y en Inglaterra de un 85% a un 456%. La conclusión real es evidente. No es que el petróleo haya perdido importancia. Vía los continuos aumentos en los impuestos a su consumo, aplicados de manera discriminatoria (se excluye el carbón y otras fuentes energéticas), los gobiernos de los países consumidores lograron, tanto frenar la demanda por el petróleo como confiscar una mayor parte de su valor.
El petróleo es un activo no renovable y tenemos una responsabilidad fiduciaria de extraer su máximo valor. Para aumentar la producción y estabilizar los precios con bandas debemos exigir que se reduzcan los impuestos y que obtengamos un mayor porcentaje del valor del petróleo. Hoy sólo recibimos un 20% (30% US$ de 150 US$), creo que debemos aspirar al 80% de su valor así sea de un precio menor.
De no lograrlo, nuestra respuesta no debería ser la de reducir la producción, sino la de no mandarles ni un solo barril.



14 de marzo de 2000

Giusti - el petróleo..... no es leche

El domingo 12 de marzo [en El Nacional], el Sr. Luis Giusti usando un “lenguaje muy sencillo, que pueda ser comprendido por Petra Pérez”, hizo un esfuerzo, en un artículo de prensa, por tratar de explicarle al país las bondades de que PDVSA fuese dueña de Citgo y de sus 15.000 estaciones de servicio.

Para darle fuerza a sus argumentos, Giusti, con fines pedagógicos, nos relata sobre las dificultades de un pequeño productor de leche, Pedro González, en lograr asegurar una adecuada remuneración para su producto. El sólo ordeñar y entregar la leche a puerta de corral, situó al pobre Pedro en tal desventaja que, para sobrevivir, tuvo que incursionar en el transporte de la leche y luego en su pasteurización. Al final de la saga, el Conglomerado González termina siendo propietario hasta de los supermercados donde se vende la leche.

Estoy de acuerdo con que la voluntad de trabajo de Pedro constituye un buen ejemplo para el país, pero no estoy del todo seguro de lo que aprendió el venezolano del simpático cuento de Giusti. En cuanto a mí, por fin obtuve la respuesta al por qué, un profesional con tantas calificaciones como Giusti, pudo haber impulsado una política petrolera tan equivocada.

El misterio me lo aclaró el mismo Giusti cuando, explicando su parábola, nos dice “El petróleo crudo en los terminales y los derivados en los muelles de nuestra refinerías, son como la leche a puerta de corral.” Por supuesto, quien parta de una premisa tan falsa como la de que el petróleo y leche son lo mismo, necesariamente tiene que llegar a conclusiones equivocadas.

La leche es un producto renovable, que puede ser producido en muchos lugares, y una integración aguas arriba, puede ayudar a maximizar las ganancias o por lo menos asegurar, que un solo eslabón no se quede con todas. Por cierto, a Giusti por algo se le olvidó aquello de crear valor económico adicional y no mencionó la interesante posibilidad de hacer quesos.

El petróleo, por el contrario, es un activo no renovable y su viabilidad económica sencillamente se fundamenta en tenerlo y poder extraerlo a un costo razonable. Si Venezuela tuviese petróleo ilimitado, cuyo costo de extracción y transporte fuese más barato que el de la competencia, tendríamos en un mundo de libre comercio, sin una sola gasolinera, el 100% del mercado. Si nuestros costos petroleros fueren más altos, tendríamos el 0%, aún con todas las gasolineras del mundo.

Claro está, hay productos de muy bajo valor, tal como el agua, que a cuenta de puro mercadeo, se puede vender a precios muy altos – hasta mayores que los de la gasolina – pero no creo que Giusti se refiera a esta posibilidad, por cuanto dudo que las estaciones de Citgo puedan vender su gasolina a un precio más alto que Esso, Texaco y BP.

El petróleo constituye para Venezuela una inmensa fuente de riqueza estratégica, que debe ser administrada con genuino criterio de escasez y un sagrado sentido de responsabilidad histórica. Jamás debe ser sólo una simple materia prima, que se explota intensivamente a cualquier precio que exceda su costo de extracción o, como entendería Petra, mientras el cuerpo aguante.

Uno de los aspectos más importantes que Giusti dejó fuera de su análisis es la interferencia de las naciones en el mercado. Como el entiende de leche, basta recordarle que, por muy integrado que estuviesen los productores de leche en Europa, hoy estarían quebrados si no fuera por el acceso a los subsidios de la Comunidad. Aún cuando en dirección opuesta, pechan y no subsidian, también los Estados interfieren en el la gasolina. Hoy, en muchas partes del mundo, de cada 100 unidades que el consumidor paga por ella, 80 son retenidas por el fisco del país y sólo 20 quedan para el productor y el distribuidor.

Lo anterior, evidencia que para maximizar el valor del petróleo necesitamos de armas geopolíticas, tipo OPEP. Por cuanto el acceso a tales armas, depende de nuestras posibilidades para, de manera autónoma, decidir sobre la oportunidad y los volúmenes de producción, soy un convencido de que el petróleo, en su actividad primaria, debe ser 100% propiedad del Estado.

Lo del petróleo siendo 100% del Estado, no invalida propuestas dirigidas a permitir que una parte de las rentas petroleras pasen directamente al bolsillo privado del ciudadano venezolano, para de esta manera evitar algunas desventajas de la excesiva centralización de ingresos. Por supuesto, esto nunca puede ser vía alternativas hedonísticas, como el crear derechos a dividendos petroleros negociables, lo cual sólo significaría que una generación disfrute por adelantado de ingresos a costa de las futuras generaciones de venezolanos.

De igual manera, estoy seguro o, como dirían en lenguaje jurídico, más allá de cualquier duda razonable, de que una vez que el petróleo haya sido explorado, extraído y refinado, de ahí en adelante, cualquier cosa adicional que el Estado trate de hacer directamente con él, sólo servirá para perder parte de la riqueza petrolera obtenida. El intentarlo, por vanidad, le resta valiosos recursos, que de otra manera pudiesen ser invertidos en sus propias funciones, tales como salud, educación, seguridad y hasta la defensa de sus propios intereses petroleros.

Comprenderán entonces la frustración que, como venezolano y padre de tres venezolanas sentía cuando, durante la apertura petrolera, observaba como PDVSA, a cuenta de una falta de recursos, abría espacio a las inversiones privadas en el ámbito de la explotación petrolera, sólo para luego disponer de recursos en inversiones tan carentes de sentido como construir gasolineras.

No lograba entender cómo alguien podía visualizar el riesgo de que Kuwait le quitase a PDVSA participación de mercado en Chacao. Hoy lo entiendo mejor, Giusti se creía presidente, no de PDVSA, sino de Pasteurizadora de Venezuela S.A. y, como González, buscaba estaciones de servicio por cuanto éstas, aún las de Citgo, quizás ganan más vendiendo leche y chucherías que gasolina. ¡Qué mala leche la nuestra!

Publicado en Economía Hoy el 14 de Marzo de 2000





29 de febrero de 2000

Neoliberalismo, petróleo y Mefistófeles

Hemos podido observar muchos casos donde propuestas y actuaciones económicas amparadas, con o sin razón, bajo el nombre del neoliberalismo, han producido desviaciones, que podrían hasta llegar a ser calificadas como satánicas. Por cuanto en ocasiones he sido defensor de algunos postulados neoliberales, considero oportuno aclarar, que tanto para esa línea de pensamiento, como para cualquier otra similar, el diablo siempre entra en acción cuando el uso del sentido común se abandona por un fanatismo irreflexivo. 
En Venezuela existen muchas evidencias del fanatismo neoliberal, pero pocas tan obvias como las que se relacionan con nuestra política petrolera. A continuación, presentare cierta información que creo permite evidenciar tal opinión. La información presentada en las tablas, ha sido extraída directamente o calculada sobre la base de datos aparecidos en el libro World Oil Trends de 1999, publicado por Arthur Andersen y Cambridge Energy Research Associates.

 

Barril Arabian Light

1980

1985

1990

1995

1998

US$ Nominales

36.01

27.45

20.71

16.81

12.20

US$ Constantes – 1998

66.98

39.47

24.95

17.62

12.20

Precios 1980 = 100%

100%

59%

37%

26%

18%

 

Según la tabla, el petróleo en 1998 se situó en sólo un 18% del  valor que tenía en 1980. Ahora bien, si observamos los datos incluidos en la tabla siguiente, podremos apreciar que la evolución de los precios de los productos petroleros, a nivel de consumidor, durante el mismo período, ha sido muy diferente.

 

INDICE DE PRECIOS PRODUCTOS PETROLEROS A NIVEL CONSUMIDOR

País

1980

1985

1990

1995

1998

Estados Unidos

100%

101%

104%

89%

91%

Francia

100%

179%

154%

170%

185%

Alemania

100%

122%

96%

110%

111%

Inglaterra

100%

151%

156%

214%

247%

 

Al comparar el 18% de índice petrolero de la primera tabla, con los resultados del índice de los productos petroleros a nivel consumidor, observamos que en Estados Unidos éste se ubica con un 91%, lo que corresponde al valor mas bajo; mientras que en Inglaterra, dicho índice llega a un exorbitante 247%.  Lo cual nos lleva a preguntarnos: ¿Cómo _ _ _ _  fue esto posible?


La respuesta abarca muchas variables pero, sin duda, la más importante obedece a los continuos aumentos de los impuestos a productos petroleros aplicados en los países consumidores. Resaltan especialmente, entre éstos, los impuestos a la gasolina.

 

TOTAL DE IMPUESTOS APLICADOS A LA GASOLINA EN RELACIÓN A LOS INGRESOS OBTENIDOS POR EL PRODUCTOR Y EL DISTRIBUIDOR.

País

1980

1985

1990

1995

1998

Estados Unidos

12%

30%

37%

49%

49%

Francia

138%

163%

285%

456%

456%

Alemania

96%

96%

170%

335%

317%

Inglaterra

85%

117%

163%

317%

456%

Japón

59%

64%

85%

113%

150%

 

En esta tabla observamos, que si calculamos los impuestos en base a comparar los ingresos percibidos por el Fisco  con los que reciben todos los demás eslabones de la cadena juntos, el alza impositiva ha sido exagerada, llegándose a extremos, como en el caso de Inglaterra, en donde subieron de un 85% en 1980 hasta un 456% en 1998. 

 

Con vista a los datos anteriores, procedemos, a continuación, a analizar dos propuestas, catalogadas comúnmente como neoliberales.

 

Propuesta de Apertura Comercial: Los impuestos que se aplican a los productos petroleros equivalen, para todos los fines prácticos, a aranceles comerciales discriminatorios y proteccionistas. En consecuencia, cuando un país como Venezuela se lanza, por la vía de la apertura comercial y reduce sus propios aranceles, sin ni siquiera protestar los aumentos de aquellos aranceles que se le aplican a su principal producto de exportación, considero nos encontramos ante la presencia de un fanatismo neoliberal satánico.

 

Propuesta de Incremento en la Producción: Un neoliberal diría, sin vacilación, que el valor de un producto, es el precio que el consumidor está dispuesto a pagar. Luego entonces, si en casi toda Europa pagan por un litro de gasolina algo más de US$ 1.20 y consideramos que de cada barril de petróleo podemos extraer 80 litros de gasolina (aparte de unos 80 litros de otros productos petroleros), podríamos decir - en lenguaje neoliberal - que cada barril de petróleo vale mucho más de US$ 100. 


Si partimos de esa premisa, aquellas propuestas de inspiración neoliberal de aumentar la producción y/o de privatizar la industria petrolera, formuladas cuando Venezuela percibía US$ 9 por barril, sólo pueden ser explicadas a luz de un fanatismo satánico.

 

Este fanatismo neoliberal no es monopolio exclusivo de Venezuela. En Argentina también está presente en cuerpo y alma cuando fijan los precios del gas sobre la base de su costo marginal, sin reflejar en ellos, la naturaleza no renovable de tan preciado recurso, lo cual trae como consecuencia un despilfarrador uso de gas en la generación de electricidad.





8 de febrero de 2000

Desidia petrolera

Muchos de mis lectores conocen, cómo me he dedicado a divulgar y combatir los inmensos impuestos al petróleo, que la mayoría de los países consumidores aplican y que tanto afectan a Venezuela. 
Una de las principales dificultades que se me presenta radica en que muchos de los ejecutivos de PDVSA, al cuestionarlos privadamente sobre el por qué no existe una protesta organizada ante tales impuestos, responden que ello no es de su incumbencia, sino del Ministerio de Energía y Minas, que eso le toca a los políticos o que eso le corresponde a la OPEP.
Hoy deseo referirme a un problema, en este caso derivado de los impuestos locales aplicados a la gestión petrolera y que nuevamente me hacen pensar que la muy loable identificación histórica de los ejecutivos de PDVSA, para con la empresa, lamentablemente ha sido a costa de que muchos hayan ignorado su responsabilidad como venezolanos, ante el país.
En 1976, como gerente de una empresa de leasing, logré negociar un contrato de arrendamiento financiero con una de las empresas de PDVSA, donde ésta, aún cuando tenía que pagar tasas de interés muy superiores a las cobradas en un préstamo normal, se veía beneficiada al lograr unos importantes ahorros en los impuestos sobre la renta que debía pagar.
Aún me recuerdo con claridad, cuando justo después de la firma del contrato, de repente me doy cuenta de lo equivocado de toda mi argumentación. El ahorro en el pago de impuestos, que de hecho iba a tener la empresa (Maraven), en verdad lo pagaría en su totalidad el bolsillo de su único dueño, el Estado venezolano. Por supuesto, desde la perspectiva del país, visto como una sola unidad, el contrato de Maraven no se justificaba y era francamente perjudicial.
Me dediqué a otras actividades y nunca más tuve otra relación directa con la industria petrolera. Di por hecho, que el problema fiscal al que me he referido, para ese entonces algo perdonable, por lo reciente de la nacionalización del petróleo, se había solucionado hace tiempo.
Cuál no fue mi sorpresa cuando el año pasado, en una conferencia se me entregó material que evidenciaba que el problema seguía tan vigente como nunca, o hasta peor. Este artículo no es el lugar apropiado para explicar todos los tecnicismos que pueden estar presentes. No obstante, asomaré algunos de los problemas existentes.
Una empresa venezolana normal con altas ganancias, paga un impuesto sobre la renta del 34%. Para esa empresa el deducir de la renta gravable un gasto de 1.000 le produce un ahorro de 340 en el pago de impuestos y como resultado, el costo real de su gasto termina siendo 660. Para PDVSA, quien tiene una tasa de ISLR del 67.7%, el mismo gasto de 1.000 le produce un ahorro de impuestos de 667.7 y por lo tanto, el costo económico real de ese gasto, desde la perspectiva de sus resultados, termina siendo sólo de 332.3. 
La anomalía descrita, simplemente, no puede ser lo más idóneo para crear el debido clima de austeridad, que debe prevalecer en una empresa del Estado. Además, aplicar tasas de impuesto más altas a un sector específico, como el petrolero, sólo traerá como consecuencia que la Nación terminará por invertir sus recursos en áreas y proyectos, probablemente menos rentables para el país.
Cuando expresé la posibilidad de que la problemática fiscal interna hoy fuese peor que en 1976, en realidad lo que quería resaltar era el hecho de que durante los últimos años, por la apertura y por la necesidad de reducir las tasas impositivas para acomodar áreas menos rentables, como gas y crudos pesados, se han introducido una multitud de nuevas tarifas, que sólo pueden haber aumentado la confusión reinante. De hecho, algunos proyectos, que PDVSA pudiera contemplar ejecutar por su propia cuenta, hoy en día casi la obligan a una "asociación" para así poder accesar a una tasa de ISLR del 34%.
En un documento de Octubre de 1998, titulado "Sistemas Fiscales Petroleros" el anterior Economista Jefe de PDVSA, Ramón Espinasa expresó lo siguiente: "El análisis evidencia la distorsión que produce el marco fiscal petrolero actual, el cual hace que dentro del portafolio de actividades en el sector petrolero, se desarrollen proyectos menos rentables que otros. La asignación de recursos dentro del sector resulta ineficiente, la inversión no se realiza de acuerdo a una cartera de proyectos ordenados en función de su rentabilidad."
Lo que Espinasa expresó en su conclusión es indiscutible – descubre el agua tibia. Lo que para mí queda como una verdadera interrogante para la historia, es de cómo puede ser posible que, a 25 años de la nacionalización, toda una generación, el problema siga vigente. ¡Qué desidia!
Si bien los gobiernos y los partidos políticos tienen cierta responsabilidad por la actual situación, la mayor cuota parte recae directamente sobre los hombros de la industria petrolera. Son los ejecutivos de PDVSA los que más deben conocer cómo la estructura fiscal afecta su proceso de toma de decisión y, en tal sentido, es a ellos a quienes les toca explicar y vender, a su accionista, el Gobierno, las reformas necesarias.
¿Qué hacer en el caso de la estructura impositiva actual? Intuitivamente creo que el sistema fiscal ideal para PDVSA/Venezuela tendría 0% de regalías e ISLR y toda la distribución al Estado debería ser ejecutada, simplemente, por vía de una razonable política de dividendos. De resultar esta forma demasiado drástica para la madurez de nuestro país - existen muchas otras fórmulas intermedias, que de todas formas serían muy superiores a las actuales.

Economía Hoy, 8 de Febrero de 2000




 

28 de enero de 2000

Making Venezuela competitive. "The Oil Cruiser"

In December 1999, unleaded gasoline in the UK was being sold for the equivalent of Bs. 763 per liter. Out of this amount, Bs. 118 went to the producer who sacrifices a non-renewable resource. Bs. 37 to the distributor, and Bs. 608 to the UK taxman’s coffers in the form of various types of taxes.

The value of something is simply what the buyer is willing to pay for it. It is clear that in the above case, the producer of the oil is only able to extract a minimal portion of the value of the same, i.e. 16%. This should theoretically oblige him to take action.

The first and foremost, is to protest and fight against the indiscriminate and confiscatory taxes most countries that consume oil and its derivatives impose on it. In this sense, I am doing what I can through an organization called Petropolitan. Today, however, I wish to refer to other possibilities of extracting more value from oil.

I heard while watching a documentary, that a large cruise ship crossing the Atlantic consumes about US$ 80,000 worth of fuel oil per day. I am not sure when this documentary was produced, but there is no doubt that the cost of oil is of vital importance, both for cruise ships as well as for airlines.

Interested in the subject, I managed to get hold of a copy of a report that detailed by name and dates the different cruise ships that are to visit a particular island in the Caribbean during the month of January 2000.

With the help of a Cruise Guide I studied the list and obtained the following results:

During the month of January of this year, 54 cruise ships were scheduled to visit the island of Saint Martin, some of them more than once.

These ships represent a basic population of 92,846 passengers (two per cabin) who are cared for by a total of 39,345 crewmembers. Upon visiting the island, they get to know it, they buy things, they eat and drink, they re-supply the ship, and in general, they put the island on the tourism map.

Worldwide, the cruise industry sells more than eight million tourism packages per year (5.5 million in the United States alone), based on a fleet of almost 300 ships or which 85 have a capacity to accommodate more than 1,000 passengers.

I ask myself if it would be possible, by using our oil intelligently, to introduce Venezuela to this market and thereby manage to obtain higher yields from our oil sales than we are getting at this moment.

For example, we could come to agreements which would guarantee that each ship that docks at two Venezuelan ports and stays a minimum of 6 hours at one and 18 hours at another, has the right to take on fuel at a preferential price not greater than the marginal production cost and in quantities adjusted to the number of passengers each ship carries.

Evidently, preferential prices for fuel oil do not guarantee success. There is no doubt that passengers must want to come to Venezuela in the first place. I am sure, however, that if we were to put into place a plan like this which could be effectively sold to the owners of the cruise lines and that somehow guarantees traffic for a period of ten years, investment would immediately begin to flow towards the required infrastructure and Venezuela could achieve the required specialization in order to compete with other destinations.

I do not think anyone in rest of the Caribbean would object to this program, since the only thing that can result is an increase in tourism activity in the entire area, which would benefit everyone.

It is also possible to extend the benefits of a plan such as this one to the aviation sector. I can envisage packages, which would enable tourists to fly from New York to Porlamar in Margarita, to stay at a hotel for a week and then go back on a cruise ship.

The proposed might help to reverse the oil sector’s low job creation capacity. One employee in the tourism industry mentioned the fact that during the winter months, some Canadian cruise lines concentrated their activity in Miami. He referred to this as a “shot in the arm” for the Miami economy. I do not wish to exaggerate the possible impact of a program such as the one described here, but honestly, if Miami’s economy needs a shot in the arm, doesn't Venezuela's?

With our geographic advantages, our oil and a bit of will, Venezuela could surely become the southern capital for cruise lines in the Caribbean. This could probably be achieved without using our oil, but why not make the best use of a comparative advantage?

In the Daily Journal, Caracas, January 28, 2000

20 de enero de 2000

Fundamentalismo petrolero

Gústenos o no, en términos de nuestra economía globalizada, el valor de un producto se determina por lo que el consumidor está dispuesto a pagar por él. Hoy, por todo lo que se deriva de un barril de petróleo, en el mundo se paga un promedio muy por encima de US$ 100 y en Europa se llega a superar los US$ 150.
Cuando en tales circunstancias, el producto se conforma con recibir US$ 25 por barril, resulta evidente que no sabe defender sus intereses. La diferencia entre los US$ 150 pagados por los consumidores y los US$ 25 recibidos por el productor son, casi en su totalidad, los impuestos que aplican los países consumidores. Sin tales impuestos, tanto los precios como la demanda del petróleo serían mucho mayores y los ingresos adicionales, de un país como el nuestro, suficientes para cancelar la deuda externa total en pocos años o solventar, en meses, el costo financiero de la reciente tragedia sufrida en Venezuela.
En la prensa de este fin de semana, personas muy ligadas al petróleo venezolano, emiten opiniones que, de una manera u otra, critican la política de recortes en la producción, la cual por lo menos ha logrado elevar, de US$ 7 a US$ 21, lo que Venezuela recibe por su petróleo.
Andrés Sosa Pietri dice que los recortes de producción sólo han servido para 'consolidar las bases de una sociedad de indigentes, mendigos y buhoneros'. A él le respondería, que tal sociedad sólo se consolida cuando por egoísmo, intereses cortoplacistas y falta de voluntad, una sociedad permite que sus activos no renovables se entreguen por una minúscula fracción de su valor.
Yo siempre he considerado bueno que Venezuela tenga una gran capacidad de producción, seis, siete millones de barriles diarios o más. No necesariamente para usarlos, definitivamente no a los precios de hoy, pero sí como un esencial instrumento de negociación. El señor Alberto Quirós Corradi indica en su columna que nuestra capacidad productiva se ha visto muy reducida. No mantengo vínculos con la industria que me permitan opinar sobre el manejo día a dia de Pdvsa, pero, de ser cierto lo expuesto por Quirós comparto su preocupación.
Donde no estoy de acuerdo con Quirós es cuando sitúa todo el problema de los recortes iniciales en el contexto 'de una sobreoferta petrolera de carácter coyuntural'. El problema de los precios no se limita solamente a la oferta y demanda física de unos barriles de petróleo. A consecuencia de los modestos aumentos en los precios petroleros, países europeos han tenido que echar para atrás aumentos de impuestos ya programados, lo que claramente demuestra que el principal reto que enfrentamos no es el aumentar el valor del petróleo sino el de capturar una mayor porción de su valor.
Ha empezado un 'runrun', seguramente propiciado por aquellos que ven en la privatización la repuesta a todos nuestros problemas, de que una descapitalización y un supuesto mal manejo de Pdvsa, irrevocablemente conducirá a su privatización. No poseo los elementos suficientes para opinar sobre la posibilidad de tal evento pero, a todos aquellos que argumentan que en la privatización se encuentra la fórmula mágica, debo recordarles que no he visto ni un solo accionista de la Mobil, BP, Esso o como se llamen, levantar una sóla protesta ante los impuestos petroleros.
Si esperamos lograr defender el valor de nuestro petróleo, es indiscutible que sólo a través de organizaciones como la OPEP, tenemos la oportunidad de esgrimir las actuaciones geopolíticas de peso, que puedan reducir la actual discriminatoria confiscación a que estamos sujetos. Por supuesto, no me refiero a una OPEP donde sus miembros, Arabia Saudita, Kuwait, Argelia, Indonesia, Nigeria y Venezuela, en la reciente reunión de la Organización Mundial de Comercio en Seattle, ni siquiera llegaron a mencionar al petróleo. Hablo de una OPEP con las botas bien puestas.
Andrés Sosa Pietri, quien considera que 'sin los recortes, los ingresos nacionales por exportaciones hubieran sido muy superiores a los obtenidos en realidad en 1999' sitúa la política de los recortes dentro de lo que él denomina algo 'tan fundamentalista, tan fanático que ni por la tragedia que nos enluta, ha querido conseguir un acuerdo... para aumentar la producción'.
Opino que hoy lo fundamental para los países petroleros es combatir todos aquellos impuestos al petróleo, que siendo vulgares aspiraciones fiscalistas, cobardamente se ocultan tras la falda de la protección ambiental y cual parásitos, nos confiscan la mayor parte de su valor.
Obviamente Sosa Pietri le asigna una connotación negativa a lo que llama 'fundamentalismo'. En tal sentido, puede que corra el riesgo que me llegue a clasificar como el sumo sacerdote de una extraña y peligrosa secta, si le digo que mientras nosotros, como país, no logremos capturar como mínimo 70% del valor del petróleo, por responsabilidad fiduciaria ante hijos y nietos, no tenemos derecho de extraer un solo barril.




11 de enero de 2000

Faltaron encapuchados en Seattle

En Seattle, la Ministro de Comercio Exterior de Colombia, en su mensaje ante la Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC), comentó que paradójicamente de las numerosas protestas ocurridas durante el evento, las más fuertes provenían justamente de aquellos países que más se beneficiaban del mercado mundial. 
Al decirlo, la Dra. Ramírez de Rincón sabía muy bien de que, en este caso, no hay lugar para un “¿quién es primero, el huevo o la gallina?” No son los más beneficiados quienes protestan - son los que más protestan los que terminan siendo los más beneficiados.
Cuando un joven Europeo, heredero de una larga tradición occidental, una buena educación y apoyado por amplios recursos financieros, logra un invento, Venezuela, como la mayoría de los países, se han comprometido, a través de acuerdos administrados por la OMC, a respetar el derecho de propiedad de tal invento, garantizando el no copiarlo y asegurándole al joven inventor el cobro de los derechos de autor. 
Lo anterior, al contrastarlo con el hecho de que Europa y un gran número de países consumidores aplican inmensos impuestos a la gasolina y otros derivados del petróleo, por medio de los cuales le confiscan a Venezuela y a los demás países petroleros una significativa parte del valor del petróleo, evidencia que existe una gran injusticia en los actuales acuerdos económicos.
Como ejemplo, basta señalar que para Diciembre de 1999, en Inglaterra, la gasolina premium sin plomo se vendía en Bs. 763 por litro. De acuerdo a la Asociación de Expendedores, de ese precio, Bs. 118 corresponden al productor (quien sacrifica un recurso no renovable), Bs. 37 para el distribuidor y Bs. 608 por litro, el 80%, al Fisco Inglés por concepto de los diversos impuestos.
Los impuestos al petróleo son discriminatorios y totalmente opuestos al sentido del libre comercio. De no existir tales impuestos, Venezuela tendría ingresos inmensamente superiores a los actuales. Con tales recursos quizás podría brindarle a sus propios jóvenes, mayores facilidades para el desarrollo de su capacidad creativa, lo cual les daría al menos la expectativa de que en un futuro, viviendo en Venezuela, ellos también podrían llegar a generar y cobrar un derecho de autor. 
Las reuniones de la OMC eran una excelente oportunidad para los productores de petróleo de expresar su firme protesta. Lamentablemente, ese no fue el caso ya que en las distintas declaraciones dadas en Seattle por los representantes de Venezuela, Algeria, Nigeria, Qatar, Arabia Saudita, Indonesia, Kuwait (todos miembros de la OPEP), ninguno de ellos, aunque resulte difícil creerlo, ni siquiera menciono la palabra petróleo.
Por otro lado, también dentro del ámbito de esa reunión, hubo declaraciones de países culpables de excesivos impuestos al petróleo, como las siguientes: Inglaterra - "El proteccionismo en cualquier sitio es una amenaza a la prosperidad en todo sitio". Suecia - "Si queremos progreso, debemos actuar como creyentes en el libre comercio y no sólo hablar de sus virtudes". Alemania - "Sólo un enfoque lo suficientemente amplio permitirá una solución global con un resultado equilibrado para todos - y enfatízo la palabra todos". 
Como pueden observar, tales declaraciones nos servían en bandeja de plata la oportunidad para protestar la actual hipocresía que caracteriza el comercio internacional. De allí la profunda decepción cuando leemos las declaraciones de Venezuela e Indonesia, que no obstante ser más del doble de largas que las de países como Alemania, Japón, Inglaterra, sin embargo se limitaron a mencionar asuntos “vitales”, tales como el comercio electrónico, derechos de propiedad intelectual relativos a los conocimientos de comunidades indígenas y otros aspectos no petroleros y secundarios.
Analizando el problema desde otro ángulo, la mayoría de los actuales impuestos al petróleo, son solo vulgares aspiraciones fiscalistas de las naciones consumidoras, que se escudan cobardemente en argumentos de protección ambiental. Por supuesto que para mejorar nuestra posición negociadora ante las organizaciones ambientales, resulta esencial lograr el apoyo de la OMC, el organismo que por excelencia se dedica a propiciar el libre comercio.
Lo anterior parece haber sido entendido por los Emiratos Arabes Unidos, único miembro de la OPEP que parece no haber perdido la brújula, ya que su Ministro de Comercio expresó su esperanza de que "en las contínuas discusiones sobre comercio y ambiente … no se use la protección al ambiente como una excusa para limitar nuestras exportaciones, en especial las del petróleo". 
Quedo entonces atónito al leer en la declaración de Venezuela que "La contribución de la OMC ... es la de incorporar los objetivos del desarrollo en las disciplinas que le son propias y no convertirse en un foro para la búsqueda de soluciones a las problemáticas ambientales.." y que, en la declaración de Nigeria, también se cuestione que la OMC sea el organismo idóneo para plantear problemas de índole ambiental.
Resulta obvio que Venezuela y Nigeria oficialmente están planteando una estrategia de negociación muy distinta a la que considero la natural. No deseo discutir sobre quién está en lo cierto, pero alerto que el Ministro de Francia, un país no productor de petróleo, en su discurso dijo "con respecto al ambiente, la OMC no es el sitio para definir las reglas" expresando así una posición idéntica a la de Venezuela y Nigeria. Por supuesto que además, la OMC, enredada con su propios problemas, seguro que le gustaría mantenerse alejada del lío ambiental.
Hace un mes, un venezolano, el Dr. Miguel Rodríguez Mendoza fue designado para ocupar un cargo en el directorio de la OMC. Conocemos su capacidad y le expresamos nuestras más sinceras felicitaciones. No obstante, preocupa que tal nombramiento sea interpretado como un gesto para con Venezuela y que en tal sentido alguien sienta la obligación de retribuirlo mediante una solidaridad complaciente con la OMC. De ser tal el caso, creo que los intereses de Venezuela estarían mejor servidos por unos encapuchados, furiosamente venezolanos y petroleros.


3 de diciembre de 1999

The world's real petro-pirates!

This week's column is dedicated to those meeting up in Seattle this week.

When, as a citizen of an oil producing country, Venezuela, I see oil being valued by the market at US$ 150, and we only receive about US$ 20, I believe that I have the right to feel a bit let down by all those who promised us a rose garden if we duly signed up on all the international commercial agreements peddled by GATT; and lately by the World Trade Organization WTO. What do I mean?

From one barrel of oil, one can approximately and simultaneously obtain 84 liters of gasoline, 12 of jet fuel, 36 of gas oil, 16 of lubricants and 12 of heavy residues. 

In Britain today, educated consumers are paying (voluntarily and out of their own pockets) US$ 1.38 per liter of gasoline (sorry, petrol) using the traditional way of establishing a product's value. 

Even if we just consider the gasoline, we obtain a value of about US$ 116 per barrel of oil and then by adding the rest of the products, we should be close to US$ 150 since refining and distribution costs are fairly small.

I am well aware that the value US$ 150 is achieved by the taxman forcing himself in at the point of sale of gasoline, as an extremely expensive middleman, keeping 85 percent of the gross. But, was this not exactly the things that world governments agreed not to do, in order to foster free trade and growth ... or what we believed when we signed up on all those reductions of protectionist duties, accepting to lend the developed world a hand, collecting, their pretensions of royalties for intellectual property rights?

Today's result is therefore that, when an oil producing country is selling it's non-renewable and scarce resource to the world, it's only getting a fraction of the real value.

The hurt and pain I feel at seeing so much poverty in my country, that could be alleviated by just a little bit more of justice by the developed consumer countries themselves, is made worse by thus adding salt to the wound.

Their bankers sold us on the idea, in the mid-seventies, that oil was going to increase in value, and therefore that we could calmly take on the responsibility for servicing a huge country debt ... they never told us that all the increase in the value of oil, which has actually occurred since then, was going to be confiscated by their taxmen.

We producers were, and still are, the remaining scapegoat for all inflationary pressures derived from any price increase in gasoline and other derivatives ... even when these were just the result of higher taxes. We oil producers were, and still are, branded as the most wanted criminal in environmental issues when, in fact, we are the ones paying 100% of the cost of all the protection plans that through their taxes reduce world demand for oil.

Today we hear of even higher future oil taxes when Germany (for example) announces a plan of annual increases as a way to reduce their workers' social security payments and discriminate against us by not taxing coal and other energy sources.

For what it's worth, I would like to remind the developed world in good conscience that, when you're giving generous assistance to the under-developed world, much of it is with money properly belonging to the oil producing nations.

When I see the suffering of my more destitute fellow countrymen I blame myself, I blame all those lousy governments we have had ... but I also rightly blame the taxmen in the consumer countries, who are the true petropirates of the world.

In the Daily Journal, Caracas, December 3, 1999