24 de diciembre de 2009

La encuesta subversiva

¿Cuánto de las resultas petroleras, 0, 20, 40, 60, 80 ó 100% deberían ser depositadas en un fondo permanente y de ese fondo cuánto, por ejemplo 3, 4 o 5%, se debe ser repartir en efectivo por igual a todos los venezolanos… excepto quizás los que se encuentran presos y a quienes se le retiene tal pago a cuenta de los gastos que ocasionan?

El cómo responderían la anterior pregunta los venezolanos, de acuerdo a su edad, sexo y nivel de educación, nos daría un aporte muy importante para comprender quiénes somos y hacia dónde queremos y podemos ir.

¿Y qué de malo puede haber con hacerle tal pregunta a los ciudadanos? ¡Nada! Por el solo respeto básico que nos merecemos, esa es una de las primeras pregunta que se nos debería hacer. No obstante a ninguno de nuestros políticos eso se les pasa siquiera por la mente, puesto que aquello podría desarmar la creencia que las resultas petroleras, por designio divino, deben ser administradas por el Estado… el cacique de turno. Hasta es posible que puedan llegar a clasificar una encuesta sobre esta materia como un acto de subversión… como una traición a la patria… como otra conspiración del imperio.

Yo de mi lado estoy convencido que en el transitar de ser un país donde los resultados de la extracción de sus recursos naturales son manejados por un Estado o un cacique, a ser un país donde estos dineros son administrados directamente por sus ciudadanos, se encuentra la única vía para lograr ser una democracia vibrante, confiada y nada dependiente de quien haya sido elegido como el cacique de turno.

Y he ahí la principal diferencia política entre los países. Hay países que funcionan independientemente de quien encarna el Estado y hay países donde la ciudadanía y las instituciones sufren de una dependencia absoluta del cacique de turno. ¿Entre cuales está Venezuela?

Sin duda Venezuela se encontraba excelentemente enrumbada a ser una de las naciones más prósperas del mundo, cuando las bonanzas petroleras se nos interpusieron en el camino. Si no solventamos el problema de cómo las riquezas petroleras afectan el balance político entre Estado y ciudadanos no hay nada que hacer hasta que el petróleo se agote, o hasta que no valga nada. Aún creyéndonos una gran cosota, no lograríamos jamás ser otra cosita que integrantes de una secta que adora y le rinde pleitesías a quien lleve puesto el manto y el plumaje del cacique.

Exijamos que así sea solo el 10% de lo que podría ser las resultas petroleras de la nación, digamos solo unos 200 dólares al año, se nos sea entregado de manera directa, en efectivo y no en gasolina regalada o en cupos de Cadivi; y tengamos la confianza plena en que sabremos manejar esos 200 dólares mejor que cualquier genio de los genios que tengamos como cacique o de asesor de cacique. Compatriotas… ¿nos atrevemos a ello o es que somos demasiado cobardes y preferimos tener a quien culpar por nuestras propias deficiencias?

¿Qué creen, Simón Bolívar, de haber sido un ciudadano de hoy, se hubiese atrevido a recibir el mismo sus 200 dólares, o hubiese preferido que el cacique se los manejase? ¡Democracia que no se atreve consultar, simplemente no es democracia!

El Universal

17 de diciembre de 2009

Por una Constitución curada de espantos

Se discute sobre la necesaria separación de poderes entre el Ejecutivo, el Judicial y el Legislativo, cuando sabemos que la más importante y urgente separación de poderes en Venezuela es el separarle la chequera petrolera al gobierno; lo cual en esencia resulta contra-natura para cualquier político dispensador de favores por votos; y por lo cual a los ciudadanos probablemente no nos queda más remedio que tomar la constitución en nuestras propias manos.

He ahí el reto. Por cuanto el objetivo primordial de una constitución es el de buscar construir una defensa que le sirva a los ciudadanos ante los embates de un poderoso Estado… ¿cómo es que los ciudadanos le dejamos esa responsabilidad de redactar la constitución a los políticos? ¿Cuánto tiempo se discutió en la última constituyente lo que resulta de los más importante en un país con recursos naturales… el quién debe sembrar las resultas del petróleo? ¡Correcto! ¡Ni un solo segundo!

Mis esperanzas actualmente se centran en que por la vía de una curación de espantos, una especie de electroshock social, lleguemos a convencernos que nuestras mejores y probablemente únicas posibilidades de conseguir a nuestro país donde queremos conseguirlo, es el de nombrar a cada ciudadano su propio ministro de planificación y para él mismo decidir el qué hacer con los 2 a 3 mil dólares anuales que debería poder recibir en resultas petroleras. Por supuesto, en dinero efectivo… no en gasolina regalada o en cupos de Recadi… perdón, quise decir Cadivi.

En Alaska, existe un fondo permanente alimentado por el petróleo y el gas que le paga un dividendo anual a todos los ciudadanos; en el 2009 el dividendo fue de US$ 1.305 a cada uno. En 1999, el gobierno de Alaska, según ellos, necesitado de dinero, el petróleo se cotizaba entonces en solo US$ 9 por barril, le pregunto a los ciudadanos si podría usar algo del dinero del fondo… y el 84% de los ciudadanos le respondieron con un rotundo ¡NO! En otras palabras, los ciudadanos de Alaska lanzaron una inmensa trompetilla a sus políticos.

Pero en Venezuela por el contrario, son los políticos que le lanzan trompetillas a los ciudadanos por cuanto jamás se le ha consultado a ellos sobre si quisieran recibir por lo menos algo de las resultas petroleras directamente. ¿No constituiría esa sola pregunta la madre de todos los referendos revocatorios?

Solicitemos entonces que a cada venezolano se le pregunte, primero ¿cuánto de las resultas petroleras, o, 20, 40, 60, 80 o 100% deberían ser depositadas en un fondo permanente?, y luego ¿de ese fondo cuánto, por ejemplo 4 o 5%, cree usted que debe ser repartido en dividendos anuales a los ciudadanos? Y luego apliquemos el promedio de las cifras que hayan indicado los ciudadanos constituyentes.

Amigos, capitalicemos todos los antiguos y recientes espantos para tumbar ese muro de Berlín criollo que representa el entregarle las resultas petroleras al cacique de turno y que nos impide acceder a una verdadera democracia y desarrollar la capacidad de ser buenos sembradores de petróleo. ¿Qué algunos usarán el dividendo que reciben muy mal? Perfecto… de los males ejemplos también se aprende.

Repito, el hacer de todo venezolano un receptor de un dividendo petrolero es quizás la única manera para que en este siglo XXI logremos reconstruir la unidad en nuestra tan desunida y desdibujada Venezuela.

El Universal

3 de diciembre de 2009

LO DENUNCIARÉ


Antes de las elecciones en Honduras el Frente Nacional de Resistencia pidió suspenderlas argumentando "un proceso electoral espurreo que violenta elementos consignados en la Carta Democrática Interamericana que forman parte del derecho interno de cada país suscrito y que establece en su artículo 4 componentes fundamentales como la transparencia en las actividades gubernamentales, la probidad y la responsabilidad de los gobiernos en la gestión pública". 
No soy abogado pero si aquello tiene base legal, mucho menos podríamos convocar elecciones en Venezuela, por cuanto si en algún país en nuestro continente no existe transparencia en las actividades gubernamentales, o probidad o responsabilidad del gobierno en su gestión pública, es justamente en Venezuela. 
En Venezuela, no obstante la inmensa inflación acumulada, hace más de 12 años que el precio de la gasolina no se aumenta y hoy se vende en unos 2 céntimos de dólar por litro, 8 el galón, algo así como una centésima de su precio en otros países. Además, los que pueden comprar vehículos son beneficiados con la entrega de dólares a tasa cambiaria preferencial. Con estas políticas públicas se puede estimar que los que no poseen vehículos le transfieren de manera involuntaria el 10% del PBI del país a quienes poseen vehículos. En otras palabras, se trata de un robo institucionalizado que atenta contra toda distribución equitativa del ingreso nacional e igualdad de oportunidades. Y ni hablar del crimen ambiental 
Argumentando que lo anterior constituye una violación de los derechos humanos, intentaré introducir una demanda contra el gobierno de Venezuela ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Se preguntarán qué tiene lo de la "distribución equitativa del ingreso nacional y la igualdad de oportunidades" que ver con los derechos humanos. ¡Mucho! 
Primero la Carta de la Organización de los Estados Americanos establece entre sus principios que "la eliminación de la pobreza crítica… constituye responsabilidad común y compartida de los Estados americanos. (Art: 3.f), e igualmente que han de "dedicar sus máximos esfuerzos a la consecución de… Distribución equitativa del ingreso nacional; (Art. 34.b). 
Luego la Convención Americana Sobre Derechos Humanos (1969) establece en su artículo 26 que "Los Estados partes se comprometen a… lograr progresivamente la plena efectividad de los derechos que se derivan de las normas económicas, sociales y sobre educación, ciencia y cultura, contenidas en la Carta de la OEA… en la medida de los recursos disponibles, por vía legislativa u otros medios apropiados". 
Y finalmente en el caso de los "Cesantes y Jubilados de la Contraloría vs. Perú" (2009) se ha sentado jurisprudencia cuando en la sentencia leemos que la CIDH "es competente para decidir si el Estado ha incurrido en una violación o incumplimiento de alguno de los derechos reconocidos en la Convención, inclusive en lo concerniente al artículo 26 de la misma". 
De nuevo, sin ser abogado, creo que hay posibilidades para obtener una sentencia condenatoria; y puede que la CIDH ni siquiera necesite visitar el país. No obstante aun para el caso que no se logre, habré cumplido con la responsabilidad de denunciar ante el mundo lo amoral que es "El Asocialismo del siglo XXI"; y el haber alertado a la oposición sobre el asunto. 
Posdata. Agradezco asesoría legal (gratuita) para la redacción de la denuncia.

15 de octubre de 2009

Un reto a los articulistas venezolanos

Persisto en discutir lo ignorado y casi prohibido, lo de quitarle las resultas petroleras al Estado, para así lograr un gobierno que gobierne con lo que la ciudadanía le pague con sus impuestos, como cualquier país normal, en lugar de tener que sufrir los embates de un gobierno independientemente rico. Y me río de quienes me acusen de fastidioso y monotemático por cuanto para mí no puede haber algunos tan fastidiosos y monotemáticos como quienes persisten, década tras década, desilusión tras desilusión, en querer seguir entregándole nuestras resultas petroleras al Estado.

De seguro, por enésima vez aparecerán algunos de esos egos importantes inflados por su auto sentido de responsabilidad social a increparme ¿Qué es eso de estar repartiendo y regalándole a la gente lo que no ha ganado con trabajo? Pues de nuevo le responderé "¿Acaso el país se ha ganado esas resultas petroleras?". ¿Acaso el Estado se los ha ganado sobre la base de un esfuerzo arduo y serio? ¿Acaso en nuestro país se reparten las resultas petroleras a quienes lo han ganado con su trabajo?

Milton Friedman resumió las posibilidades de gastar el dinero en las siguientes cuatro alternativas: 1.-Puedes gastar tu dinero en ti mismo. 2.-Puedes gastar tu dinero en otros. 3.- Puedes gastar el dinero de otros en ti mismo. 4.-Puedes gastar el dinero de otros en otros.

Clasifiquen ustedes mismos las cuatro opciones de cómo gastar de acuerdo a como garantizan el mejor uso de los recursos. Lo que deseo son 27 millones de ciudadanos gastando sus resultas petroleras de acuerdo a las alternativas 1 y 2; en lugar de lo que tenemos, uno o unos muy pocos gastando nuestras resultas petroleras según las alternativas 3 y 4.

No quiero que otros repartan a sí mismo u a otros las resultas petroleras en gasolina regalada, dólares preferenciales, malos servicios públicos o vía sobornos políticos nacionales o internacionales. Estoy seguro poder sembrar mejor con esas resultas petroleras, tal como estoy seguro que mis compatriotas sabrán tomar mejores decisiones sobre cómo gastar su dinero, en ellos mismos o en otros.

Y no es que no quiera que haya gobierno, todo lo contrario, estoy seguro que alimentarlo exclusivamente con nuestros impuestos es la única manera de lograr tener un gobierno. Lo que tenemos, definitivamente no es gobierno.

Reto a todos los articulistas en Venezuela a que, así sea una sola vez en su vida, escriban sobre lo que debería ser uno de los temas más transcendentales en un país petrolero, el quién debe tener la responsabilidad final por administrar y sembrar las resultas petroleras: el Estado o los ciudadanos.

Los reto por cuanto estoy absolutamente seguro que con su ayuda podemos derrumbar cualquiera de los argumentos a favor de que sea el Estado que tome todas las decisiones; y por cuanto estoy seguro que aun cuando por sus pequeñas y burguesas razones todos no puedan llegar a aceptar la entrega en efectivo de las resultas a los ciudadanos, por lo menos podemos llegar a la conclusión que lo más importante para nosotros, los simples ciudadanos, es el quitarle la chequera con las resultas petroleras a los políticos.

Articulistas, no dejen que el día de mañana alguien comente sobre su legado… "Qué extraño, jamás escribió sobre ese tema. ¿Acaso nunca quiso o nunca pudo ser otra cosa que un humilde súbdito del petroautócrata, el de turno o el aspirante?".

8 de octubre de 2009

¡No somos de confiar!

Por dos razones nosotros, los ciudadanos, no somos de confiar cuando se trata de elegir a quien no se vaya a volver loco manejando la chequera con nuestras resultas petroleras. La primera es que nuestras propias infundadas expectativas nos nublan la mente y la segunda, que tal persona no existe.

Vez tras vez nuestros importantes sabihondos se rasgan las vestiduras hablándonos sobre los problemas que significa ser un país rentista y sobre el clientelismo que mantiene secuestrado a nuestra democracia, pero son incapaces de dar un paso adelante para cambiar aquello, por cuanto todos albergan el sueño de algún día ser ellos quienes controlan esas resultas. En ello, no importa lo culto y refinados que sean, todos nuestros importantes sabihondos son igualitos al petroautócrata de turno… y a quien por cierto le tienen una envidia enea.

Pero supongamos teóricamente que existiese ese mesías venezolano que supiese sembrar nuestras resultas petroleras de tal manera que todos nos beneficiemos. ¿Seguiríamos jugando la lotería para sacarnos ese gordo, aun a sabiendas que las características que tal persona deba tener para lograrlo ya de por sí hace imposible el que pueda ser elegido en nuestra democracia mediática? ¿Y seguiremos jugando esa lotería aun a sabiendas que si milagrosamente lográsemos elegir al correcto, es indispensable repetir el mismo milagro vez tras vez tras vez… para que una manzana podrida no eche todo a perder en un nanosegundo?

Frecuentemente oímos hablar que los pueblos se merecen los gobiernos que tienen. ¡Qué insolencia! Los pueblos son inocentes en todo esto, los que se lo merecen son los sabihondos importantes y las elites… esas del arrimarse a las distribuciones de las resultas petroleras, esas del que-hay-para-eso, o esas del quítate-tú-para ponerme-yo… esas elites sí se merecen el gobierno actual y quizás hasta uno aún peor.

Oigan cualquier programa de opinión. Ahí se sientan los expertos a discutir con importante vocabulario sobre trenes de alta velocidad por aquí, mejor educación por allá, independencia alimentaria por aquí, seguridad por allá, pero todo, absolutamente todo, basado en que habrá mejores gobernantes… ellos mismos… ellos que sí saben lo que es bueno para nosotros.

Ruego por que los jóvenes de alguna generación de venezolanos logren rebelarse contra el colocar las resultas petroleras en manos del Estado y de sus petro-autócratas y lo cual nos mantiene en un inalterable estado de solo ser una promesa de país. Ruego por que los ciudadanos algún día asuman con valentía la responsabilidad de ser ellos los sembradores del petróleo, para así librarnos del yugo que significa la pelea continua por la distribución de las resultas petroleras.

Y hablando de censura, si algo ha sido de verdad censurado o autocensurado en nuestro país, ese ha sido el debate sobre quién debe sembrar el petróleo, el ciudadano o el petroautócrata de turno.

El próximo domingo, en nuestras iglesias, roguemos porque esta generación de venezolanos al fin logre amarrarse a los mástiles para resistir las tentaciones de los cantos de aquellas sirenas subcontratadas que publicitan las promesas de quienes con increíble arrogancia dicen saber sembrar y administrar las resultas petroleras.
Jóvenes, al bajarse los pantalones mostrando las nalgas en protesta, muéstrenselas a todos… y rueguen que no deban verse en el espejo.

El Universal

1 de octubre de 2009

Muéstrenos los espejitos

Cuando por televisión vi a Antonio Brufau, el presidente de Repsol, salir de una librería de Madrid donde tuvo una reunión con nuestro petro-autócrata de turno, portando una sonrisita de inmensa satisfacción, les confieso que me entraron unas inmensas ganas de cachetearlo, por cuanto él, tan europeo, debe estar consciente del irrespeto con que en Venezuela se trata a nosotros los verdaderos dueños del petróleo venezolano, al mantenernos en las tinieblas sobre lo que pasa con nuestros recursos naturales agotables.

Ya quisiera yo ver a Brufau, como ciudadano español, si algún extranjero le estuviese haciendo lo mismo en España. Y que no nos venga a llorar mañana pidiendo una ayudadita cuando se le enrede el papagayo. Nosotros tenemos el derecho de por lo menos ver los espejitos que proponen a cambio de las perlas, para asegurarnos que sirvan para algo más que pavonear, así que, Brufau, pon a la disposición de los venezolanos todos los convenios que tiene firmados Repsol con Venezuela. Y si acaso Brufau necesita de un empujón, solicito aquí la ayuda de todo ciudadano español, de todo accionista de Repsol o de toda autoridad que pueda tener alguna injerencia en el asunto.

Y que no me vengan a decir que todo esto me sale solo a cuenta de un descontento con el gobierno actual, por cuanto puedo evidenciar que llevo décadas en aquello de buscar la verdad sobre nuestro petróleo. Entre otro fui de los primeros en cuestionar cómo Pdvsa le enviaba petróleo por debajo de su valor a Citgo para que pudiere demostrar ganancias, aun cuando ello resultase en que sin razón tuviésemos que pagar impuesto sobre la renta en Estados Unidos, y para lo cual tuve que acudir a conseguir información en la Bolsa de Nueva York. Igualmente fui de los primeros en cuestionar la estructura de los contratos de apertura ya que implicaban un gran cheque para el momento y hambre para el mañana.

Esta semana en una reunión internacional sobre la transparencia de contratos en la industria petrolera, observando la participación de unas empresas de las que en su momento formaron parte de "las (malucas) siete hermanas" y los avances que la sociedad civil ha tenido en convencer algunas de ellas sobre la necesidad de mayor transparencia y responsabilidad social y ambiental, se me pasó por la cabeza que justamente cuando ya podemos lograr cosas mejores para el país, nuestros gobiernos firman convenios obscuros, con entes obscuros, de países obscuros para lograr cosas mejores, para los de nuestros gobiernos. Señor Antonio Brufau: ¿Conoce usted a sus otros colegas inversionistas petroleros en Venezuela?

En la exposición de motivos de nuestra Constitución leemos sobre: "La consagración amplia del derecho a la participación en los asuntos públicos de todos los ciudadanos… responde a una sentida aspiración de la sociedad civil organizada que pugna por cambiar la cultura política generada por tantas décadas de paternalismo estatal y del dominio de las cúpulas partidistas que mediatizaron el desarrollo de los valores democráticos". Señor Antonio Brufau, ¿Está usted enterado que hace usted negocios con violadores de la Constitución?

Señor Antonio Brufau. El logo de Repsol aparece en el folleto de la Iniciativa de Transparencia en la Industria Extractiva (EITI)… ¿Es puro show?

El Universal

3 de septiembre de 2009

La irresponsabilidad del hacendado

En la Constitución no hay nada que parezca permitir que los que consumen gasolina puedan repartirse entre sí algo así como el 10% del PIB dejando afuera a los que no la consumen, todo lo contrario, por lo que la responsabilidad directa por ello debe recaer en el Presidente.

Imagínense una fábrica de cerveza propiedad de todos los venezolanos y el Presidente decide repartir dividendos no en dinero sino ofreciendo cerveza gratis a quienes les gusta la cerveza. Eso es justamente lo que se hace en Venezuela donde los precios actuales de la gasolina son una absoluta vergüenza y el reflejo de una increíble e irresponsable falta de liderazgo político a quien le toca "Administrar la Hacienda Pública". Tamaño "buen padre de familia" que se gasta el país.

Y oímos hablar por ahí de aumentar el precio el 30% y oímos gritos de "¡Horror!". Les pregunto: ¿Qué significa llevar la gasolina "cara" de 95 octanos de BsF 0,097 a BsF 0,126? Exacto, nada. El 30% de nada es nada. Mejor sería hasta regalarla por completo ya que así por lo menos nos ahorramos el costo de controlar el menudo. Es más, aun aumentándola el 300%, Venezuela seguirá siendo el país que vende la gasolina más barata en el mundo… y su bajo precio seguiría siendo una insolencia para con quienes no la consumen.

"Pero es que en Venezuela nadie se atreve aumentar la gasolina". Entonces que no tengamos presidente y verán cómo la gasolina ipso facto se vende en su justo valor mercado. El problema de un país en el cual las resultas del petróleo son entregadas todas al hacendado de turno no es sólo que los peones nos acostumbramos a pedir sino también que el patrón se acostumbra a lanzarnos limosnas, echándoselas de buenazo, cuál una Doña Evita, y perdiendo las agallas para hacer lo que le toca hacer… si acaso alguna vez las tuvo.

Dado que política es política, no necesariamente le toca a la oposición proponer aumentos en la gasolina, aun cuando sí podrían beneficiarse de informar a los pobres del verdadero significado de los precios bajos. Pero, aparte del Presidente, los que sí no tienen perdón, es toda esa colectividad de economistas y académicos a quienes les toca analizar y proponer políticas económicas buenas para el país pero que se quedan calladitos como si fuesen un peluquero del hacendado temeroso de recibir una menor propina.

El que esa colectividad de colegas no estén de armas tomar en un asunto tan vergonzoso como el de los precios de la gasolina en Venezuela, me llena de tristeza. Y que la inflación pa´cá y que las ventajas comparativas pa´llá. No sean ridículos, si los precios bajos de la gasolina ayudasen en algo a combatir la inflación, en Venezuela tendríamos la madre de todas las deflaciones y si los precios bajos de la gasolina de verdad nos estuviese brindando ventajas comparativas… "¡Apártate Estados Unidos que ahí viene Venezuela!".

Hay quienes sostienen que la gasolina regalada por lo menos les compensa en algo las malas políticas económicas. Mentira, la gasolina regalada es sólo otra de las tantas malas políticas económicas. No es aceptable tener que ir al botadero de basura para recoger las sobras con que alimentarse.
La verdad es que siendo hoy el provecho marginal nacional de un litro de gasolina venezolana extraído por la frontera y vendida a valor internacional mayor que el provecho marginal nacional de un litro de gasolina quemada en una cola venezolana, los contrabandistas de gasolina, en términos de productividad económica, son unos verdaderos patriotas.

El Universal

22 de agosto de 2009

¡Los contrabandistas patrióticos!

El provecho marginal nacional de un litro de gasolina venezolana contrabandeada y vendida a precio de mercado es mayor que el provecho marginal nacional de un litro de gasolina quemada en una cola venezolana por lo que, en términos de productividad económica, los contrabandistas extractores de gasolina son actualmente unos patriotas

18 de junio de 2009

Las cifras del "excremento del diablo"

En el reciente informe de gestión y de cifras auditadas de Pdvsa se lee que en el 2008 se extrajeron 3.235.000 millones de barriles diarios, que el precio de la cesta de exportación fue de 86,49 dólares por barril y que el costo de "producción" (no se produce se extrae) fue de 7,10 dólares por barril.
Si de esos resultados se hubiesen apartado para inversiones la cantidad de 8.000 millones de dólares y que estimo serian más que suficientes para alimentar un extraordinario plan de inversiones propias de Pdvsa obtenemos que las resultas petroleras netas para el 2008 fueron de 85.742 millones de dólares. Esas resultas petroleras del 2008 representan para cada uno de los 26 millones de venezolanos unos 3.297 dólares anuales o sea unos 275 dólares mensuales.
La pregunta que deberíamos hacernos todos los ciudadanos, como los verdaderos propietarios de las resultas petroleras que somos, es sobre si estaríamos mejor cada quien recibiendo sus 275 dólares mensuales en lugar de entregarle 7.145.166.167 dólares cada mes al Gran Hacendado de turno.
No todos responderían igual. Para quienes el ingreso por consumir gasolina regalada, de tener acceso a los inmensos subsidios cambiarios existentes o formar parte de la nómina del entorno íntimo del Gran Hacendado de turno produce más de 275 dólares mensuales, en términos económicos no les convendría cambiar el sistema; aun cuando ese cálculo excluye por supuesto el valor de poder liberarse de un jefecillo que ordena todo y al cual hay que chuparle tanto las medias.
No obstante la gran mayoría de los venezolanos, y muy especialmente los pobres, sin duda que estarían mejor recibiendo ellos mismos sus resultas, decidiendo ellos mismos qué hacer con ellas, sin por ejemplo necesitar de un carro para agarrar de la piñata de gasolina regalada. Y esto no solo por cuanto recibirían más dinero sino antes que nada por cuanto así sabrían que ese es el dinero que hay y no perderían un segundo de su tiempo ni cobrando lo suyo ni esperando lo que no hay.
El hecho que Juan Pablo Pérez Alfonso con razón pudo ponerle el nombre "excremento del diablo" al petróleo nuestro aun cuando objetivamente debería más bien ser una bendición de Dios se debe fundamentalmente a lo siguiente:
Primero, el solo hecho de colocar tantas resultas en manos de un Estado hace del Estado un ente diabólico, que excrementa, y de los ciudadanos, unos súbditos, que ruegan y pelean entre sí por el excremento. Un cheque mensual, graciosamente otorgado por el Gran Hacendado de turno por igual a cada quien sigue siendo un excremento mientras que un cheque recibido por cada quien, como propietario de las resultas, es un dividendo o una semilla para sembrar.
Segundo, la existencia de las resultas petroleras crea en la población un conjunto de expectativas de ricachón petrolero y cuya razonabilidad nadie sabe medir. Si te dieron todo tu dividendo de 250 dólares y los desperdiciaste ya sabes a quién culpar, pero si solo te dieron un cheque de 250 dólares y no te alcanzaron igual puedes creer que la culpa es de quien no te dio más. Todos entienden de 250 dólares… ¿quién rayos puede entender 7.145.166.167 dólares… cada mes?
Amigos, exijamos que se nos entregue las resultas petroleras para que nosotros los ciudadanos podamos aprender a sembrar el petróleo sembrando las resultas, o por lo menos excrementarlas nosotros mismos para que nos sirva algo de abono, ya que ni para eso sirve lo que el diablo produce.
Amigos, mandemos a lavar los paltós de todos quienes quieren convencernos que ellos saben manejar mejor que nosotros mismos nuestros 250 dólares mensuales…o los dólares que sean por cuanto no confío mucho en las cifras de Pdvsa, por auditadas que sean.
Amigos, el ser un país petrolero presenta por supuesto muchas otras dificultades, pero eso es solo una razón más para tener lo del reparto resuelto y así poder dedicarnos de lleno a superar los demás retos. Si hay que aprender a pagar más impuestos para cubrir los gastos del Estado, pues se aprenderá.

4 de junio de 2009

¡Listo!… en el primer nanosegundo del mes

El hecho que el Gran Hacendado de turno expresase así fuese solo una posible intención de debatir con unos intelectuales extranjeros, mientras que jamás se digna a hacerlo con los ciudadanos venezolanos, me revolvió el alma. A continuación me permito citarles de "Acordes extraños" un artículo escrito por el periodista y poeta cubano Raúl Rivero y que fuese publicado en El Mundo de España en abril de 2009. 
"Aunque se anuncian músicas nuevas, los cubanos tienen que seguir en el baile, solos en el salón, con la más fea. Y la más fea es la dictadura. Es una mala costumbre. Una falta elemental de urbanidad que los totalitarios han trasmitido a los demócratas. Los cubanos no cuentan. Se les organiza la vida, se decide hasta el color y la madera que se utilizará para fabricar sus ataúdes, pero ellos no tienen la oportunidad ni de decir «esta muerte es mía»… Los que llevan medio siglo en la sala de baile no necesitan expertos ni maestros de danza. No añoran nuevos músicos. Ni asumen el color de otras cadencias. Quieren que se vaya la orquesta y que se enciendan las luces". 
Yo, un venezolano que con algo más de medio siglo acumulando deseos por lo mejor de mi país igualmente quiero que se "vaya la orquesta y que se enciendan las luces", para debatir lo que antes de nada debemos debatir en Venezuela… ¿El quién debe ser el sembrador de las resultas petroleras, los Grandes Hacendados de turno con sus respectivos aparatajes gubernamentales o los ciudadanos? 
Si las resultas petroleras son las semillas que hemos de sembrar, entonces éstas no representan los peces como nos quieren hacer creer quienes quieren seguir usufructuándolas, sino en verdad son nuestras cañas de pescar. 
A mí no me cabe la menor duda que somos los ciudadanos quienes debemos recibir esas cañas de pescar que representan las resultas petroleras, para así tener la posibilidad de aprender a pescar… como tampoco me cabe la menor duda que tenemos que quitarle al gobierno esas cañas de pescar para evitar que sean usadas como látigos, así como para evitar el tener una ciudadanía sentada con expectativas esperando por los pescados… como tampoco me cabe la menor duda que desde el principio debemos entregarle las cañas de pescar a los ciudadanos para que a nuestro país no se le vaya la vida con sus ciudadanos peleándose entre sí por ellas.
Imagínense a las resultas petroleras, o sea lo que queda después de haber efectuado todos los apartados necesarios para acometer las inversiones sin tener que hipotecar el petróleo, siendo depositadas en un fondo de los ciudadanos… y del cual una Junta de siete miembros elegida por los ciudadanos decide cuánto se debe repartir considerando las variables macroeconómicas y el deseo de brindarle una mayor estabilidad al país… y luego ese monto, en el primer nanosegundo de cada mes, es repartido por igual entre los ciudadanos abonando las tarjetas de débito que previamente se le ha entregado a todos ellos. 
A partir de ese nanosegundo ningún ciudadano tiene porqué albergar expectativas petroleras con respecto a sus gobiernos; a partir de ahí ningún gobierno tiene razón de ocuparse de la repartición que corrompe y por lo tanto puede gobernar como un gobierno normal; a partir de ahí los ciudadanos podrán buscar cómo manejar las tantas otras dificultades implícitas en ser un país petrolero. 
Las resultas del petróleo son una bendición que las hemos convertido en maldición permitiendo que las decisiones sobre su uso recaigan en el Gran Hacendado de turno… sea éste quien sea, amarillo, azul o rojo. Necesitamos que se prenda la luz que ilumine esta triste realidad venezolana y sobre la cual jamás se debate. 
Gran Hacendado de turno, así como cualquier otro aspirante a ese cargombur, no sean cobardes y atrévanse responder… ¿Quiénes creen ustedes que pueda maneja mejor las resultas petroleras, ustedes decidiendo sobre 4.000.000.000 dólares mensuales que no son suyos o cada uno de sus ciudadanos decidiendo sobre los 160 dólares suyos? ¿Ustedes? ¿Es esa la confianza que ustedes les tienen a sus compatriotas? En ese caso permítame expresar mis serias dudas sobre sus propias capacidades para administrar sus propios 160 dólares mensuales. Mejor se las entregamos a sus mamás.

30 de abril de 2009

Participando en lo de la no participación

En la semana de nuevo tuve la oportunidad de participar en las reuniones de primavera del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, en calidad de representante de la sociedad civil, lo que en honor a la verdad solo significa en representación mía. 
Basta con recordar que estas dos instituciones ni siquiera existían durante la gran depresión de los años treinta para saber que un ¿y ahora qué?, impregnaba todos los pasillos y todas las conferencias. Sin duda también mucho de lo que ahí se discutía sonaba algo surrealista en el sentido que se trataba de tópicos álgidos del ayer y del mañana, pero que situadas en la perspectiva de la crisis del hoy, no parecían las más urgentes. 
No obstante uno de esas sesiones del ayer y del mañana y que sí me intereso mucho fue una donde se discutió el tema de participación y en concreto sobre cómo se aseguraba la debida participación de todos quienes podrían tener interés directo en proyectos desarrollados por el Banco Mundial y el BID… y lo digo por lo que pasa en Venezuela en cuanto a que toda la participación, de todos menos uno, está desaparecida en la suprema centralización de poderes en el gran cacique o el gran hacendado de turno. 
Una participación ciudadana donde con el dedo se decide quienes participan de las decisiones no es participación. Una participación donde todo quien pueda ser afectado por una decisión puede participar directamente o delegar en alguien directamente su representación es participación. Una delegación en alguien para que luego éste tome decisiones para lo cual no fue expresamente autorizado, no tiene nada que ver con participación y todo que ver con usurpación. 
Una participación ciudadana en el cómo repartir una piñata, como la petrolera, no es participación. Una participación en una decisión colectiva sobre una inversión a efectuarse y que será pagada del bolsillo de cada uno con las resultas petroleras que primero le han sido entregadas a cada ciudadano, es participación. Les pregunto, si cada ciudadano recibiese su cuota parte de la gasolina que hoy se regala y pudiese venderla en el mercado mundial… ¿Cuantos participarían en quemar la gasolina en las colas? 
Otra sesión que sin duda tenía una relevancia especial para algunos de los ahí presentes se refería a cómo el Panel de Inspección del Banco Mundial, el órgano que busca asegurar que el Banco Mundial cumpla con sus propias reglas, ha manejado y debe manejar lo referente a los derechos humanos, y lo cual no es nada sencillo para organismos como estos considerando que también están obligados a respetar la soberanía de las naciones. Opiné que me pareció muy inteligente la manera de como el Panel de Inspección ha enfocado este espinoso tema, decidiendo que el Banco Mundial no debe participar en proyectos que puedan implicar que los gobiernos violen los tratados internacionales que sus propios países han suscrito.

26 de marzo de 2009

El 29% ya llego al buen llegadero

Primero se quedan con todas nuestras resultas petroleras y luego, por cuanto no les alcanza esa teta y por cuanto a nosotros los ciudadanos nos quedaron unos bolívares por haberle prestado nuestros servicios al Estado, ahora, con una segunda hojilla, nos repasan, poniéndole la mano a nuestros depósitos bancarios para seguir financiando sus ocurrencias. Son tan caraduras que además sostienen que esa segunda repasada no equivale a impuestos. ¿Levante la mano quien crea que esos bolívares nuestros nos serán devueltos valiendo lo mismo?

Esta semana me llegó una copia de un estudio de opinión efectuado por Ecoanalítica en enero y febrero de 2009, con 1.260 entrevistas cubriendo ciudades mayores de 20.000 habitantes y edades entre 18 y 65 años. ¡Siéntense!... en ella aparece lo siguiente:

Pregunta: ¿Quién considera usted que debe distribuir el ingreso petrolero?

Respuestas: Presidente de la República 16%; Pdvsa 48%; gobernadores y alcaldes 12%; consejos comunales 22%; No sabe/No respondió 8% y "Nadie, que me transfieran directamente lo que me corresponde", el 29%

Increíble… el 29% de los venezolanos, cuando la posibilidad ni siquiera se ha discutido y mucho menos se ha explicado y defendido, responden, sólo a punta de intuición, con un "que me transfieran directamente lo que me corresponde", mientras que sólo el 16% apoya que nuestras resultas las distribuya el Cacique de turno, el de-facto actual Gran Distribuidor.

Por lo que se ve el 29% llegó al buen llegadero donde se abandona la infantil creencia que sólo nos toca conseguir un buen sembrador y sentarnos a esperar la abundante cosecha. Ayudemos ahora a los demás a llegar a ese mismo lugar y así lograr conseguirnos un gobierno que gobierne para los ciudadanos, en lugar de gobernar para ponerle las manos a nuestras resultas petroleras.

Desde ya les garantizo que es posible establecer un sistema de reparto de resultas petroleras 100% confiable, donde cualquier malversación está cubierta por una póliza de seguro que compensa 1.000 veces cualquier pago indebido y donde el que lo descubre recibe el 20% de esa indemnización.

Desde ya les garantizo que es posible establecer un sistema de reparto de resultas petroleras eficiente donde el costo de distribuir por ejemplo vía tarjetas de débito recargables es mínimo.

Desde ya les garantizo que es posible establecer un sistema de reparto de resultas petroleras transparente donde el nombre, cédula y dirección de cada ciudadano receptor es fácilmente identificable en la red.

Digo lo anterior para que no perdamos ni siquiera un segundo en las tontas discusiones técnicas sobre la dizque imposibilidad de asumir la responsabilidad directa por nuestras propias resultas petroleras y en las que de seguro buscarán meternos quienes siguen ilusionados con el ponerle la mano a nuestras resultas petroleras, para ellos manejárnoslas, cuan unos madoffos. ¡Viva la revolución de los sembradores!

PS. Un lector me indico acertadamente que los porcentajes pro mi indicados sumaban 127%. Por supuesto que debería haberlos sumado pero me imagino que la emoción me desbordo. No obstante aquí les entrego la dirección donde se puede encontrar la presentación a la cual hago referencia y que en la pagina 12 da las cifras a las cuales me referí.

http://servicios.iesa.edu.ve/portal/presentaciones/MP_politica032009.pdf

Pero más importante aún otro lector me indico que del otro lado de la calle venezolana también se discute el tema.

http://www.aporrealos.com/forum/viewtopic.php?p=260196&sid=1525f5b6c912dd88ced92a772b2273af

19 de marzo de 2009

Gasolina ardiente

"La gente que consume mucha gasolina en esos carros de lujo, no es justo" dijo nuestro cacique o Gran Hacendado de turno buscando elevación moral y política en la preparación de su primer aumento de la gasolina.

No obstante que el cacique de turno no tiene ningún derecho moral para opinar lo anterior, parecería ser que muchos de la oposición, por brutos, van a pelearle el aumento cediéndole la colinita y dejándolo salirse con las suyas. Eso no es aceptable.

Lo injusto, lo inmoral y lo estúpido es el haber estando regalando la gasolina a todo quien tiene carro, durante más de diez años, escondiéndose tras la cortina de un folclórico Socialismo dizque del siglo XXI. Lo justo, moral e inteligente hubiese sido el haber vendido la gasolina a su valor de mercado internacional y distribuir las resultas de esa venta directamente a los ciudadanos.

Una vida de 70 años equivale a 613.200 horas por lo cual cada día en nuestras carreteras quemamos en las colas de 10 a 20 vidas venezolanas. Al mismo tiempo contribuimos con mucho más de lo que sería nuestra cuota parte como ciudadanos globales responsables en la contaminación de nuestro planeta. Eso es injusto, inmoral y estúpido. Lo justo moral e inteligente hubiese sido haber desarrollado un eficiente transporte público.

En ocasiones el valor del regalo de la gasolina a los precios actuales ha sobrepasado 70 dólares por tanque de gasolina y eso en un país como el nuestro, con tantos pobres que no reciben nada, es simplemente una sinvergüencería criminal. Y de eso estaba siempre muy consciente nuestro cacique de turno, no vaya ahora él a echarnos un cuento que se sentó bajó un samán y una voz le habló y lo iluminó.

La oposición no debe pelear ni un segundo en contra de un aumento de la gasolina sino exigir con toda la fuerza moral del caso que ni un solo bolívar proveniente de un aumento de los precios de la gasolina se introduzca en ese tragamonedas alterado que ya se tragó casi un trillón de dólares sin haber producido nada a cambio. El aumento de la gasolina debe costarle como mínimo al cacique de turno, un gran aumento en la descentralización del poder.

Repito, por enésima vez, no busquemos a nuestro querido país donde lo perdimos sino donde lo queremos encontrar y, en ese sitio, no hay lugar para una gasolina regalada.

Finalmente me uno a tantos quienes claman por la configuración de un solo partido de oposición, como una mínima y necesaria expresión de seriedad ante los tiempos tan difíciles que se avecinan. Lo cual por supuesto tampoco implica que a esos oposicionistas unidos sí les confiaría mi veinte y ocho millonésima parte de las resultas petroleras. En eso no caigo más nunca.

12 de marzo de 2009

Nosotros, los maldecidos

Si todas nuestras resultas petroleras hubieren sido entregadas directamente a los ciudadanos, en partes iguales, y luego viene el gobierno a recoger tales recursos, estaríamos en la presencia de la madre de todos los sistemas de impuestos regresivos del mundo. ¿Qué rayos tiene un impuesto marginal del 100% a los más pobres que ver con el socialismo, con una cristiana justicia social o simplemente con un buen gobierno? 
De nuevo participé en unas conferencias en el Banco Mundial sobre la temática del cómo lograr más transparencia y un mejor uso de los ingresos provenientes de la industria extractiva, petróleo y minas. Hubo muchas propuestas bien intencionadas y bien argumentadas sobre cómo ayudar a los países que habiendo sido bendecidos de jure con unos recursos inmensos han terminado de facto siendo maldecidos por esos mismos ingresos. 
No obstante para alguien que como Ustedes ha visto su país desperdiciar dos bonanzas petroleras y busca la manera de evitar que ello ocurra con una tercera, las reuniones fueron algo decepcionantes por cuanto de nuevo todo está basado en la falsa premisa que si sólo los gobiernos le hiciesen caso a estos expertos diseñadores de políticas públicas, todo saldría bien… como si el problema nuestro fuese que nadie le haya informado a nuestros gobiernos sobre el cómo administrar mejor nuestras resultas petroleras. Algo molesto, pedí la palabra. 
Les expliqué que si bien deseamos una mayor transparencia con respecto a los ingresos petroleros y por supuesto agradecíamos sus apoyos, eso, a la hora de la verdad, significaba poca cosa, por cuanto la verdadera maldición petrolera estaba en el formar parte de una ciudadanía que se sienta a los pies de un cacique o un Gran Hacendado en la expectativa que les sea entregada la cosecha de lo sembrado, en lugar de sembrar y cosechar ellos mismos sus resultas petroleras. 
Les expliqué que jamás había conocido un gobernante o un hacedor de políticas públicas que tuviese pinta de haber sido maldecido por el petróleo y que esa condición estaba exclusivamente reservada para los ciudadanos. 
Les asomé que la única política pública con alguna posibilidad de salvarnos de la maldición era la de radicalmente limitar lo que recibía el gobierno de las resultas petroleras, por ejemplo a un 3% del PTB y el resto entregárselo, de una manera u otra, directamente a los ciudadanos. 
Les dije que aparte del populismo político también existía el riesgo que sus recetarios fuesen a conformar una especie de populismo de políticas públicas y que terminarían siendo aprovechados por los creadores y aprovechadores de ilusiones. 
Les dije que necesitábamos una coalición mundial de ciudadanos maldecidos por el petróleo, para así darnos fuerzas mutuas con las cuales enfrentar a los usurpadores. Les pedí su apoyo, aun a sabiendas que por cuanto el Banco Mundial y demás organizaciones similares trabajan esencialmente para los gobiernos no nos la pueden dar abiertamente. En esta pelea, nosotros los ciudadanos, nos encontramos completamente solos… como debe ser.

5 de marzo de 2009

Socialistas y neoliberales, ¡uníos!

Estoy seguro que los socialistas sinceros, aquellos que respetan profundamente al pueblo y que no usan al pueblo para adelantar sus propios intereses deberían estar de acuerdo con una propuesta donde a cada ciudadano se le entrega su cuota parte de las resultas petroleras. Con ello evitarían que los ciudadanos sean sujetos a una confiscación regresiva de sus recursos sólo para financiar las ocurrencias del cacique o del Gran Hacendado que esté de turno. Con ello evitarían que la voz de los ciudadanos sea silenciada por la chequera petrolera, convirtiéndolos en unos humillados pedigüeños.

Estoy seguro que los neoliberales sinceros, aquellos que aceptando las limitaciones del mercado respetan profundamente la sabiduría inherente a las decisiones libres de millones de individuos y que no usan sus teorías solo para justificar privatizaciones o conquistar monopolios deberían estar de acuerdo con una propuesta donde a cada ciudadano se le entrega su cuota parte de las resultas petroleras. Con ello evitarían tener que someterse a la tortura de tener que oír al cacique o al Gran Hacendado que esté de turno creerse capaz de tomar, en nombre de todos, las más acertadas decisiones económicas.

Lo que pasa es que los socialistas sinceros y los neoliberales sinceros, se encuentran disminuidos por quienes secuestran la bandera socialista y la bandera neoliberal, buscando magnificar las diferencias que existen entre las dos filosofías políticas, con el solo fin de poder erguirse como líderes y adelantar sus propias posibilidades de llegar a ser el cacique o el Gran Hacendado de turno, con derecho a imponer ocurrencias.

Es hora de entender que la profunda insatisfacción que existía con respecto a las actuaciones de la Cuarta tiene exactamente el mismo origen que la profunda insatisfacción que hoy existe con respecto a las actuaciones de la Quinta. No debemos permitir que las diferencias que puedan existir entre los distintos caciques o los Gran Hacendados de turno, o entre los candidatos a tales posiciones, nos confundan, ya que la verdad es que esas diferencias y aún cuando puedan ser importantes, resultan totalmente irrelevantes en el contexto de nuestra Venezuela petrolera.

Socialistas sinceros y neoliberales sinceros, uníos en buscar que el pueblo reciba directamente sus resultas petroleras. Así podrán los ciudadanos aprender a efectuar su propia siembra de lo que la providencia tan generosamente les ha legado. Así podrán los ciudadanos responsabilizarse por su propio futuro en lugar de quedarse sentado esperando la entrega de su menguada parte de una mala siembra y cosecha hecha por el Estado.

27 millones de ciudadanos, responsables cada quien por su parte de las resultas petroleras, siempre habrán de producir un mejor resultado para nuestro país que un cacique o un Gran Hacendado vanidosamente creyéndose responsable por 27 millones de ciudadanos. Tan sencillo como eso.

El Universal

22 de enero de 2009

Einstein en Venezuela

De nuevo Venezuela se enfrenta a la triste realidad que otro ciclo de altos precios petroleros solo le ha permitido a unos elegidos imponerle sus reales ganas, sin dejar nada que razonablemente le compense al país el haber extraído a diario unos cuantos millones de barriles de lo que la Providencia generosamente nos dejó. Si las generaciones venideras nos solicitasen una rendición de cuentas, no tendríamos donde escondernos para ocultar nuestra vergüenza… ¿O será que somos tan sinvergüenzas que ni siquiera conocemos de ese sentimiento?
Albert Einstein, de visitarnos, no tendría que inventar nuevas respuestas para describir lo que nos pasa. Le oigo decir "si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo", lo que para mí solo significa que es hora de dejarnos de creer en el milagro de encontrar alguien capaz de sembrar bien nuestras resultas petroleras o, de darse ese milagro, creer que sea repetitivo, para que los milagrosos no sean seguidos por otros que lo echen todo a perder.
¿Y cómo lograr eso? Einstein respondería "La formulación de un problema, es más importante que su solución". Lamentablemente en nuestra Venezuela ni siquiera discutimos la posibilidad que el resultado promedio de tener a todos los venezolanos responsabilizados cada quien por sus propias resultas petroleras pueda ser superior al resultado de tener todas esas mismas resultas administradas y sembradas por el cacique de turno.
¿Por dónde comenzamos? Einstein dijo: "Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio" y en eso tiene razón. No obstante no queda otro remedio de darle y darle, hasta derrumbarlo, a ese prejuicio, alimentado por quienes buscan ponerle sus manos a nuestras resultas petroleras, según el cual el venezolano es irremediablemente incapaz e irresponsable, a menos que se le someta a un interminable proceso de educación que no prevé un acto de graduación. 
Einstein decía "Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen milagros, la otra es creer que todo es un milagro". Creo en el milagro de poder convertir a nuestra Venezuela en una nación de sembradores en lugar de lo que somos, un país habitado por decepcionados receptores de malas cosechas.
Ya oigo a muchos decir: "¿y qué sabe ese Einstein de los venezolanos como para creerse tener el derecho de venir aquí a darnos consejos?", a lo que Einstein nos replicaría: "¿qué sabe el pez del agua en la que nada toda su vida?".