¿Cuánto de las resultas petroleras, 0, 20, 40, 60, 80 ó 100% deberían ser depositadas en un fondo permanente y de ese fondo cuánto, por ejemplo 3, 4 o 5%, se debe ser repartir en efectivo por igual a todos los venezolanos… excepto quizás los que se encuentran presos y a quienes se le retiene tal pago a cuenta de los gastos que ocasionan?
El cómo responderían la anterior pregunta los venezolanos, de acuerdo a su edad, sexo y nivel de educación, nos daría un aporte muy importante para comprender quiénes somos y hacia dónde queremos y podemos ir.
¿Y qué de malo puede haber con hacerle tal pregunta a los ciudadanos? ¡Nada! Por el solo respeto básico que nos merecemos, esa es una de las primeras pregunta que se nos debería hacer. No obstante a ninguno de nuestros políticos eso se les pasa siquiera por la mente, puesto que aquello podría desarmar la creencia que las resultas petroleras, por designio divino, deben ser administradas por el Estado… el cacique de turno. Hasta es posible que puedan llegar a clasificar una encuesta sobre esta materia como un acto de subversión… como una traición a la patria… como otra conspiración del imperio.
Yo de mi lado estoy convencido que en el transitar de ser un país donde los resultados de la extracción de sus recursos naturales son manejados por un Estado o un cacique, a ser un país donde estos dineros son administrados directamente por sus ciudadanos, se encuentra la única vía para lograr ser una democracia vibrante, confiada y nada dependiente de quien haya sido elegido como el cacique de turno.
Y he ahí la principal diferencia política entre los países. Hay países que funcionan independientemente de quien encarna el Estado y hay países donde la ciudadanía y las instituciones sufren de una dependencia absoluta del cacique de turno. ¿Entre cuales está Venezuela?
Sin duda Venezuela se encontraba excelentemente enrumbada a ser una de las naciones más prósperas del mundo, cuando las bonanzas petroleras se nos interpusieron en el camino. Si no solventamos el problema de cómo las riquezas petroleras afectan el balance político entre Estado y ciudadanos no hay nada que hacer hasta que el petróleo se agote, o hasta que no valga nada. Aún creyéndonos una gran cosota, no lograríamos jamás ser otra cosita que integrantes de una secta que adora y le rinde pleitesías a quien lleve puesto el manto y el plumaje del cacique.
Exijamos que así sea solo el 10% de lo que podría ser las resultas petroleras de la nación, digamos solo unos 200 dólares al año, se nos sea entregado de manera directa, en efectivo y no en gasolina regalada o en cupos de Cadivi; y tengamos la confianza plena en que sabremos manejar esos 200 dólares mejor que cualquier genio de los genios que tengamos como cacique o de asesor de cacique. Compatriotas… ¿nos atrevemos a ello o es que somos demasiado cobardes y preferimos tener a quien culpar por nuestras propias deficiencias?
¿Qué creen, Simón Bolívar, de haber sido un ciudadano de hoy, se hubiese atrevido a recibir el mismo sus 200 dólares, o hubiese preferido que el cacique se los manejase? ¡Democracia que no se atreve consultar, simplemente no es democracia!
El Universal
El cómo responderían la anterior pregunta los venezolanos, de acuerdo a su edad, sexo y nivel de educación, nos daría un aporte muy importante para comprender quiénes somos y hacia dónde queremos y podemos ir.
¿Y qué de malo puede haber con hacerle tal pregunta a los ciudadanos? ¡Nada! Por el solo respeto básico que nos merecemos, esa es una de las primeras pregunta que se nos debería hacer. No obstante a ninguno de nuestros políticos eso se les pasa siquiera por la mente, puesto que aquello podría desarmar la creencia que las resultas petroleras, por designio divino, deben ser administradas por el Estado… el cacique de turno. Hasta es posible que puedan llegar a clasificar una encuesta sobre esta materia como un acto de subversión… como una traición a la patria… como otra conspiración del imperio.
Yo de mi lado estoy convencido que en el transitar de ser un país donde los resultados de la extracción de sus recursos naturales son manejados por un Estado o un cacique, a ser un país donde estos dineros son administrados directamente por sus ciudadanos, se encuentra la única vía para lograr ser una democracia vibrante, confiada y nada dependiente de quien haya sido elegido como el cacique de turno.
Y he ahí la principal diferencia política entre los países. Hay países que funcionan independientemente de quien encarna el Estado y hay países donde la ciudadanía y las instituciones sufren de una dependencia absoluta del cacique de turno. ¿Entre cuales está Venezuela?
Sin duda Venezuela se encontraba excelentemente enrumbada a ser una de las naciones más prósperas del mundo, cuando las bonanzas petroleras se nos interpusieron en el camino. Si no solventamos el problema de cómo las riquezas petroleras afectan el balance político entre Estado y ciudadanos no hay nada que hacer hasta que el petróleo se agote, o hasta que no valga nada. Aún creyéndonos una gran cosota, no lograríamos jamás ser otra cosita que integrantes de una secta que adora y le rinde pleitesías a quien lleve puesto el manto y el plumaje del cacique.
Exijamos que así sea solo el 10% de lo que podría ser las resultas petroleras de la nación, digamos solo unos 200 dólares al año, se nos sea entregado de manera directa, en efectivo y no en gasolina regalada o en cupos de Cadivi; y tengamos la confianza plena en que sabremos manejar esos 200 dólares mejor que cualquier genio de los genios que tengamos como cacique o de asesor de cacique. Compatriotas… ¿nos atrevemos a ello o es que somos demasiado cobardes y preferimos tener a quien culpar por nuestras propias deficiencias?
¿Qué creen, Simón Bolívar, de haber sido un ciudadano de hoy, se hubiese atrevido a recibir el mismo sus 200 dólares, o hubiese preferido que el cacique se los manejase? ¡Democracia que no se atreve consultar, simplemente no es democracia!
El Universal